REFLEXIÓN VIERNES 4 DE MARZO DE 2016.
“Por lo cual Él (JESÚS) también es poderoso para salvar para siempre a los que por medio de Él se acercan a Dios, puesto que vive perpetuamente para interceder por ellos.“ Hebreos 7:25.
Todos, de una o de otra manera, buscamos tener seguridad personal, máxime hoy cuando se corren riesgos de toda índole. Muchos invierten grandes fortunas en lograr esa seguridad en su vida personal y eso de tomar precauciones para evitar los peligros, no está mal. Se paga por la seguridad antisísmica, protección contra los delincuentes, se instalan cámaras de seguridad y compramos todo tipo de seguro que nos brinde confianza física y material, etc.
Pero, que de la seguridad espiritual. ¿Cuánto invierte en ella cada persona? Esa seguridad de vida eterna solo la brinda, GRATUITAMENTE, El Dios Altísimo, por medio de nuestro Señor JESUCRISTO. “Por lo cual Él (JESÚS) también es poderoso para salvar para siempre a los que por medio de Él se acercan a Dios, puesto que vive perpetuamente para interceder por ellos. “ Hebreos 7:25.
Una expresión de confianza que debe animarnos a diario es: -Nuestro futuro que no se sabe, está seguro en las manos de Dios que todo lo sabe y todo lo puede.- Independientemente de los chaparrones que hayamos pasado ó las tormentas que tengamos que afrontar, nuestra fe en Dios puede sostenernos firmemente. El mundo entero está en sus manos y eso significa que Él te tiene a ti y a mí en sus manos.
Ninguna persona ó ningún desastre, puede arrebatarnos de las manos de nuestro Padre Celestial. Su sostén nos mantendrá para llevarnos a toda la eternidad. Es la palabra de Dios, la que nos garantiza seguridad y protección. Es ese encuentro diario en oración con Él, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que nos brinda seguridad, paz y gozo. Nuestra relación permanente con El, nos hace habitar bajo su sombra.
¿Ya te acercaste hoy a habitar seguro bajo ese manto de gloria?
ORACION
“Soberano Dios y Padre Celestial:” Tu misericordia, oh Dios, es desde la eternidad y hasta la eternidad, para los que te temen, y tu justicia para los hijos de los hijos. Siempre escuchas, SEÑOR, mi voz. En mi queja, guardas mi vida del terror del enemigo, me escondes de los planes secretos de los malhechores y del asalto de los obradores de iniquidad, que afilan su lengua como espada y lanzan palabras amargas como flecha, para herir en oculto al íntegro. Me haces habitar bajo tu sombra y me cubres con el manto de tu gloria, en el poderoso nombre de mi Señor Jesucristo.” Amén y Amén.
-FELIZ FIN DE SEMANA-
Arbey Serna Ortiz