REFLEXIÓN VIERNES 15 DE ABRIL DE 2016.
“¿Has visto hombre sabio en su propia opinión? Más esperanza hay del necio que de él.” Proverbios 26:12.
El Señor Jesucristo se acercó a las personas más despreciables de su época, a las cuales muchos, aun hoy, no se atreverían ni a mirar. Él compartía su tiempo con todo tipo de personas y no era raro verlo hablando con publicanos y prostitutas, a los cuales les extendió su perdón y todo por una simple y sencilla razón: Estas personas reconocían su propia bancarrota espiritual y reconocieron que eran pecadores y se arrepintieron con la sinceridad de su corazón. Reconocieron que sus propios esfuerzos eran vanos y que realmente necesitaban un Salvador.
Esos vanos esfuerzos nuestros, son comparables con el que se sube a una bicicleta estática. Pedalea y pedalea, suda y suda, pero a pesar de su esfuerzo, realmente ese vehículo no lo lleva a ninguna parte, sigue ahí anclado, en el mismo lugar. (Hago esta comparación, sin querer indicar que no sea importante el ejercicio físico. Es simplemente una comparación).
No sucedía igual con todos aquellos que se creían muy justos. El Señor Jesús los resistió a todos, porque no enfrentaban su pecado. No hay mayor pecado que la negativa a reconocer nuestras propias faltas. En el mundo actual no es raro encontrarse con personas que se consideran infalibles, casi perfectas. Para ellas, el imperfecto es Dios. Cuánto daño se causan este tipo de personas y más grave aún, el terrible daño que pueden causar a otros.
Haga un alto en su vida, deténgase y piense, por un instante, que Dios puede perdonarnos independientemente de lo que hayamos hecho. La condición es única: Debemos arrepentirnos con corazón sincero y volvernos a Jesús.
¿Porque no comienzas por contarle, Al Altísimo, todos tus pecados? ¿Por qué no reconoces a Jesucristo como tú único y suficiente SEÑOR y SALVADOR? Deja que, con la sinceridad de tu confesión, en tu corazón florezca el perdón y el Espíritu Santo tome y gobierne todas las áreas de tu vida.
ORACIÓN
“Soberano Dios y Padre Celestial: Hazme entender mi condición de pecador. No puedo entender mis propios errores, pero tú me libras de los que me son ocultos. Espero en ti, eres mi roca firme y mi escudo. Cíñeme con tu poder y haz perfecto mi camino, tu diestra me sustenta, tu benignidad me ha engrandecido, en el glorioso nombre de nuestro Señor Jesucristo.” Amén y Amén.
-Feliz fin de Semana-
ARBEY SERNA ORTIZ