REFLEXION VIERNES 22 DE ABRILDE 2016
"Estad
quietos, y conoced que yo soy Dios;
Seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra. EL
SEÑOR Todopoderoso está con nosotros; Nuestro refugio es el Dios de
Jacob”
Salmo 46:10.
El Dios Altísimo nos dice:
“Estad quietos y conoced que yo soy Dios.”
En otras palabras, necesitamos llegar a un punto en que estemos
dispuestos a someternos a Dios y a reconocer que Él tiene el control
soberano.
Solo
hasta cuando entendemos que realmente somos incapaces de controlar la
vida, podemos entregar nuestra voluntad a la voluntad de Dios. Nosotros
debemos hacer lo que nos corresponde, lo imposible dejémoselo a Él,
porque, de seguro, vanos serán nuestros esfuerzos para solucionar los
conflictos.
Usted
puede dar y dar vueltas en su cama en forma desesperada, pero eso no le
va a solucionar sus problemas. Lo único que logra
es irritarse y perder uno de los regalos más hermosos que Dios nos dio:
-El sueño- el cual repara nuestra fuerza física y mental.
¿Estás en medio de una prueba?;
¿Te parece que Dios está muy lejos de ti?;
¿Piensas acaso que el Señor te ha olvidado?
Independientemente de la circunstancia que estés viviendo, Él no está lejos de ti.
“EL SEÑOR Todopoderoso está con nosotros; Nuestro refugio es el Dios de Jacob”.
Tal vez te está dando esa oportunidad de confiar en ÉL y de esperar su ayuda, conforme a su santa voluntad.
De
lo que si puedes estar seguro, en cualquier momento difícil de tu vida,
es que Dios nunca abandona a los que ponen su confianza
en ÉL. Vuelve tu mirada al Dios y Padre Celestial y en el nombre de
nuestro Señor Jesucristo despójate de todas esas angustias y temores que
te agobian. Entrégale a Él todo eso que te atormenta, permítele a Él
actuar. El tendrá buen cuidado de tu vida. Esta
es su promesa y la cumple: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”.
Mateo 11:28.
ORACIÓN
“Soberano
Dios y Padre Celestial: Eres nuestro amparo y nuestra fortaleza,
nuestra ayuda segura en momentos de
angustia. Aunque se desmorone la tierra y las montañas se hundan en el
fondo del mar, no temeré, porque tu sombra me cubre y tu mano divina me
sostiene. Aunque un ejército acampe contra mí, no temeré mal alguno,
porque tú estás conmigo, porque en tu gran amor
he confiado. Altísimo Dios y Padre Celestial, tú peleas por mí todas
las batallas, te alabo y te exalto, en el glorioso y poderoso nombre de
tu amado Hijo Jesucristo, mi SEÑOR y mi SALVADOR.” Amén y Amén.
¡FELIZ FIN DE SEMANA!
ARBEY SERNA ORTIZ