REFLEXIÓN VIERNES 29 DE ABRIL DE 2016.
“Porque
desde la creación del mundo las cualidades invisibles de Dios, es
decir, su eterno poder y su naturaleza divina, se perciben claramente
a través de lo que él creó, de modo que nadie tiene excusa.”
Romanos 1:20.
Cuán difícil es encontrar hoy un lugar en el mundo en el cual no se hable de
maldad, de perversidad, de
avaricia y depravación. Parece que el ser humano está plagado de
envidia, de homicidios, disensiones, engaño y malicia.
Dice la Escritura que La humanidad no
tiene excusa alguna para hacer todo el mal que hace, porque el eterno
poder de Dios y su naturaleza divina, se perciben claramente a través de
todo lo que Él creó.
Tal
parece que los hombres nos hubiéramos vuelto enemigos de Dios.
Fácilmente nos volvemos calumniadores, insolentes, soberbios. Desleales,
insensibles y despiadados. No obstante, a pesar de todos estos pecados
que cometemos, Dios quiere revelarse a cada persona que habita esta
tierra.
“Pero
Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora
manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan.”
Hechos 17:30.
La misma
creación
da testimonio de la misericordia de Dios, de su eterno poder y su
divinidad. Él quiere revelarse a cada persona para mostrar su amor, su
santidad
y extender su gracia hacia nosotros pecadores. De este Dios
maravilloso, no solo da testimonio la misma creación, sino su Amado Hijo
Jesucristo que, siendo igual a Dios, se hizo semejante a los hombres y
en la condición de hombre, ofrendó su vida en la cruz,
para lavar con su sangre los pecados de toda la humanidad.
¿Por
qué no volvernos al Dios Altísimo que desde la eternidad,
apasionadamente, quiere compartir, con los de corazón sencillo y
sincero, toda
su bondad?
ORACIÓN
“Soberano
Dios y Padre Celestial: Si mirares mis pecados, no podría estar en tu
presencia, pero en ti hay perdón, a través
de tu amado Hijo Jesucristo, para que seas reverenciado. Mi pecado te
declaro y no encubro ninguna de mis culpas. Decido confesarte mis
errores, SEÑOR, porque tú perdonas todas mis culpas. Oro a ti y, así,
aunque esté en mil dificultades, nada malo me sucederá.
Tú eres mi refugio; me rodeas y proteges. Me enseñas y me muestras el
camino; Mi guía eres tú. Exaltado y glorificado seas Dios y Padre,
Celestial, en el poderoso nombre de Jesucristo, mi SEÑOR y mi Salvador.”
Amén y Amén.
-FELIZ FIN DE SEMANA-
ARBEY SERNA ORTIZ