ENTRA EN EL RÍO
Los escépticos le dijeron a Josué: "Si cruzamos el río Jordán, vamos a enfrentar enemigos como nunca antes. Ya conoces los reportes. Hay treinta y un reyes diferentes en la tierra donde vamos y cada uno de ellos nos quiere enfrentar. ¿Sabes cuántos reyes hemos derrotado en los últimos cuarenta años? Exactamente dos. ¿Qué está pasando por tu mente? ¿Cómo puede ser esto lo que Dios quiere?"
Josué sabía que sería difícil; de hecho, imposible. Pero él también sabía que sólo había una forma en la que Israel iría: hacia adelante. Iban a cruzar y lo harían en fe, confiando que Dios tenía sus mejores intereses en el corazón.
Todos sabemos que al final, Josué e Israel poseyeron la tierra y fueron bendecidos.
Los sacerdotes que llevaban el arca entraron en el río caudaloso y tan pronto como sumergieron sus dedos de los pies, Dios sobrenaturalmente dividió el agua. Después de eso, todo lo malo que los escépticos predijeron se convirtió en bueno para el pueblo de Dios.
Las personas llegaron a una gran ciudad fortificada ocupada por el enemigo. Cuando dieron vuelta alrededor de ella, las paredes impenetrables se desplomaron. Un puñado de reyes que Israel pensó que sería hostil, en lugar de eso, se unió a ellos y el tamaño de su ejército se duplicó.
¿Todo esto hizo super-santos a Josué e Israel? En lo absoluto. En un momento dado, Josué no obedeció a Dios, pero debido a que él se arrepintió rápidamente, el Señor usó la experiencia para fortalecerlo.
¿Estás dispuesto a entrar en el río? Dios puede estar diciendo: "Si sólo te comprometes a poner tu dedo del pie, me verás separar las olas para ti. No importa cuántos enemigos y fortalezas enfrentes, te llevaré hasta el otro lado. Yo ya he preparado mis planes para ti y voy a ver cómo llegan al cumplimiento, todo para Mi gloria".
Te exhorto: Confía en que Dios te llevará a través de tu Jordán. Deja que Él silencie la voz de todo escéptico. Su "Plan A" para ti no será derrotado. Él es fiel, ¡y Él te dará la victoria!
“Jehová dijo a Josué…como estuve con Moisés, así estaré contigo” (Josué 3:7).
GARY WILKERSON