REFLEXIÓN VIERNES 20 DE MAYO DE 2016.
“No
se preocupen por nada. Más bien, oren y pídanle a Dios todo lo que
necesiten, y sean agradecidos. Así Dios les dará su paz, esa paz que la
gente de este mundo no alcanza a comprender, pero que protege el corazón
y el entendimiento de los que ya son de Cristo.”
Filipenses 4:6-7.
No
es malo, esporádicamente, afanarse por algo. De hecho, a todos nos
sucede. Malo si es permitir
que las ansiedades, las pesadillas y las aversiones dominen nuestra
voluntad, pues roban nuestra tranquilidad. Dios anhela que nos volvamos a
Él de todo corazón, para brindarnos esa paz que solo Él puede dar, no a
través de un papel, sino que es incrustada
por Él en nuestra mente y en nuestro corazón, sin que aún nosotros lo
alcancemos a entender.
Dios nos hizo para la sobriedad, la mesura, el equilibrio y la armonía y no para las obsesiones,
las pasiones, los arrebatos y los delirios ó fanatismos. ¿Cómo despojarnos de tantas manías y obsesiones?
Solo un remedio hay: Entregar el control de nuestro corazón y de nuestros pensamientos al Hijo de Dios.
Solo Jesucristo puede darnos esa estabilidad, ese equilibrio y esa
moderación ideal. Cuando le permitimos entrar en nuestro corazón, Él
transforma nuestro modo de pensar y encamina a buenos prados nuestros
pies. Sometámonos a su divina voluntad, Él quiere
ser nuestro mejor amigo.
Nos
preocupamos más de la cuenta y se nos olvida que el que nos cuida es el Altísimo y que, si Él nos cuida, no hay nada que temer.
“No
se preocupen
por nada. Más bien, oren y pídanle a Dios todo lo que necesiten, y sean
agradecidos. Así Dios les dará su paz, esa paz que la gente de este
mundo no alcanza a comprender, pero que protege el corazón y el
entendimiento de los que ya son de Cristo.”
Filipenses 4:6-7.
¿Ya eres de Cristo?
¿Quién está gobernando tu mente y tu corazón?
¿Qué circunstancia está hoy robando tu tranquilidad?
¿Será mayor esa dificultad que te atormenta que el poder de Dios?
No podemos prescindir de encontrar problemas en nuestra vida. Siempre,
de una u otra índole, los tendremos, pero podemos estar seguros que en
las manos de Dios los superaremos. “No se preocupen por nada.
Más bien, oren y pídanle a Dios todo lo que necesiten, y sean agradecidos.” Frente al problema, la solución realmente se encuentra
en Dios quien es Soberano y capaz de hacer lo inimaginable.
ORACIÓN
“Soberano Dios y Padre Celestial:
Tú
guardas en completa paz a todo aquel cuyo pensamiento en ti persevera.
Cuando en ti confío, nada tengo que temer, porque eres
la garantía de que, al final, todo saldrá bien. Tomas mis
circunstancias por difíciles que sean y con tus manos divinas haces
cosas maravillosas. Eres fiel todo el tiempo; tu Soberanía, tu poder y
tu gloria, son por siempre y para siempre. Tú me proteges,
me pones a salvo de todos los peligros que enfrento, me cuidas ahora y
por siempre por dondequiera que vaya, tú peleas todas mis batallas, en
el nombre glorioso de mi SEÑOR JESUCRISTO.” Amén y Amén.
-FELIZ FIN DE SEMANA-
ARBEY SERNA ORTIZ