¿ESTAMOS CANTANDO MAS FUERTE?
Al orar: "Señor, aumenta nuestra fe", te pido que permitas que Dios encienda una llama en tu corazón. Abraham, nuestro modelo de fe, fue a rescatar a las personas que habían sido capturadas por un enemigo implacable (Ver Génesis 14:11-16). El texto nos habla de "conquistadores despiadados que tomaron todo para sí mismos". Pero uno de los sobrevivientes, una víctima, cayó a los pies de Abraham y lo obligó a tomar una decisión.
No importa donde te encuentres, aquellos que sufren están llamando a la puerta de la iglesia. Hay una iglesia moderna que ha optado por cerrar los ojos ante el sufrimiento que la rodea. Esta indiferencia es una afrenta a la naturaleza misma de Dios. Esta Iglesia está obsesionada con sus propias bendiciones, sus necesidades, su adoración, sus servicios, su teología y su experiencia con Dios, y tiene una fuerte tendencia a permanecer "entre los nuestros, entre los cristianos."
En uno de sus libros, Dietrich Bonhoeffer, pastor y teólogo alemán, contó esta historia que me conmocionó profundamente, porque es una imagen fiel de la Iglesia moderna. Bonhoeffer era pastor durante la Segunda Guerra Mundial, cuando el holocausto nazi cobró la vida de seis millones de judios. La historia demuestra que la mayoría de los pastores y sacerdotes alemanes toleraron o trataron de ignorar la locura nazi y el racismo asesino que finalmente condujo al genocidio. La Iglesia finalmente despertó cuando ya era demasiado tarde. El pastor Bonhoeffer, que manifestó su oposición al régimen del Tercer Reich, fue echado a la cárcel, y finalmente fue ejecutado por su valor y convicciones.
Bonhoeffer escribió acerca de una conversación que tuvo con otro pastor poco antes de ser detenido.El pastor le confesó: "Fue horrible. Nuestra iglesia está justo al lado de las vías del ferrocarril, donde podemos oír pasar los trenes llevando judios hacia los campos de concentración. Al principio era raro, pero ahora pasan varias veces al día. Un domingo, hace varias semanas, algo terriblemente embarazoso sucedió. Estábamos justo en medio de nuestro servicio y el ruido de los trenes era ensordecedor. Entonces, justo cuando estábamos cantando canciones de adoración, oímos gente gritando: '¡Ayúdennos! ¡Ayúdennos!'".
Bonhoeffer, horrorizado, le preguntó: "Bueno, ¿qué hiciste?" El pastor respondió: "Por un momento no estaba seguro sobre qué hacer, pero luego le dije a la congregación de la iglesia: '¡Hermanos y hermanas, cantemos más fuerte! ' ".
¿Estamos también nosotros "cantando más fuerte" de manera que no vamos a escuchar los gritos de auxilio tan cercanos a nosotros?
pr. Claude Houde