Un Corazón Libre De Engreimiento
Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener. Romanos 12:3ª
¿Condenan las Escrituras el orgullo? Sólo cuando está fuera de equilibrio con una evaluación de nosotros mismos realista y con los pies plantados sobre la tierra. El apóstol Pablo nos dice que nos veamos a nosotros mismos y el éxito de nuestras vidas a la luz de la “medida de la fe” que Dios nos ha concedido. ¿Cuál es su “medida de fe”? De acuerdo a Pablo, son los dones espirituales que Dios le ha dado, y todos tienen un solo propósito: edificar cuerpo de Cristo, la iglesia de Jesucristo.
Cuando se trata de medir nuestros logros y realizaciones, puede haber ocasiones cuando nos vemos tentados a sentirnos muy bien en cuanto a nosotros mismos. Podemos por un momento pensar que tenemos un valor especial para la iglesia de Jesucristo; ¡y cada uno de nosotros es, en verdad, valioso!
Pero el apóstol Pablo nos recuerda repetidas veces que si nos jactamos de alguna cosa, debe ser en el Señor y en lo que Él ha hecho en nuestras vidas. Eso incluye los talentos que Dios le ha dado, su desempeño y sus buenas obras. El orgullo no tiene lugar en la vida del cristiano. Con un corazón humilde, reconozca los dones que Dios le ha dado, y deje a un lado toda tentación hacia el engreimiento u orgullo.
DAVID JEREMIAH |