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1.- La falta de atención a la sana doctrina es falta de atención al evangelio. El evangelio es doctrina. Es una proclamación de Dios, de nuestro pecado, de la salvación de Cristo, de la muerte vicaria y resurrección, y de la necesidad humana de arrepentirse del pecado y confiar en Cristo.
2.- La falta de atención al evangelio significa perder el evangelio. Pedro dice que Satanás anda como león rugiente, buscando a quien devorar (1 P. 5:8). Pablo dice que Satanás lleva a la gente cautiva a hacer su voluntad para que se enseñe doctrina falsa que corrompa el evangelio (2 Ti. 2:24-26). Pablo también dice que al igual que Satanás engañó a Eva, él se esfuerza para engañarnos, para que podamos creer mentiras acerca de Dios (2 Co. 11:3). Por tanto, el evangelio solo se conservará por la proclamación y defensa vigilante, no por la falta de atención perezosa.
3.- Una iglesia que pierde el evangelio ya no es una iglesia. Si una iglesia pierde el evangelio, dejará de proclamar el único mensaje que puede reconciliar a los pecadores culpables con Dios. Así que los pecadores no se convertirán a Dios con fe. Solo pensarán que la tienen. Y la iglesia se llenará de cristianos nominales autoengañados que blasfeman el nombre de Dios, que dicen ser su pueblo mientras viven como el mundo (Ro. 2:24). Cuando esto sucede, la iglesia está muerta. Ya no es una iglesia. Es una falsa iglesia, una iglesia que transmite mentiras acerca de Dios y del evangelio, como una cadena de radio militar que ha sido tomada por el enemigo.
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