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General: ¿EL VIVE?
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: Néstor Barbarito  (Mensaje original) Enviado: 19/09/2016 21:55

ADVERTENCIA: Este escrito no pretende ser un relato. Sólo es una fantasía de un soñador enamorado de Cristo.

¿ÉL VIVE?

Me dijeron que Él había muerto, y mi corazón se encogió dentro del pecho.

Quise llorar y no hallé lágrimas. Quise rezar, pero ¿a quién clamaría? Mi grito y mi oración quizás fueran inútiles.

¿Habría entregado mi vida a una quimera? La sensación de fracaso y frustración cabalgó a la par de mi dolor.

Entonces decidí que el único que podría develar aquello era Él mismo. Vivo o muerto.

Pregunté y anduve. Muchos me dijeron —No vale la pena que sigas buscando, Él está muerto, lo sabemos—. Otros arriesgaron —Dicen que lo vieron. Quizás…

Anduve y pregunté. Por fin alguien me indicó, no sé si con pena o con sorna —He visto su tumba. La vas a encontrar por ahí”

Entre los olivos, los pájaros entonaban dulces gorjeos. Me pregunté si era posible que ellos cantaran su alegría de vivir, mientras mi Amigo se pudría en una cueva. Mis más entrañables esperanzas estallaban en amargos desencantos dentro de mi corazón.

Las sienes me latieron con violencia y mis piernas se negaron a avanzar. Sin embargo me dije: ahora o nunca. Éste es el día. Éste el momento en que sabré de verdad si valía la pena, o si he regalado graciosamente mi vida a una ilusión.

Cuando por fin encontré el lugar, la roca de la entrada estaba corrida a medias. Mis piernas se aflojaron del todo, y caí de rodillas. Mi pensamiento se nubló, y mi cabeza me dolía horriblemente. Con cada latido en mis sienes parecía que iba a estallar en pedazos.

Durante un rato, todo fue oscuro. Pensé que el sol había cegado mis ojos. Doblé el cuerpo hasta que mi frente apoyó sobre la tierra suave y arenosa, y así permanecí largo tiempo, con los ojos cerrados, intentando juntar coraje para enfrentar la verdad. Una verdad que quizás echaría por la borda mi fe, mi esperanza, mi vida toda.

Por fin alcé la cabeza y con esfuerzo logré abrir los ojos. La boca de la gruta era sólo una mancha negra. Desesperanzadamente pronuncié su nombre en voz muy baja. El dulce nombre de mi Amigo.

De pronto una blanca figura se alzó junto a mí. Me pregunté si haría mucho que estaba a mi lado. Tendiéndome una mano me ayudó a ponerme en pie.

Me dirigió una dulce mirada y dijo —“No busques entre los muertos al que vive”.

Un rayo de sol iluminó un instante el interior y vi que la gruta estaba vacía. Me di vuelta para interrogarlo, pero ya no estaba allí.

Entré en la cueva y permanecí largo rato respirando el aire que Él habría respirado al despertar. Aspiré un dulce aroma. Pensé que quizás fuera de las esencias que habían acariciado su cuerpo. O quizás de su cuerpo mismo.

Después, lentamente salí de allí y me senté sobre una roca. Mis ojos pudieron llorar y mis labios rezar al fin.

Supe que mi vida no se había perdido; que silencio no es muerte; que creer es aceptar el silencio de Dios, la desnudez de la cruz. Que había sido necesario caminar a tientas hacia la oscuridad deslumbrante, cegadora del misterio.

Desde entonces lo espero confiado. Ahora sé que vive; sé que vendrá por mí.



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De: hectorspaccarotella Enviado: 20/09/2016 13:53
1Corintios 15:13 al 19  Si no hay resurrección, entonces ni siquiera Cristo ha resucitado. Y si Cristo no ha resucitado, nuestra predicación no sirve para nada, como tampoco la fe de ustedes. 
Aún más, resultaríamos falsos testigos de Dios por haber testificado que Dios resucitó a Cristo, lo cual no habría sucedido, si en verdad los muertos no resucitan. Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo ha resucitado. Y si Cristo no ha resucitado, la fe de ustedes es ilusoria y todavía están en sus pecados. 
En este caso, también están perdidos los que murieron en Cristo. 
Si la esperanza que tenemos en Cristo fuera sólo para esta vida, seríamos los más desdichados de todos los mortales. 

Soñemos tu sueño, querido amigo. Vivamos tu utopía. 

HÉCTOR


 
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