Desinfección Espiritual
. . . sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir . . . . 1 Pedro 1:15
Cuando niños, nuestras madres siempre nos recordaban que nos laváramos las manos. Pero las ventas de los desinfectantes han subido hasta las nubes desde que se introdujeron al público en la década de los noventa. Un estudio reciente mostró que los desinfectantes que contienen etanol son más efectivos para eliminar el rinovirus (un virus del resfrío) que lavarse las manos con agua y jabón. Y los desinfectantes que contienen tanto etanol como ácidos orgánicos significativamente reducen la recuperación de los virus de las manos hasta cuatro horas después de su aplicación.
¿No sería lindo tener un desinfectante espiritual que pudiera eliminar nuestra capacidad de pecar por varias horas a la vez? El término teológico santificación describe el proceso de llegar a ser más santo, más limpio. La santificación es un proceso continuo, viviendo cada día en asombro y recordando el sacrificio de la sangre de Cristo en la cruz. El rey Ezequías condujo a la nación de Israel al arrepentimiento y de regreso a la santificación (2 Crónicas 29). Limpió el lugar de adoración en Israel, el templo, y la nación fue renovada espiritualmente.
Hoy no tenemos un solo lugar designado para la adoración. La adoración la representa nuestra santidad personal delante de Dios. Y cuando Dios da avivamiento, Él empieza limpiando la basura. Así que, dedíquese a la limpieza, es decir, a la desinfección espiritual.
pr. David Jeremiah |