¡Oh pardos tonos de tu mansedumbre,
árboles pardos en la tarde parda,
echando al alma quieta las vislumbres
de un sacro umbral de oro y esmeralda!
¡Sombra de Dios; color de lo que tarda,
qué familia convocas con tu lumbre
que en torno a tu pesebre se levantan
árboles como lentas certidumbres!
Sombra de Dios, color de lo que pesa
Como un pueblo de oro se despierta
de una cítara, siento tu pobreza
Sobre los bueyes pardos, sobre el día,
tan bella, que allí quiero quedar muerta,
pues tu sombra es, mi Dios, ya la Alegría.
Fina García Marruz
(La Habana, Cuba, 1923), extraído del libro Carne del Cielo (Versos de Navidad). Editado en la Antología de poetas iberoamericanos de hoy, por Alfredo Pérez Alencart y Luis Cruz-Villalobos.