AVIVA EL DON DE DIOS
Pablo le dijo a Timoteo: “Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos.” (2 Timoteo 1:6).
Mi palabra hoy para ti es la misma: Aviva el don de Dios. Cuando Dios puso su mano sobre tí, puso algo de su vida dentro de ti: la habilidad de hacer lo sobrenatural.
Entonces, ¿Cómo avivar el don de Dios? Comienza diciendo: “¡Señor, lo quiero! Quiero que mi vida sea lo que tú has llamado a ser. No quiero simplemente pasar desapercibido en esta sociedad y al final no hacer ninguna diferencia. Quiero el poder para sobresalir como un seguidor de Jesucristo”.
Esa ha sido mi oración en el transcurso de toda mi vida cristiana: “Señor, avívame. Llévame a otro lugar: no dejes que me estanque. No me dejes vivir de la gracia y las victorias de ayer. Hoy es un nuevo día; me voy a encontrar con gente nueva. Mueve mi corazón a compasión. Que mis ojos vean a la gente de la forma en que los ves tú, no dejes que tenga miedo de sus rostros. Tú estás vivo dentro de mí; me diste tu Espíritu Santo y me dejaste en la tierra con un propósito, asi que ¡ayúdame a encontrar la razón por la que estoy vivo en esta generación!”
Recuerda, la única cosa que detiene al verdadero hijo de Dios es la incredulidad. Así debemos pedirle a Dios la gracia de honrarle y hacer pleno uso de todo lo que él nos ha dado. Así es como las almas serán tocadas, ¡al ver la realidad de Jesucristo viviendo en nosotros!
Carter Conlon