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General: ¿LOS SUEÑOS TAMBIÉN CUENTAN?
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Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: Néstor Barbarito  (Mensaje original) Enviado: 17/03/2017 15:10
        
  
  Ayer el sacerdote en la homilía, dijo una frase que me dejó pensando. Y la pensé… y la pensé…  Y “me hace ruido”.  No me cierra.
 
Dijo el Padre: «Dios nos ha soñado tal como somos». Pero yo pienso que en realidad Dios nos ama, sí, tal como somos. De eso estoy seguro. Pero creo que soñarnos, nos soñó tal  como seremos luego, en la gloria. Ese fue su objetivo al crearnos.
Él sabía, claro, que íbamos a ser como somos en cada momento de nuestra vida, y así nos amó desde un principio, pero su sueño no termina allí. Va mucho más lejos y más alto.
 
¿Qué padre o qué madre no sueña a sus hijos felices y plenos; nobles y sabios, buenos, generosos, leales y magnánimos? Y si nosotros tenemos sueños para cada uno de nuestros hijos, y esos sueños casi siempre se proyectan y superan largamente sus respectivas realidades actuales, particularmente en lo que se refiere a su felicidad, a su realización humana y a su crecimiento espiritual, cómo no pensar que el sueño de Dios, nuestro Padre, ha de trascender los límites de esta precariedad actual. Límites impuestos por una parte por la cultura de nuestra época y el medio ambiente que nos toca afrontar, y por otra, por nuestras propias debilidades y pecados. Condicionamientos que nos llegan de afuera y miserias que nos vienen de adentro.
 
¿Y qué serán sino, mis propios sueños de santidad, de trascendencia y de gloria, a pesar de que conozco muy bien mis enormes falencias y pobreza? ¿No serán acaso los  sueños heredados de mi Padre; las huellas de los dedos del Alfarero que me modeló?  Tan sólo por una semilla llegada de afuera podría, en el pantano corrompido, brotar una planta que aspire a dar una flor hermosa y perfumada, aunque sea humilde y simple como una violeta. ¿No será su Espíritu, quizás, quien me está animando a tales sueños? Tengo que decir, claro, que en el caso de Dios, los sueños no son sólo sueños, sino propósitos a futuro, porque en ese futuro sus sueños inexorablemente se cumplirán.
 
Acostumbro a hacer un rato de meditación al levantarme, y por lo general me apoyo para ello en la Sagrada Escritura. Esta mañana leía en el evangelio de Marcos: «Verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes con gran poder y majestad, y enviará a sus ángeles que juntarán a sus elegidos de los cuatro vientos, de uno a otro confín de la tierra» (Mc 13,26). 
Entonces, con los ojos del corazón, lo vi venir con gloria, a buscarme a mí y a los míos, y supe que al fin acababan todas las angustias y los sobresaltos, las preocupaciones y luchas. No sólo por la supervivencia, sino también la que libro día a día por acercarme al ideal que Dios me mostró en Cristo, y el mismo Cristo me legó en el Evangelio. Esa lucha lleva ya, con mucho, la mayor parte de mi existencia con éxitos por demás mediocres, pero confío en que al final mi Padre se habrá de “salir con la suya”.
 
Cuando arribe al trono glorioso en el  que Jesús reina con el Padre, y quiere compartir con nosotros, comenzará la Vida verdadera. Esa que ahora sólo vislumbro en forma de un hermosísimo sueño que engendraron en mí las promesas esperanzadoras de Jesús. Pero tengo la certeza de que la realidad futura superará, absolutamente, todos mis sueños.
 
Si tal como creo, hay un sueño de Dios para mí, cuando éste se concrete en la eternidad; cuando, ya en la Casa del Padre, sea integrado definitivamente como miembro del Cuerpo de Cristo  a compartir la vida de Dios y su propia esencia, talvez sea en verdad mi vida terrena la que  quede registrada en la memoria como un sueño que quizás me sirva como parámetro que me permita evaluar la dimensión de la felicidad alcanzada en Dios. Y así cumpliré para siempre lo que el Padre soñó, imaginó, planeó para mí y para los que amo: vos y cada uno de mis hermanos. También los que hoy no conozco.
 
Acaso pueda parecerte que todo esto sólo es un dislate de mi imaginación afiebrada. Si así fuera, no tendría nada que reprocharte. Más aún, te comprendería. Pero dejarla hoy volar sin frenos por esos cielos, es muy bueno para ensanchar mi corazón —¡y quiera Dios que también el tuyo!— y avivar la llama de la esperanza en el Señor, nuestro salvador.
 
Quizás después de todo, no sea demasiada ventaja  tratar de ser siempre tan terrenalmente lógicos y apegados a las “sensatas razones” que aporta la inteligencia. Ya sabemos que, como decía Pascal, “el corazón tiene razones que la razón no entiende”. Y eso, estoy seguro, es porque allí es a donde nos habla “en directo” el Espíritu Santo. Por eso tal vez sea bueno dejar cada tanto volar la imaginación que Dios nos regaló, y soñar despiertos persiguiendo la esperanza que Jesús sembró en nuestros oídos y en nuestros corazones.
 
 Por mi parte, yo creo que el primer soñador es Dios, y Él transforma en realidad las maravillas de sus sueños. De ello nos habla el universo, y también la vida de tantos hombres y mujeres que alcanzan la santidad, cada cual a su modo y según el Espíritu los impulsa. Cada uno de ellos nos anima a apuntar siempre hacia arriba, a soñar siempre todo lo noble, todo lo bueno, todo lo bello. Porque Él es infinitamente más que nuestros cálculos, nuestros pensamientos, imaginación y sueños, y está dispuesto a brindarnos todo eso y más. ¡Mucho más!   

 



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Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: hectorspaccarotella Enviado: 17/03/2017 18:47
Totalmente de acuerdo, querido amigo. Precioso leerte, como siempre. 
Fuerte abrazo sureño.

HÉCTOR

Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: Dios es mi paz Enviado: 19/03/2017 23:43

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Claro que sí hermano!! El creador de los sueños, El lo ha hecho realidad, ha creado todo lo que existe. 
Nos ha dado forma, nos ha dado vida y nos ha rodeado de vida, animales, plantas, y todo lo 
necesario para ser felices, y luego cuando le fallamos hasta nos ha enviado al Salvador. 
Y allí nos envió el mas grande sueño librándonos de la muerte eterna, y ese sueño se tranformó 
en Esperanza en gloria!  Excelente su mensaje Néstor, muchas gracias y cariños a Luisa!
 


 
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