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De: hectorspaccarotella  (Mensaje original) Enviado: 01/05/2017 19:04

Gaby era una nena que no la pasó bien en su infancia y en su adolescencia. Su familia estaba bastante lejos de definirse como un núcleo saludable donde crecer con seguridad, estabilidad y contención. Ella miraba a otras familias donde podía ver reflejado lo que en su vida escaseaba. Subía a un colectivo y observaba otros hogares, imaginando que allí habría familias diferentes a la suya. Y le pedía a Dios la posibilidad de construir el día de mañana eso que no encontró en su familia de origen. La pasó muy mal. Tuvo que crecer de golpe; asumir responsabilidades antes de lo aconsejable para un desarrollo saludable.

Hoy domingo por la mañana me emocionaba al escuchar el testimonio de Gabriela (aquella nena que creció entre el dolor y la esperanza de algún día construir su propia familia). En el último tiempo pasó por una experiencia de dolores tremendos en su espalda, que le impedían realizar movimientos básicos de la vida cotidiana. Finalmente, luego de mil tratamientos y peripecias, concluyó en una operación donde le colocaron una prótesis en la columna vertebral. Hoy está mucho mejor. 
Y allí estaba Gabriela, de pie, conmovida, contando su experiencia en la congregación “Vida para Todos”, aquí en Tandil. Mientras relataba su testimonio, rebosaba de agradecimiento:

  • A Dios quien trabajó con su vida en esta experiencia de dolor
  • A su esposo Guillermo, quien estuvo siempre allí, dispuesto a cuidarla para demostrar que el amor se trata de esto, de estar para el otro cuando me necesita
  • Al resto de su familia
  • A los amigos y a la familia que representa para ella la iglesia.

Y allí estaba Gabriela, de pie, saboreando la contestación de sus oraciones: la hermosa familia que construyeron con Guille y todo ese ejército de gente que es parte también de otra familia que Dios le obsequió.

Gabriela y Guillermo son dos amigos que Dios nos regaló aquí en Tandil. Dedican su vida a pastorear a una cantidad cada vez más importante de adolescentes y jóvenes. Están comprometidos con Dios y con la misión de cuidar a estos chicos (nuestros dos hijos han sido alcanzados por su influencia). Quizá hasta esta experiencia sea un aviso de que haya que regular un poco el esfuerzo. Es gente con quien puedes descostillarte de la risa y también construir un diálogo profundo y comprometido.

La veo allí a Gabriela, de pie y celebro la obra de Dios. Esta mujer veía el cumplimiento del sueño que tuvo aquella niña. Ahora bien, decisiones tomadas por ella a lo largo de su vida, facilitaron el cumplimiento de lo que siempre anheló. Gabriela y Guillermo no estuvieron solos, además porque la siembra que hicieron durante tantos años en otras vidas, hoy los convierte en personas queribles y con tanta gente dispuesta a acompañarlos. 
Ella podría haber elegido muchos malos caminos en medio de tanta vulnerabilidad. 
Pero soñó con algo distinto.
Pidió a Dios por algo distinto.
Trabajó y trabaja cada día por algo distinto.

¡Quizá estés tan pero tan lejos de aquello que anhelas! 
Le pido a Dios que la experiencia de Gabriela pueda inspirarte a no bajar los brazos.
Sueña con algo distinto, pide sin cesar a Dios por algo distinto, trabaja cada día por algo distinto.

GUSTAVO BEDROSSIAN



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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: Atlacath Enviado: 02/05/2017 03:53
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