¿Emociones permitidas o reprimidas?
“Alégrense con los que están alegres, lloren con los que lloran” (Romanos 12:15)
¿Es tu familia un lugar donde todos tienen la oportunidad de expresar sus emociones? ¿O todos se rigen bajo el silencio?
Es importante que puedas desarrollar dentro de tu familia la confianza y el espacio para que las emociones sean permitidas y expresadas.
Al darles la oportunidad a las personas que te rodean de expresarse y de comunicar sus sentimientos les estás brindando la posibilidad de conocer su corazón, conocer lo que les están pasando y, lo más importante, estarás colaborando a que puedan fluir relaciones de confianza dentro de tu núcleo familiar.
Generar libertad para expresar y aceptar las emociones rompe con el silencio y hace de tu familia un lugar seguro para los que la integran.
Expresar los sentimientos muchas veces no es sencillo. Es importante entender que cada persona tiene sus tiempos y sus formas. Para esto la base tiene que ser el respeto, el respeto con el que todos se tienen que expresar y el respeto con el que todos se tienen que escuchar.
Cuando estudiamos la vida de Jesús muchas veces observamos que él expresaba como se sentía en diferentes situaciones. Una de ellas es en Getsemaní donde él comparte con sus discípulos lo triste y angustiado que se sentía con estas palabras: “Es tal la angustia que me invade que me siento morir…” (Mateo 26:38). Jesús no se guardó estos sentimientos sino que los compartió con sus colaboradores más cercanos.
Por último, invertir tiempo para que tu familia no reprima sus emociones abre la puerta para que los afectos puedan ser demostrados, dados y recibidos con libertad.
Oración
“Señor ayúdanos a generar dentro de nuestras familias un espacio sano donde poder expresar nuestras emociones con libertad”
Carol Saracco