“Tú vienes contra mí con espada, lanza y jabalina, pero yo vengo a ti en el nombre del Señor Todopoderoso, el Dios de los ejércitos de Israel, a quien has desafiado. Hoy mismo el Señor te entregará en mis manos; y yo te derribaré y te cortaré la cabeza.” 1 Samuel 17:45-46.
El temor es una de nuestras grandes batallas. Cuando vienen los problemas, aun siendo pequeños, los vemos gigantes e insalvables. Nos concentramos en las circunstancias que están en contra nuestra, los pensamientos se vuelven confusos, nos tiemblan las rodillas y hasta se nos olvida como orar. ¿Has experimentado una situación semejante?
Hay dos formas de enfrentar los problemas: A tu manera ó a la manera de Dios. ¿Qué batalla estás librando? ¿Cuántos gigantes estás enfrentando? ¿Estás tratando de hacer las cosas a tu manera? Cuando enfrentamos nuestros problemas confiando en nuestra propia astucia y sagacidad, estamos condenados al fracaso. Solo no podré vencer las adversidades, pero con Dios de mi lado, garantizaré mi victoria.
Goliat era un Gigante imponente, cuyo nombre significa: El que esclaviza ó desnuda venía, como dicen algunos, armado hasta los dientes. las películas de acción: -Armado hasta los dientes.- En cambio David era solo un joven pastor de ovejas. Pero entre ambos hombres había una enorme diferencia: Goliat tenía sus ojos puestos en su contrincante, confiando en su imponente presencia, su fuerza y capacidad para vencerlo. David, por su parte, tenía sus ojos fijos en Dios y su confianza en El Todopoderoso.
En esta contienda tan desigual ¿Quién se atrevería a apostar a favor de David? Afortunadamente él no requería voces de ánimo para apoyarlo, él solamente necesitaba a Dios, a nadie más. En su corazón no había temor, su confianza estaba en su SEÑOR.
David venció al Gigante Goliat, en el nombre del Señor Todopoderoso, el Dios de los ejércitos de Israel y, esta condición para enfrentar nuestras adversidades, no ha cambiado. Nosotros, hoy, debemos enfrentar todas las batallas diarias: Problemas económicos, problemas laborales, problemas sentimentales, conyugales, problemas de salud etc., con la sabiduría y la dirección del Dios Padre, del Dios Hijo y del Dios Espíritu Santo. Nuestras batallas son del SEÑOR, vamos en su nombre.
ORACION
“Soberano Dios y Padre Celestial:” Cuando hago las cosas a tu manera, tu honras mi obediencia. Solo me pides confianza en ti y que vaya delante de tu presencia en integridad y fe. Me das fuerzas para vencer a los gigantes que a diario debo enfrentar, tuyas son mis batallas. Yo reconozco que todo lo puedes y que no hay pensamiento que se esconda de ti. Eres mi guardador, mi sombra a mi mano derecha y en el precioso nombre de nuestro Señor Jesucristo, camino confiado, me glorío en mi debilidad, para que repose, en mí, tu poder, oh Cristo. ” Amén y Amén.
-FELIZ FIN DE SEMANA-
ARBEY SERNA ORTIZ