Integridad
“Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey,
ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le
obligase a contaminarse”.
Daniel 1.8
Dice que propuso y no que sintió no contaminarse, hoy más que nunca necesitamos ser firmes y fuertes en aquellas cosas que como cristianos debemos proponernos.
Toda la presión social y cultural apunta a que te manejes por sentimientos, pero los hijos de Dios debemos manejarnos por obediencia, como enseña la Biblia.
Necesitamos proponernos el no contaminarnos ya que la mayoría de las cosas, en esta sociedad, están contaminadas y, además, esa contaminación se presenta como atractiva, indispensable y positiva.
En tu familia, en tu trabajo, en tu profesión y en tu negocio, esta será una de las claves para honrar y adorar verdaderamente a Dios y extender su Reino en este tiempo.
También servirá para que te preserves espiritual, mental, física y familiarmente, para un futuro bendecido por el Señor, y poder transmitir un testimonio ejemplar para los demás.
No te olvides que la integridad queda comprometida y afectada, aun con un mínimo desliz en tu forma de actuar y comportarte.
Sé íntegro de forma integral no solo en los grandes temas, sino incluso en los pequeños detalles.
Desarrollá tu propio plan de alimentación, como lo hizo Daniel, e insistí en alimentarte con él.
Este plan debe contener alimentos que tengan los nutrientes con los que el Señor quiere que vos te alimentes: santidad, oración, lectura de la Biblia, congregarte y servicio.
Así como en lo físico una persona bien alimentada está saludable y puede desarrollar una vida plena, lo mismo sucede en lo espiritual y determinará la calidad de vida con la que vivas.
Yo bendigo tu vida para que en este tiempo alejes todo tipo de contaminación y puedas preservarte para la honra de Dios, para tu propia bendición, y para testimonio a los demás.
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