El salmista David nos recuerda la grandeza de Dios incluso en medio de inundaciones abrumadoras. Nuestras inundaciones presentes pueden haber levantado mucho sus voces, pero Dios gobierna sobre toda la naturaleza. Sólo él tiene el control.
David expresa las súplicas de aquellos que se ven sobrecogidos por inundaciones en su alma: “Sálvame, oh Dios, porque las aguas han entrado hasta el alma. Estoy hundido en cieno profundo, donde no puedo hacer pie; he venido a abismos de aguas, y la corriente me ha anegado. Cansado estoy de llamar; mi garganta se ha enronquecido; han desfallecido mis ojos esperando a mi Dios" (Salmos 69:1-3).
Sin embargo, David también nos ha dado nuestra respuesta en medio de toda gran inundación: “Jehová en las alturas es más poderoso que el estruendo de las muchas aguas, más que las recias ondas del mar” (93:4).
En este momento, las inundaciones se están levantando para muchos creyentes: aflicciones, pruebas, problemas graves, preocupación por los acontecimientos mundiales. Pero Dios ha declarado esta promesa: “Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti” (Isaías 43:2).
“Misericordioso y clemente es Jehová; lento para la ira, y grande en misericordia… Porque como la altura de los cielos sobre la tierra, engrandeció su misericordia sobre los que le temen… Mas la misericordia de Jehová es desde la eternidad y hasta la eternidad sobre los que le temen, y su justicia sobre los hijos de los hijos” (Salmos 103:8,11,17).
“Porque más grande que los cielos es tu misericordia… Y sobre toda la tierra sea enaltecida tu gloria” (108:4-5).
“Pero yo estoy como olivo verde en la casa de Dios; en la misericordia de Dios confío eternamente y para siempre” (52:8).
¡Permite que la Palabra de Dios te ilumine y te fortalezca en todo lo que haces!
DAVID WILKERSON