MATEO CAP. 26
Mateo cap. 26: v 1 al v 5
Cuando Jesús terminó estos discursos, dijo a sus discípulos: Ustedes saben que la Pascua cae dentro de dos días, y el Hijo del Hombre será entregado para que lo crucifiquen.
Por entonces, los jefes de los sacerdotes y las autoridades judías se reunieron en el palacio del sumo sacerdote, que se llamaba Caifás, y se pusieron de acuerdo para detener con astucia a Jesús y darle muerte. Pero se decían: Durante la fiesta no, para que el pueblo no se alborote.
ENSAYO:
Aquí se nos está mostrando de una manera que va de acuerdo a lo que estamos discerniendo, qué debemos estar conscientes, de que, debemos permitir sea crucificada nuestra condición tradicionalmente materialista.
Pero no faltará que quién esté haciendo la voluntad de hombre en las cosas de Dios nos quiera eliminar para que no enseñemos a guardar la voluntad de Dios siendo fiel a Jesús y a su enseñanza.
Mateo cap. 26: v 6 al v 16
Jesús se encontraba en Betania, sentado a la mesa, en casa de Simón el Leproso. Se le acercó una mujer con un frasco como de mármol lleno de un perfume muy caro, y se lo derramó en la cabeza. Al ver esto, los discípulos se enojaron y dijeron: ¿Con que fin tanto derroche? Este perfume se habría podido vender muy caro para ayudar a los pobres.
Jesús se dio cuenta y les dijo: ¿Por qué molestan a esta mujer? Lo que hizo conmigo es realmente una buena obra. Porque siempre tienen pobres con ustedes, pero a mi no me tendrán siempre. Y ella, al derramar este perfume sobre mi cuerpo, lo ha hecho como un preparado para mi entierro. En verdad les digo que dondequiera que se proclame la Buena Nueva, en todo el mundo, se dirá también en su honor lo que acaba de hacer.
Entonces uno de los Doce, que se llamaba Judas Iscariote, fue donde los jefes de los sacerdotes y les dijo: ¿Cuánto me darán para que se los entregue? Ellos le aseguraron treinta monedas de plata y, desde ese instante, comenzaron a buscar una ocasión para entregárselo.
ENSAYO:
Observamos que ese derroche de perfume que la mujer hizo sobre la cabeza de Jesús, fue la demostración de amor, fraterna y filial del reconocimiento humano en su conversión espiritual del amor que Dios manifiesta en todos sus hijos, transformando todo pecado en una bendición amorosa para fortalecernos en la hora de la prueba, en la que deberemos echar fuera a ese hombre de negocios para no querer cambiar por ningún dinero, la enseñanza fiel de la doctrina de Jesús.
Pidámosle al Padre, en el Nombre de Jesús, que el amor y la fe de Dios que su Palabra nos obsequia, podamos transmitirlo con fidelidad y valentía a nuestros hermanos, hijos, padres, amigos, y a todo aquel que quiera escucharla para guardarla y enseñarla a cumplir como la voluntad de Dios.
Mateo cap. 26: v 17 al v 29
El primer día de la Fiesta en que se comía pan sin levadura, los discípulos se acercaron a Jesús y le dijeron: ¿Dónde quieres que te preparemos la cena pascual? Jesús contestó: Vayan a la ciudad, a casa de fulano, y díganle: El Maestro te manda decir: Mi hora se acerca; en tu casa voy a celebrar la Pascua con mis discípulos.
Los discípulos hicieron tal como Jesús les había ordenado y prepararon la Pascua.
Llegada la tarde, se sentó a la mesa con los Doce. Y, mientras comían, Jesús les dijo: Les aseguro que uno de ustedes me va a entregar. Muy tristes, uno por uno comenzaron a preguntarle: ¿Seré yo, Señor?
El contestó: El que ha metido la mano conmigo al plato, ése es el que me entregará. El Hijo del Hombre se va, como dicen las Escrituras, pero ¡pobre de aquel que entrega al Hijo del Hombre! ¡Sería mejor para él no haber nacido! Judas, el que lo iba a entregar, le preguntó también: ¿Seré acaso yo, Maestro? Jesús respondió: Tu lo has dicho.
Mientras comían, Jesús tomó pan y, después de pronunciar la bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: Tomen y coman; esto es mi cuerpo. Después, tomando una copa de vino y dando gracias, se la dio, diciendo: Beban todos, porque esta es mi sangre, la sangre de la Alianza, que es derramada por una muchedumbre, para el perdón de sus pecados. Y les digo que no volveré a beber de este producto de la uva hasta el día en que beba con ustedes vino nuevo en el Reino de mi Padre.
ENSAYO:
Como sabemos, o deberíamos saber, la Fiesta de la Pascua Judía se celebra para conmemorar la liberación que Dios, por conducto de Moisés, hizo del pueblo judío de la esclavitud a la que los egipcios lo tenía encadenado.
Cuando nosotros nos preparamos para celebrar la Pascua Cristiana, debemos permitirle a nuestra consciencia espiritual resurgir sobre nuestra conciencia tradicional para que podamos entrar en esa santa celebración vestidos adecuadamente para comer el pan sin levadura y tomar el vino nuevo de la gracia del perdón de Dios.
Cuando se esté recibiendo la cena, Jesús advierte a los ahí reunidos que no faltará aquel, que como Judas, contamine el significado de su enseñanza con pensamientos de hombre, y al preguntar ¿Seré yo, Señor?
El que se ha dejado tentar por su condición de mercader y a cambio de unas cuantas monedas ha ajustado la enseñanza de Jesús a la voluntad de hombre para seguir sus mandatos, se hará el disimulado y todavía preguntará ¿Seré acaso yo, Maestro? Entonces escuchará en su mente: Tú, que te estás aprovechando de la condición en la que estás colocado para enseñar la Palabra de Dios dada a Jesús queriendo sacar provecho de ello. ¡Conoces la respuesta!
Todos aquellos que limpiaron su mente para obedecer y recibir la voluntad de Dios a través de Jesús, estarán comiendo del Pan de Vida que es su cuerpo y bebiendo el Vino Nuevo que es su Sangre, Sangre de la Alianza Nueva y Eterna que Dios hace con el hombre del cual Jesús volverá a beber cuando hayamos cumplido fielmente sus mandatos como la voluntad de Dios.
Mateo cap. 26: v 30 al v 35
Después de cantar los salmos, partieron para el cerro de los Olivos. Entonces Jesús les dijo: Todos ustedes caerán esta noche; ya no sabrán que pensar de mi. Pues dice la Escritura: Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas del rebaño. Pero, después de mi resurrección, iré delante de ustedes a Galilea.
Pedro empezó a decirle: Aunque todos tropiecen y caigan, yo nunca vacilaré. Jesús le replicó: Yo te aseguro que esta misma noche, antes del canto de los gallos, me habrás negado tres veces. Pedro le dijo: Aunque tenga que morir, no renegaré de ti. Y los demás decían lo mismo.
ENSAYO:
Debemos de reconocer que todos los que hemos decidido seguir a Jesús, cuando nos hemos visto envueltos en situaciones difíciles y a pesar de declararnos como sus fieles creyentes, lo hemos lastimado con nuestros miedos, angustias e incredulidad en su poder por no creer suficientemente en su Palabra a pesar también de haberle dicho: Aunque tenga que morir no renegaré de ti.
Pero es tan grande su misericordia que a pesar de todos los pesares, de nuestras vacilaciones que nos hacen tropezar y algunas veces caer, él siempre estará delante de nosotros para levantarnos cuantas veces sea necesario.
Mateo cap. 26: v 36 al v 46
Llegó Jesús con ellos a una propiedad llamada Getsemaní. Dijo a sus discípulos: Siéntense aquí, mientras yo voy más allá a orar.
Llevó consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo y comenzó a sentir tristeza y angustia. Y les dijo: Siento una tristeza de muerte. Quédense aquí conmigo y permanezcan despiertos.
Fue un poco más lejos y, tirándose en el suelo hasta tocar la tierra con su cara, hizo esta oración: Padre, si es posible, aleja de mi esta copa. Sin embargo, que se cumpla no lo que yo quiero, sino lo que quieres tu. Volvió donde sus discípulos y los halló dormidos, y dijo a Pedro: ¿De modo que no pudieron permanecer despiertos conmigo ni una hora? Estén despiertos y orando, para que no caigan en tentación; el espíritu es animoso, pero la carne es débil.
De nuevo se apartó por segunda vez a orar y dijo: Padre, si esta copa no puede ser apartada de mi sin que yo la beba, que se haga tu voluntad. Volvió nuevamente y los encontró dormidos, porque se les cerraban los ojos de sueño. Los dejó y fue de nuevo a orar por tercera vez repitiendo las mismas palabras.
Entonces volvió donde los discípulos y les dijo: ¡Ahora pueden dormir y descansar! Ya llegó la hora, y el Hijo del Hombre es entregado en manos de pecadores. Levántense. Vamos, ya está muy cerca el que me va a entregar.
ENSAYO:
Habrá muchos momentos en nuestra vida que, como Jesús, sentiremos una tristeza enorme por dejar las cosas a las que estamos acostumbrados, y de sólo pensarlo nos sentiremos morir, ya que habrá fuerte resistencia a renunciar a las cosas de este mundo, pero, si queremos salir de todos los miedos, angustias y preocupaciones de este mundo, apartémonos de los demás y digamos: Padre, de ser posible aleja de mi esa copa, pero que no se cumpla lo que yo quiero sino lo que quieres Tú. Y lo que el Padre quiere, es que recibamos los dones y el Fruto del Espíritu para tener una vida plena, por lo que él permite que pasemos por ciertas pruebas para templar nuestra fe y su poder se manifieste en nosotros, ya que todo tiene un tiempo, un orden y un propósito para cada uno de nosotros y no debemos permitir, que todo eso que nos está sucediendo nos domine y nos adormezca para no orar, porque recordemos: El espíritu es animoso, pero la carne es débil.
Como podemos apreciar, no será nada fácil decidirse a colocar lo material bajo lo espiritual en nuestras vidas, por lo que deberemos perseverar en la oración una y otra vez, para que así seamos fortalecidos en el espíritu, en el alma, en la mente y en nuestro cuerpo para encontrarnos en el orden y propósito de Dios.
Es en este momento, cuando se acerca el final del dominio de lo material sobre lo espiritual y la Ley sea cumplida por el amor que perdona, y no por imposición que castiga para dar comienzo al año de la gracia y misericordia del perdón de Dios para el hombre y recibir y aceptar su voluntad divina, para que éste disfrute a plenitud y en abundancia el Reino de Dios aquí en la tierra, y después la vida eterna en el mundo venidero.
Mateo cap. 26: v 47 al v 56
Estaba todavía hablando cuando llegó Judas, uno de los Doce, y con él un buen grupo armado de espadas y de palos, enviado por los jefes de los sacerdotes y las autoridades judías. Pues bien, el traidor les había dado esta señal: Al que yo de un beso, ése es; arréstenlo. Y en seguida se acercó a Jesús y le dijo: Buenas noches, Maestro. Y lo besó. Pero Jesús le dijo: Amigo, haz lo que vienes a hacer. Entonces se acercaron, detuvieron a Jesús y se lo llevaron.
Uno de los que estaban con Jesús sacó la espada e hirió al sirviente del sumo sacerdote, cortándole una oreja. Entonces Jesús le dijo: Vuelve la espada a su sitio, pues quien usa la espada, perecerá por la espada. ¿No crees que puedo llamar a mi Padre, y él al momento me mandaría más de doce ejércitos de ángeles? Pero entonces no se cumplirían las Escrituras, porque así debía de ser.
En ese momento, Jesús dijo al tropel de la gente: ¿Por qué salieron a arrestarme con espadas y palos, como a un ladrón? Yo me sentaba diariamente entre ustedes en el Templo para enseñar, y no me detuvieron. Pero todo esto ha pasado para que se cumplieran las Escrituras proféticas. Entonces todos los discípulos lo abandonaron y huyeron.
ENSAYO:
Todo lo que se dice en estos párrafos deberán leerse guardando las distancias correspondientes con lo que sucedió a Jesús porque debemos entender que solamente son semejanzas con esos sucesos.
La condición tradicional del ser humano tratará por todos los medios a su alcance, de detener esa transición hacia lo espiritual de nuestro ser, por lo que el tentador pondrá muchos obstáculos para que ésta no se lleve a cabo, y no faltará el creyente que se rebele ante esta transición y quiera contender por lo que cree que es injusto, y habrá muchos más que abandonen por momentos la fe de Dios y huyan a otros lugares.
Pero la verdad, es que mientras más obstáculos se nos pongan enfrente y los vayamos superando con la fuerza de la fe de Dios, más vamos siendo fortalecidos para aceptar la crucifixión de nuestra condición tradicionalmente materialista para que se cumpla lo escrito en la Palabra de Dios dada a Nuestro Señor Jesucristo.
Mateo cap. 26: v 57 al v 68
Los que tomaron preso a Jesús lo llevaron a casa del sumo sacerdote Caifás. Ahí se hallaban reunidos los maestros de la Ley y las autoridades judías.
Pedro lo iba siguiendo de lejos, hasta llegar al palacio del sumo sacerdote. Entró en el patio y se sentó con los sirvientes para saber el final.
Los jefes de los sacerdotes y el Consejo Supremo andaban buscando una declaración falsa en contra de Jesús para condenarlo a muerte, y aunque se presentaron muchos testigos falsos, no la hallaban.
Por último, llegaron dos que declararon: Este hombre dijo: Yo puedo destruir el Templo de Dios y reconstruirlo en tres días.
Con esto, poniéndose de pie el sumo sacerdote, preguntó a Jesús: ¿No tienes nada que responder? ¿Que es esto que declaran en contra tuya? Pero Jesús se quedó callado.
Entonces, el sumo sacerdote le dijo: En nombre de Dios vivo te mando que contestes: ¿Eres tu el Cristo, el Hijo de Dios? Jesús le respondió: Así es, tal como acabas de decir; yo les anuncio además que a partir de hoy ustedes verán al Hijo del Hombre sentado a la derecha del Dios Poderoso y viniendo entre las nubes.
Entonces, el sumo sacerdote rasgó sus ropas diciendo: Ha blasfemado; ¿para que necesitamos más testigos? Ustedes mismos acaban de oír estas palabras escandalosas. ¿Que les parece?" Ellos contestaron: Merece la muerte. Luego comenzaron a escupirle la cara y a darle bofetadas, diciendo: Cristo, adivina quién te pegó.
ENSAYO:
Será entonces que la esencia espiritual del ser humano, será confrontada con su esencia material, porque ésta, se sentirá amenazada con terminar su dominio sobre el hombre, y éste dominio, será utilizado para que el tentador haga caer en confusiones al hombre que pudieran poner un velo de duda a su fe, lo que propiciaría ser acusado ante Dios de no ser congruentes con ella y así no podrá destruir su Templo a lo material para construir sobre él en tres días, es decir: en tres tiempos, el Templo del hombre nuevo en su verdadera imagen y semejanza de Dios en su Trinidad Perfecta; ese Templo espiritual de Dios que le haría afirmarse como hijo obediente de Dios, por lo que los insultos y agresiones del Tentador seguirán adelante y le preguntará: ¿Adivina de dónde viene todo esto?
Mateo cap. 26: v 69 al v 75
Mientras tanto, Pedro estaba sentado afuera, en el patio, y acercándose una muchachita de la casa le dijo: Tu también seguías a Jesús de Galilea. Pero él lo negó delante de todos, diciendo: No entiendo lo que dices.
Y como Pedro se dirigiera a la salida, lo vio otra sirvienta, que dijo a los presentes: Este estaba con Jesús de Nazaret. Pedro negó por segunda vez, jurando: No conozco a ese hombre.
Poco después se le acercaron los que estaban ahí y le dijeron: No puedes negar que eres uno de los galileos, se nota en tu modo de hablar. Entonces Pedro se puso a maldecir y a jurar que no conocía a ese hombre. Y al momento cantó el gallo.
Y recordó Pedro las palabras que Jesús le había dicho: Antes del canto del gallo me negarás tres veces. Y saliendo afuera lloró amargamente.
ENSAYO:
Todo esto nos debe llevar a reflexionar, que en el proceso de aprendizaje por el que estamos transitando, nos veremos envueltos en diversas situaciones que harán que las palabras, acciones o actitudes nuestras, parezcan una negación a Jesucristo y su Palabra porque ellas no son congruentes con el compromiso aparente que estamos haciendo con él, pero cuando se llegue el tiempo, resurgirá en nosotros majestuosamente la esencia espiritual de la enseñanza que estamos recibiendo y retumbe en nuestra mente esa Palabra que nos enseña, que no debemos jurar nunca, ni por el Cielo porque es el trono de Dios, ni por la tierra porque es la tarima de sus pies, ni por nuestra cabeza, porque no podemos hacer blanco o negro uno sólo de nuestros cabellos; digamos sí cuando es sí, y no, cuando es no, porque lo demás lo dicta el demonio.
Así, pues, que no debemos comprometernos con nadie en las cosas de Dios, mejor, aumentemos nuestra fe en la reflexión y meditación de la enseñanza de Jesús para que lo que decidamos sea por amor a Dios y no un compromiso de hombre que tal vez no podamos cumplir.