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Juan 16:33 Les digo todo esto para que encuentren paz en su unión conmigo. En el mundo, ustedes habrán de sufrir; pero tengan valor: yo he vencido al mundo.
Reflexión: ¡Queremos paz! No hay duda alguna. Pero en qué consiste esa paz y cómo la obtenemos es lo que distingue a la paz cristiana de cualquier otra. La paz de la que Jesús habla en este pasaje no consiste en la ausencia de problemas, sufrimientos o pruebas. Él se asegura de que esto quede más que claro: “en el mundo, ustedes habrán de sufrir”. Inclusive en el principio del capítulo 16 dice: “Los expulsarán de las sinagogas, y aun llegará el momento en que cualquiera que los mate creerá que así presta un servicio a Dios.” Cualquier idea de vida cristiana libre de problemas debe ser desechada de inmediato.
Ahora, ¿en qué consiste entonces esa paz y cómo la obtenemos? Consiste en Cristo mismo dado a nosotros. Él es nuestra paz y él se ha hecho disponible para cada uno de nosotros. La Navidad es la evidencia histórica de esta afirmación. Experimentamos paz cuando estamos unidos a él en cualquiera sea la circunstancia que atravesemos. Él es suficiente y capaz de proveer la sabiduría, fuerzas, protección, valor, sentido y todo lo que sea necesario frente a lo que nos toque vivir. Encontramos paz en nuestra unión con Cristo, en no dejarnos sorprender por el sufrimiento que golpee a las puertas de nuestras vidas y en el saber que Cristo ya ha vencido. Si pudiéramos mirar nuestras vidas desde el fin de los tiempos en perspectiva hacia nuestro presente, veríamos que Cristo fue suficiente para que le glorifiquemos en cada necesidad, dificultad, desafío y prueba. Él con nosotros hoy es garantía absoluta de que así habrá de ser cada día y hasta el fin. ¡Paz!
Oración: Padre gracias por el Regalo de todos los regalos en esta Navidad, Cristo. Danos el poder conocerle más en esta estación especial de celebración. Gracias porque al tenerle a él, tenemos paz y todo lo que necesitamos para traerte honor en lo que nos toque vivir. Te pedimos que nos des valor y sabiduría para compartir esta esperanza con quienes no la tienen. En tu Hijo Jesús, amén.
SOCIEDAD BÍBLICA ARGENTINA |
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Hermosa palabra Hèctor! Gracias llegò en el momento exacto! Dios te bendiga, Araceli
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