LUCAS CAP. 20
Lucas cap. 20: v 1 al v 8
Uno de esos días, Jesús estaba en el Templo
enseñando al pueblo y les anunciaba la Buena Nueva. En eso llegaron los jefes de los
sacerdotes y los maestros de la
Ley con algunos jefes de los judíos, y le hablaron en estos términos:
Dinos con qué derecho haces estas cosas. ¿Quién te ha dado la autorización?
El les contestó: Yo también les voy a hacer una
pregunta. Díganme: Cuando Juan bautizaba, ¿lo hacía mandado por Dios, o era
cosa de hombres?
Ellos, pues, reflexionaron: Si contestamos que el
bautismo de Juan era cosa de Dios, él nos dirá: ¿Y por qué no creyeron en él? Y
si respondemos que era cosa de hombres, todo el pueblo nos apedreará, pues está
convencido de que Juan era un profeta.> Por eso le contestaron que no sabían.
Y Jesús les dijo: Yo tampoco les diré con qué derecho hago estas cosas.
ENSAYO:
Por eso, cuando anunciemos la Buena Nueva del año de la gracia del perdón de
Dios a través de Jesús y a la cual accederemos por medio del arrepentimiento
honesto y sincero de nuestra falta de obediencia a la Palabra de Dios confiada a
Jesús, por la forma tradicional religiosa en la que nos hemos desenvuelto a
través de la vida, deberemos guardar y enseñar a cumplir su Palabra con
fidelidad, pues sólo así estaremos cumpliendo la voluntad de Dios, lo que hará
que en nuestra vida todo de un giro de 180 grados para colocar lo material como
estrado de lo espiritual para estar en el tiempo, el orden y propósito de Dios
para el ser humano.
Así que cuando estemos anunciando el Reino de Dios de acuerdo al
estudio, reflexión y meditación de la Palabra de Jesús, podremos contestar a la
pregunta que seguramente nos harán quienes predican la Palabra de Dios de acuerdo
a normas, formas, enseñanzas y mandatos de hombre y nos dirán: ¿ Con qué
derecho lo hacen? A lo cual, podemos contestar con otra pregunta. Lo que
ustedes anuncian: ¿Viene de parte de la autoridad de Dios, o viene de parte de
la autoridad que recibieron de los hombres? Posiblemente no querrán contestar a esa
pregunta, pero si responden que con la autoridad de Dios, nosotros podremos
decir: entonces: ¿Por qué no obedecen su mandato de escuchar únicamente a
Jesucristo para guardar y enseñar a cumplir su Palabra con fidelidad como la
expresada voluntad de Dios?
Si contestan que lo hacen con la autoridad que recibieron de las
autoridades religiosas, se pondrá al descubierto que se encuentran lejos del
Reino de Dios.
Lucas cap. 20: v 9 al v 19
Luego comenzó a contar al pueblo este ejemplo: Un hombre plantó
una viña, después la arrendó a unos trabajadores y partió al extranjero por una
larga temporada.
A su debido tiempo envió un servidor donde los
trabajadores para que le entregaran la parte de la cosecha que le correspondía;
pero los trabajadores, después de golpearlo, lo echaron con las manos vacías. Mandó
después a otro servidor, pero también a este le pegaron, lo insultaron y lo
echaron con las manos vacías; envió aún a un tercero, al que también lo
hirieron y lo echaron fuera.
El dueño de la viña se dijo entonces: ¿Qué hacer?
Voy a enviar a mi hijo muy querido; a lo mejor lo respetarán. Pero al verlo los
trabajadores, se dijeron unos a otros: Este es el heredero, matémoslo y nos
quedaremos con la herencia. Lo arrojaron, pues, fuera de la viña y lo mataron.
Ahora bien, ¿qué les hará el dueño de la viña? Vendrá,
hará morir a esos trabajadores y entregará la viña a otros.
En ese momento los oyentes dijeron: No lo quiera
Dios. Jesús, fijando su mirada en ellos, les dijo: ¿Qué significan estas
palabras de la Escritura:
La piedra que rechazaron los constructores, ésta es ahora la piedra principal?
Quien caiga en esa piedra se quebrará, y será aplastado aquel al que le caiga
encima.
Los maestros de la Ley y los jefes de los sacerdotes hubieran
querido detenerlo en ese momento, pero temieron al pueblo. Pues comprendieron
que Jesús había contado ese ejemplo para ellos.
ENSAYO:
Jesús dio este ejemplo para hacerles saber a los maestros de la Ley y a los sacerdotes
descendientes de los que lastimaron, ofendieron y mataron a muchos de los
profetas escogidos de Dios para que escucharan y obedecieran sus mandatos, que
su maldad había sido descubierta, ya que la tentación y ambición de hombre los
llevó a apoderarse de las enseñanzas y mandatos de Dios para transformarlos en
enseñanzas y mandatos de hombre utilizándolos para su propio beneficio,
llegando inclusive, a sacrificar al Hijo de Dios para pretender quedarse con su
herencia.
Esto que sucedió en otros tiempos, ha seguido sucediendo actualmente
porque sigue presente la ignorancia del conocimiento de Dios en su esencia
espiritual, ya que este conocimiento ha sido velado o ignorado por quienes han
pretendido apoderarse de él y lo han convertido al pensamiento humano según su
libre albedrío, crucificando lo espiritual para recibir como herencia lo
material. Ahora bien, ¿Qué les hará a estos el dueño de la Palabra cuando venga? Hará
que estos regresen a la tumba fría de las cosas materiales de este mundo y
entregará la encomienda de su mandato a otros.
Por eso no descuidemos lo que el Padre, a través del estudio, reflexión
y meditación de la enseñanza que Jesús nos comparte, nos está encomendando,
para no caer en la tentación de utilizar esa enseñanza a nuestra conveniencia y
ambición personal, que en lugar de llevarnos a alcanzar una verdadera
prosperidad espiritual, y por añadidura, prosperidad material, nos está
manteniendo encadenados a la condenación y muerte que este mundo nos ofrece,
pues en lugar de buscar y encontrar nuestra verdadera identidad en Dios,
queremos encontrarla a través de los puestos que el hombre otorga en el Nombre
de Dios, olvidando o haciendo a un lado el mandato de Jesús para que nadie
busque los primeros puestos para ser vistos por los hombres, sino simplemente
guardar y enseñar a cumplir su Palabra con fidelidad para ser vistos por Dios.
No desechemos a Jesús y su enseñanza como la Piedra principal de su Iglesia,
no sea que tropecemos y caigamos, o nos caiga encima y seamos aplastados cuando
el Reino de Dios y su Justicia caiga sobre este mundo, porque llegará el día en
el que todos los que han hecho lo que han querido con su Nombre y su enseñanza
no les quede fuerza para regresar al camino.
Lucas cap. 20: v 20 al v 26
Entonces se pusieron a acechar a Jesús y le
mandaron espías, que fingieron buena fe para aprovecharse de sus palabras, y así
entregarlo a la policía y a la justicia del gobernador. Estos hombres hicieron
esta pregunta: Maestro, nosotros sabemos que hablas y enseñas con entera
rectitud. No te fijas en la condición de las personas, sino que enseñas con
absoluta franqueza el camino de Dios. ¿Está permitido pagar impuestos al César
o no?
Jesús vio su astucia y les dijo: Muéstrenme una
moneda. ¿De quién es la cara y el nombre que tiene escrito? Le contestaron: Del
César.
Entonces él les dijo: Pues bien, den al César lo
que es del César, y a Dios lo que le corresponde a Dios.
Así, pues, no pudieron aprovechar nada de lo que decía
delante del pueblo para acusarlo, sino que, al contrario, se sorprendieron
mucho por su respuesta y callaron.
ENSAYO:
Cuando se nos pregunte si es válido o no pagar impuestos y
contribuciones al Templo como obligación del hombre para con Dios, podremos
decir con la autoridad que la enseñanza de Jesús otorga a través del estudio,
reflexión y meditación en ella; "Si aún no se ha entendido la separación
que se debe de hacer de lo material con respecto de lo espiritual, seguiremos
estando sometidos a aquellos que siguen ordenanzas de otros tiempos, quienes
siguen sin darse cuenta, o no quieren hacerlo, de que Jesús vino a liberar al
hombre de todas las cadenas que lo ataban a la Ley que condena para entrar de lleno al año de la
gracia del perdón de Dios para la hombre, y no han querido reconocer plenamente
los tiempos nuevos que en Jesús y su Palabra son.
Así, que si alguno no ha querido recobrar la vista a las cosas
espirituales de Dios a través del estudio y reflexión de su Palabra confiada a
Jesús, que siga atado a esas cadenas de opresión y que siga pagando esos
impuestos y obligaciones de otros tiempos.
Los impuestos y contribuciones en las cosas de hombre que marquen las
autoridades correspondientes, deberán pagarse para cumplir con esas
obligaciones y el hombre pueda reclamar sus derechos.
Todo ser humano que abra su mente y su corazón anhelando conocer las
verdaderas cosas de Dios y se esmera en conocer de él a través del estudio y
reflexión y meditación en la enseñanza que Jesús comparte al hombre guardándola
y enseñándola a cumplir con fidelidad como la voluntad de Dios, se hará
merecedor de recibir las llaves del Reino de Dios para entrar en él y disfrutar
del Fruto del Espíritu en la abundancia en este mundo.
Por lo tanto, démosle al mundo lo que es del mundo, y a Dios lo que de
Dios es.
Lucas cap. 20: v 27 al v 40
Se acercaron a Jesús algunos saduceos. Estos son
hombres que no creen en la resurrección de los muertos; y le preguntaron: Maestro,
Moisés nos enseñó lo siguiente: si uno tiene un hermano casado y muere sin
dejar familia, debe casarse con la viuda para darle un hijo, que será el
heredero del difunto.
Había, pues, siete hermanos, se casò el primero y murió
sin dejar familia. El segundo y después el tercero se casaron con la viuda. Y
los siete igualmente sin dejar familia. Finalmente murió también la mujer. Esta
mujer, si hay resurrección de los muertos, ¿de cuál de ellos va a ser esposa,
puesto que los siete la tuvieron por esposa?
Jesús les respondió: En este mundo los hombres y
las mujeres se casan. Pero los que sean juzgados dignos de entrar al otro mundo
y de resucitar de entre los muertos, ya no se casarán. Sepan, además, que no
pueden morir, porque son semejantes a los ángeles. Y son hijos de Dios, pues él
los ha resucitado.
En cuanto a saber si resucitan los muertos, Ya Moisés
lo dio a entender en el pasaje de la zarza, en el que llama al Señor Dios de
Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob. Ahora bien, Dios no es Dios de muertos,
sino de vivos; para él todos viven.
Algunos maestros de la Ley le dijeron: Maestro, has
hablado bien. Y no se atrevieron a hacerle más preguntas.
ENSAYO:
Hemos escuchado la respuesta que Jesús dio a la pregunta que le
hicieron algunos saduceos, y como a nosotros se nos está dando el ver y conocer
lo que otros por más que quieran no podrán hacerlo, escuchemos el
discernimiento de lo que Jesús respondió.
En todos los tiempos el ser humano se esfuerza por dejar herederos de
sus tradiciones religiosas en las que ha creído obedecer la voluntad de Dios
conforme le fue enseñado.
Si aceptamos lo anterior, deberemos aceptar también nuestra ignorancia
del conocimiento de Dios, porque lo que hemos hecho es escudarnos en nuestras
tradiciones religiosas y nos hemos vuelto flojos para entrar en ese conocimiento
a través del estudio, reflexión y meditación de la enseñanza y mandatos de
Jesús, lo que haría que recibiéramos su discernimiento en su esencia
espiritual, separando convenientemente las cosas espirituales de Dios, de las
tradiciones religiosas y el materialismo humano.
Si conseguimos hacer lo anterior, estaremos resucitando en nuestra
condición espiritual y ya no podremos morir porque seremos como ángeles, y
seremos hijos obedientes de Dios porque hemos resucitado con Jesús. Y para lo
que muchos será muerte, para los fieles creyentes de Jesús y su Palabra, es
vida eterna y gloriosa con Dios, pues Dios no es un Dios de muertos, sino de
vivos.
Lucas cap. 20: v 41 al v 47
Entonces él les dijo: ¿Cómo se puede decir que el
Cristo será hijo de David? En efecto, el mismo David dice en el libro de los
Salmos: El Señor dijo a mi Señor: Siéntate a mi derecha hasta que ponga a tus
enemigos como tarima de tus pies. David lo llama Señor, ¿cómo entonces puede
ser hijo suyo?
Todo el pueblo lo escuchaba cuando dijo a sus discípulos:
Desconfíen de los maestros de la
Ley, que gustan de pasearse con largas vestiduras y ser
saludados en las plazas, ocupar los primeros puestos en las sinagogas y los
primeros lugares en los banquetes. Son gente que devoran los bienes de las
viudas, mientras se amparan en largas oraciones. Habrá para ellos un juicio sin
compasión.
ENSAYO:
Debemos reflexionar y meditar profundamente la enseñanza que Jesús
comparte al hombre para no ser confundidos y seguir siendo hijos de las
tradiciones religiosas en las que se obedecen enseñanzas y mandatos de hombre y
en donde se ha acomodado el tiempo, el orden y propósito de Dios al libre
albedrío humano, levantando autoridades religiosas en el Nombre de Dios para
someter al mismo hombre a ese dios de sabiduría humana que les ha hecho querer
tener poder y autoridad para acceder a bienes y riquezas materiales e ir
avanzando a puestos cada vez más importantes dentro de sus agrupaciones
religiosas, menospreciando de esta manera, el mandato de Jesús como la voluntad
de Dios.
Estos puestos los ocupan actualmente quienes no han permitido dejar
morir al hombre fuerte, tradicionalmente religioso y materialista en sus vidas,
involucrando a muchos a seguir sus enseñanzas, ignorando y enseñando a ignorar
la manera de liberarse de las cadenas que los mantienen esclavizados a las
cosas de este mundo, que a semejanza de las viudas, se han quedado sin recibir
el sustento de la enseñanza de Jesús en su esencia espiritual que les haría
robustecer su aceptación al mandato de Jesús y no dejar que les sigan robando
la bendición de Dios para seguir manteniéndolos en las mismas condiciones en
las que le son servidas pequeñas raciones contaminadas y adulteradas de la Palabra de Dios confiada a
Jesús, con la promesa de que, de acuerdo a la obediencia a ellos como si esta
fuera la voluntad de Dios, podrían llegar a ocupar puestos similares a los
suyos, y se amparan en largas oraciones para que los hombres los vean y admiren
su gran conocimiento y sean saludados con temor, para que quienes también
deseen ser como ellos, sacrifiquen la obediencia a Dios y obedezcan sus normas
y formas religiosas para llegar a ocupar los primeros lugares en los banquetes
religiosos tradicionales y materialistas de hombre.
Para los que así actúen habrá para todos ellos un juicio sin compasión.
Advertencia:
Estos discernimientos no pretenden tener la
verdad absoluta, sino que son consideraciones personales del autor y deben
tomarse como material de estudio y en su caso discutir con propiedad en cada
uno de ellos.
Ensayos
José Luis Hernández C.