JUAN CAP. 10
Juan cap. 10: v 1 al v 6
En verdad les digo: quién no entra por la puerta
al corral de las ovejas, sino por cualquier otra parte, es un ladrón y un
salteador. Pero el pastor de las ovejas entra por la puerta. El cuidador le
abre, y las ovejas escuchan su voz. Llama por su nombre a cada una de sus
ovejas y la saca fuera del corral. Cuando ha sacado a todas las que son suyas,
va caminando al frente de ellas, y lo siguen porque conocen su voz. A otro no
lo seguirán, más bien huirán de él porque desconocen la voz del extraño.
Jesús propuso esta comparación, pero ellos no
comprendieron lo que les quería decir.
ENSAYO:
Somos ovejas que se encuentran en el corral del Buen Pastor, y todo el
que no entra por la puerta, es decir: a través del estudio, reflexión y
meditación en su Palabra por seguir tradiciones religiosas y que por lo mismo
no la guarda ni la enseña a cumplir con fidelidad como la voluntad de Dios,
será alguien que le estará robando la gloria, la honra y la alabanza a Dios,
porque se ha introducido al corral indebidamente, saltándose la enseñanza que
Dios confía ahora a los hombres, adornándolas con actitudes y palabras
elocuentes de sabiduría humana o adulterándolas con enseñanzas de otros tiempos
o ajenas a la Palabra
de Jesús desconociendo así los tiempos, el orden y propósito de Dios, que a
través de Jesús y su enseñanza es revelado.
Así que cuando Jesús entre al corral de sus ovejas, el cuidador, es
decir: el encargado de alimentarlas y cuidarlas, le abrirá, y muchas escucharán
su voz, y él las llamará por su nombre para sacarlos de ese lugar en donde se
encuentran todas las congregaciones cristianas del mundo, y cuando haya sacado
a todas las que reconocieron su voz porque son de él, irá al frente de todas
para introducirlas a su Reino en este mundo y a la vida eterna en el mundo
venidero. Y no seguirán a otro, sino más bien huirán de él para no ser
arrastrados a un despeñadero y pierdan lo ganado.
Esta explicación muchos no la entenderán, porque seguirán pensando, que
seguir a sus cuidadores en sus normas y enseñanzas tradicionales, es en verdad
la voluntad de Dios.
Juan cap. 10: v 7 al v 16
Jesús, pues, tomó de nuevo la palabra: En verdad
les digo: yo soy el pastor de las ovejas. Todos los que se presentaron son
ladrones y malhechores; pero las ovejas no les hicieron caso. Yo soy la puerta,
el que entra por mí está a salvo. Circula libremente y encuentra alimento. El ladrón
entra solamente a robar, a matar y a destruir. Yo, en cambio, vine para que
tengan vida y sean colmados.
Yo soy el Buen Pastor. El buen pastor da la vida
por sus ovejas. El asalariado las agarra y las dispersa, porque solo es un
asalariado y no le importan las ovejas.
Yo soy el Buen Pastor: conozco las mías y las mías
me conocen a mí. Así como me conoce el Padre, también yo conozco al Padre, y
doy mi vida por mis ovejas
Tengo otras ovejas que no son de este corral. A
ellas también las llamaré y oirán mi voz; y habrá un solo rebaño como hay un
solo pastor.
ENSAYO:
Jesús es en verdad el Pastor de todos los cristianos, pero quienes han
hecho lo que han querido con su enseñanza siguiendo costumbres y tradiciones
religiosas, el Padre los considera unos ladrones que pretenden darse gloria
ellos mismos haciendo mal uso de su Palabra, pero quienes son ovejas suyas, y
por lo consiguiente verdaderos cristianos, no les harán caso, porque sólo a
través de guardar y enseñar a cumplir con fidelidad la Palabra de Jesús, es como
él los conducirá al Reino de Dios quitando todos los obstáculos que les
quisieran impedir entrar en él para encontrar el verdadero alimento espiritual
de su Palabra.
Recordemos que al ladrón sólo le interesa lo que pueda conseguir
indebidamente para satisfacer sus ambiciones, llegando inclusive a matar para
conseguirlo y destruir lo que se interponga para conseguir su objetivo. En
cambio Jesús vino para que el hombre pueda tener una vida plena y en abundancia
en este mundo. El es quien vino a dar su vida por sus ovejas para que puedan
renacer al espíritu.
Todo aquel que se sujeta a normas y enseñanzas y mandatos de hombre
para enseñar la Palabra
de Jesús y así hacerse merecedor de recibir un beneficio económico o material,
es un asalariado que no le importa enseñar a sus discípulos a separar lo
material de lo espiritual porque tampoco ha estudiado, reflexionado y meditado
en la enseñanza de Jesús para intentar recibir su discernimientos en su esencia
espiritual.
Pero Jesús es el enviado de Dios y conoce a sus verdaderos discípulos,
y ellos lo conocen a él como él conoce al Padre y da su vida para que también
conozcan al Padre.
Jesús tiene ovejas en todo el mundo, en diferentes religiones, pero
cuando él el llame oirá su voz y vendrán a unirse a su rebaño y él será su
único pastor.
Juan cap. 10: v 17 al v 21
El Padre me ama porque yo mismo doy mi vida, y la volveré
a tomar. Nadie me la quita, sino que yo mismo la voy a entregar. En mis manos está
el entregarla, y también el recobrarla, éste es el mandato que recibí de mi
Padre.
Una vez más se dividieron los judíos que oían a Jesús.
Unos decían: Es víctima de un espíritu malo y hace locuras, ¿para qué
escucharlo más? Otros decían: Un hombre endemoniado no habla de esa manera.
¿Puede un demonio abrir los ojos a los ciegos?
ENSAYO:
Así como Jesús recibió el mandato del Padre para decidir o no aceptar
le encomienda a la que sería enviado para dar su vida como ejemplo a seguir por
el hombre para que éste recuperara el acceso al Reino de Dios, así mismo la
encomienda a la que Jesús nos envía, es el de decidir aceptar guardar y enseñar
a cumplir su enseñanza como la voluntad de Dios, o no, y para aquel que decida
aceptar esta encomienda deberá unir el libre albedrío que Dios le concedió a su
voluntad divina, para creer verdaderamente en Jesús como el Unigénito de Dios y
el verdadero Hijo del Hombre y guardar y enseñar a cumplir con fidelidad su
Palabra para que el hombre pueda crucificar su condición tradicionalmente
religiosa y materialista para resurgir a la vida espiritual en imagen y
semejanza de Dios, al colocar lo material de las cosas de este mundo como
estrado de las cosas espirituales de Dios.
No debemos sorprendernos, de que todos aquellos que no han sujetado su
voluntad a la voluntad de Dios para guardar y enseñar a cumplir con fidelidad
su Palabra, conocimiento que se adquiere a través del estudio, reflexión y
meditación en ella, piensen que quienes no estén de acuerdo con ellos para
predicar la Palabra
con sus normas y formas humanas de entenderla, están poseídos de un mal
espíritu que les hace hablar locuras. Pero también entre ellos habrá quienes
piensen que se está hablando con la verdad espiritual que contiene la Palabra de Jesucristo
Nuestro Señor.
Juan cap. 10: v 22 al v 30
Era invierno y, en Jerusalén, se celebraba la
fiesta conmemorativa de la Dedicación del Templo. Jesús se paseaba en el Templo
por el pórtico de Salomón cuando los judíos lo rodearon y le dijeron: ¿Hasta
cuando nos vas a tener en suspenso? Si eres el Cristo dilo claramente.
Jesús les respondió: Ya se lo he dicho, pero
ustedes no creen. Las obras que yo hago en el Nombre de mi Padre declaran quién
soy yo. Pero ustedes no creen porque no son de mis ovejas.
Mis ovejas conocen mi voz y yo las conozco a
ellas. Ellas me siguen y yo les doy vida eterna: nunca perecerán y nadie las sacará
de mi mano. Lo que el Padre me ha dado es más fuerte que todo, y nadie puede
sacarlo de la mano de mi Padre. Yo y mi Padre somos una misma cosa.
ENSAYO:
Muchas de las personas referidas anteriormente y que se encuentran en
el invierno de sus vidas y que siguen refrendando su obediencia a las normas,
enseñanzas y mandatos de hombre con respecto a la Palabra de Jesús y se han
estado dando cuenta de que la han envuelto en tradiciones religiosas, se preguntarán:
¿Hasta cuando tendremos que esperar para comprender, si lo que estamos haciendo
con la Palabra
de Dios encomendada a Jesús es la verdadera voluntad de Dios? Y quienes le
piden a Jesús que se los de a entender claramente, el mismo responde que todo
está dicho en su Palabra contenida en el Nuevo Testamento, pero que no les ha
bastado con los testimonios que han recibido de las obras que él ha hecho por
encargo del Padre y que confirma cual es su verdadera identidad, y siguen
conformándose con lo que reciben de su enseñanza a través de palabras de humana
sabiduría y no con lo que podrían recibir directamente de la Sabiduría de Dios al
estudiar y meditar la Palabra
de Jesús, y quien así lo hace escuchará su voz y lo reconocerá como su Pastor
para recibir la vida eterna, pues estos le han sido dados a él con la bendición
del Padre y nadie podrá sacarlos de esa santa cobertura por que el Padre y
Jesús son una misma cosa.
Juan cap. 10: v 31 al v 36
Entonces los judíos tomaron de nuevo piedras para tirárselas.
Jesús dijo: Hice delante de ustedes muchas obras buenas que procedían del
Padre; ¿por cuál de ellas me quieren apedrear? Los judíos respondieron: No te
apedreamos por algún bien que hayas hecho, sino porque, siendo hombre, insultas
a Dios, haciéndote pasar por Dios.
Jesús les contestó: ¿No está escrito en la Ley de ustedes: Yo lo digo,
ustedes son dioses? Se llama, pues, dioses a los que reciben la palabra de
Dios, y no se puede dudar de la Escritura. Entonces, si el Padre me ha consagrado
y enviado al mundo, ¿no puedo decir que soy Hijo de Dios sin insultar a Dios?
ENSAYO:
Lo mismo podremos contestar cuando alguien nos cuestione por sentirnos
discípulos de Jesús e hijos de Dios sin haber recibido nombramiento alguno por
parte de hombre y por esforzamos por guardar y enseñar a cumplir con fidelidad la Palabra de Jesús como la
voluntad de Dios, motivo por lo cual, recibiremos cierto rechazo por quienes
otorgan esos nombramientos y también por quienes lo recibieron, lo que
provocará que piensen que somos víctimas de un mal espíritu, a lo cual podremos
decir: ¿ Por cuál de las obras que Nuestro Señor Jesucristo nos encomienda
hacer y que están contenidas en su Palabra, nos rechazan? ¿Por enseñar a
estudiar y meditar seria y profundamente su Palabra? O ¿por enseñarla a guardar
y cumplir con fidelidad para aceptar y recibir la voluntad de Dios declarando
que Jesús es el Hijo de Dios? Si Jesús nos ha enviado para enseñar a cumplir
con fidelidad su Palabra, ¿no nos podemos llamar discípulos de Jesús e hijos de
Dios sin insultar a Dios y sin insultarlos a ustedes?
Lo cierto es que todo aquel que recibe la Palabra de Dios y la pone
por obra, se les podría llamar dioses porque son hijos de Dios, dioses para
rendirle gloria al Hijo porque así se le da gloria al Padre; dioses con poder
para transformar la obra de Dios para el beneficio de todos y no de unos
cuantos, dioses para cuidar y preservar todo lo que él a puesto a disposición
del hombre para que disfrute el Reino de Dios en este mundo; dioses para
construir, no para destruir, dioses para compartir y no hacerse el disimulado
con los que lo necesitan, dioses para honrar al Padre guardando y enseñando a
cumplir la enseñanza que Jesús comparte al hombre, dioses para servir, no para
ordenar y pretender ser obedecidos en su Nombre, dioses con minúsculas, dioses
que le darán su justa dimensión a ese linaje al que ahora pertenecen porque en
ellos habita Dios en imagen y semejanza y no en igualdad, porque Dios es el
único creador de todo lo visible e invisible y el hombre jamás podrá crear algo
que no haya sido ya creado por Dios.
Juan cap. 10: v 37 al v 42
Si yo no cumplo las obras del Padre, no me crean.
Pero si las cumplo, aunque no me crean por mí, crean por la obras que hago y
sepan de una vez que el Padre está en mí y yo estoy en el Padre.
Entonces quisieron tomarlo preso, pero Jesús escapó
de ellos. Se fue al lado oriental del Jordán, donde Juan bautizaba al
principio, y permaneció allí. Mucha gente vino a verlo. Decían: Juan no hizo
ninguna señal milagrosa, pero habló de éste, y todo lo que dijo de él era
verdad. Y muchos allí creyeron en él.
ENSAYO:
Si no somos ejemplo a seguir con lo que la Palabra de Jesús dice
anteriormente y no nos mostramos fieles a ella separando lo material de lo
espiritual, no seremos dignos de crédito, pero si lo hacemos, todos aquellos
que no creen que somos discípulos de Jesús porque el hombre no nos ha dado
nombramiento alguno, entonces deberán creerlo por las obras que estamos
haciendo en su Nombre y con fidelidad en su Palabra, lo que les deberá hacer
saber y decir que el Padre está en nosotros y nosotros en el Padre.
Cuando aquellos que dudan de lo que decimos, aumenten sus presiones
para desvirtuar lo que proclamamos, es cuando debemos reconocer a Jesús en la
forma en que Juan el Bautista lo reconoció, y mucha gente lo reconocerá al
escuchar su Palabra en su esencia espiritual, y aunque la gente no reciba de
nosotros ninguna señal milagrosa, creerán en ella porque sentirán que lo que
decimos no habla en favor de nosotros sino que habla en favor de Jesús porque
en verdad creemos en su Nombre.
Advertencia:
Estos discernimientos no pretenden tener la
verdad absoluta, sino que son consideraciones personales del autor a través de
revelaciones en sueños y deben tomarse como material de estudio y en su caso
discutir con propiedad en cada uno de ellos.
Ensayos
José Luis Hernández C.