Page principale  |  Contacte  

Adresse mail:

Mot de Passe:

Enrégistrer maintenant!

Mot de passe oublié?

Fraternalmente unidos
 
Nouveautés
  Rejoindre maintenant
  Rubrique de messages 
  Galérie des images 
 Archives et documents 
 Recherches et tests 
  Liste de participants
 General 
 Normas de convivencia en el grupo-- 
 Lee la Biblia aquí! 
 Biblia en Power Point 
 Conoce tu Biblia 
 La Biblia en ocho versiones 
 Recursos Teológicos 
 Estudios biblicos 
 Reflexiones- Hernán 
 Selección de pasajes Bíblicos- por Hernán 
 Biografías de hombres de la Reforma protestante- Por Hernán 
 Arqueología Bíblica (por Ethel) 
 Reflexiones 
 Jaime Batista -Reflexiones 
 Tiempo devocional-Hector Spaccarotella 
 Mensajes de ánimo--Por Migdalia 
 Devocionales 
 Escritos de Patry 
 Escritos de Araceli 
 Mujer y familia- 
 Poemas y poesias 
 Música cristiana para disfrutar 
 Creaciones de Sra Sara 
 Fondos Araceli 
 Firmas hechas-Busca la tuya 
 Pide Firmas 
 Regala Gifs 
 Libros cristianos (por Ethel) 
 Panel de PPT 
 Amigos unidos-Macbelu 
 Entregas de Caroly 
 Regala Fondos 
 Texturas p/ Fondos 
 Separadores y barritas 
 Retira tu firma 
 Tutos 
 Tareas HTML 
 COMUNIDADES AMIGAS 
 
 
  Outils
 
General: SATISFACIENDO NUESTRO ANHELO
Choisir un autre rubrique de messages
Thème précédent  Thème suivant
Réponse  Message 1 de 3 de ce thème 
De: hectorspaccarotella  (message original) Envoyé: 24/04/2018 11:33

Algunas de las personas más bendecidas en la casa de Dios están ciegas a sus bendiciones. ¡Qué vergüenza! No disciernen las grandes cosas que el Padre les ha dado; y por eso no las disfrutan plenamente. Parte de la razón puede ser el hábito destructivo de la comparación.

Puedes mirar alrededor en el Cuerpo de Cristo y ver a otros cristianos que parecen ser más talentosos y bendecidos. Algunos han memorizado libros enteros de la Biblia, mientras que otros pueden predicar, enseñar o cantar. El diablo quiere que te compares con los demás, para que digas: “Pobre de mí. No tengo la capacidad cerebral de memorizar la Palabra de Dios y ciertamente no puedo armar un sermón. Simplemente no tengo ninguno de los dones que mis hermanos y hermanas tienen”.

Amado, Jesús dice: “¡Eres bendecido!” Él no dijo: “Bienaventurados los fuertes, los felices, los autosuficientes, los poderosos, los muy talentosos”. Pero en esa hermosa porción de la Escritura, comúnmente conocida como “Las Bienaventuranzas”, él menciona a los pobres en espíritu; aquellos que lloran; a los mansos; a los que tienen hambre y sed de justicia; a los misericordiosos; a los puros de corazón; a los pacificadores; y a aquellos que son perseguidos por causa de la justicia (ver Mateo 5:3-10). Él estaba diciendo: “Eres bendecido porque mi poder descansa en tu debilidad. Porque confías en mí, yo puedo usarte”.

Dios sabe todo sobre la naturaleza humana. Veamos a Abraham por un momento. Dios sabía que tendría una gran alegría cuando recibiera la promesa de su hijo. Abraham pudo decir: “¡Él lo hizo! Dios me prometió un hijo y cumplió su palabra”. Sin embargo, Dios también sabía que Abraham no estaría completamente satisfecho cuando el niño llegara. Él seguiría teniendo un hambre interna sin reposo, una necesidad inexplicable que ningún ser humano podría tocar.

¿No es esto lo que nos sucede cuando finalmente conseguimos lo que tanto hemos querido? Somos muy bendecidos cuando entendemos que sólo el Señor puede satisfacer plenamente nuestras necesidades más profundas.

David Wilkerson



Premier  Précédent  2 à 3 de 3  Suivant   Dernier  
Réponse  Message 2 de 3 de ce thème 
De: Néstor Barbarito Envoyé: 26/04/2018 16:32

Dios también sabía que Abraham no estaría completamente satisfecho cuando el niño llegara. Él seguiría teniendo un hambre interna sin reposo, una necesidad inexplicable que ningún ser humano podría tocar.

Este acierto del autor, me trajo a la memoria la conocida expresión de San Agustín: «Nos has hecho, Señor, para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti».

Buscando la frase para citarla textual, fui a dar, además, con una bellísima expresión del mismo santo, a quien hacía poco Jesús acababa de descubrírsele, después de haber vivido una juventud absolutamente disipada. La he leído muchas veces, y siempre me hace arder el corazón con sana envidia. La comparto con mis hermanos:

«¡Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé! Y he aquí que tú estabas dentro de mí y yo fuera, y por fuera te buscaba; y deforme como era, me lanzaba sobre estas cosas hermosas que tú creaste. Tú estabas conmigo, mas yo no lo estaba contigo. Me retenían lejos de ti aquellas cosas que, si no estuviesen en ti, no serían. Llamaste y clamaste, y rompiste mi sordera; brillaste y resplandeciste, y ahuyentaste mi ceguera; exhalaste tu perfume y respiré, y suspiro por ti; gusté de ti, y siento hambre y sed. Me tocaste, y me abrasé en tu paz».

S. Agustín de Hipona (Confesiones (X, 27, 38)

 


Réponse  Message 3 de 3 de ce thème 
De: hectorspaccarotella Envoyé: 26/04/2018 18:14
wow ¡Qué bella, qué expresión de auténtica adoración, Nestor!

Gracias por compartirla.

HÉCTOR


 
©2025 - Gabitos - Tous droits réservés