“Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios” (Hebreos 11:5).
Enoc obedeció a Dios con el único objetivo de complacerlo y fue recompensado por el Padre al ser traspuesto, lo que significa que fue llevado al cielo sin morir. ¡Todo porque él complació al Señor!
“Y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él” (1 Juan 3:22).
Pablo escribe: “Así hablamos; no como para agradar a los hombres, sino a Dios, que prueba nuestros corazones” (1 Tesalonicenses 2:4). “Cumpla todo propósito de bondad y toda obra de fe con su poder” (2 Tesalonicenses 1:11).
¿Estás enamorado de Jesús? ¿Pasas tiempo con él en la Palabra y en oración? Caminar y hablar con él creará una comunión santa y amorosa. Alabarlo, adorarlo, profundizará tu relación.
Cuanto más ames a Jesús, más fácil te será servirlo y obedecerlo. Las opiniones del mundo ya no te preocuparán, porque podrás decir: “¡He oído de mi Padre y estoy haciendo lo que le complace a su corazón!”. Este espíritu de obediencia vendrá de tu corazón y fluirá libremente de ti.
Jesús nos dice: “El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él” (Juan 14:21). ¡Qué increíble promesa, todo basado en la obediencia!
¿Cómo llegas a este lugar de amar a Jesús? Busca los evangelios, conoce sus palabras. Muchas Biblias tienen las palabras de Jesús escritas en rojo. Y a medida que aprendes su palabra, ¡hazla! Cuanto más le obedeces, más creces para amarlo.
DAVID WILKERSON