REFLEXIÓN UNA VENTANA AL CIELO VIERNES 13 DE JULIO DE 2018.
“Yo confié sinceramente en el SEÑOR, y El escuchó mi oración. El SEÑOR me sacó del pozo de la destrucción; me sacó del barro y del lodo. Me puso los pies en la roca, en tierra firme, donde puedo andar con seguridad.” Salmo 40: 1,2.
Es una gran verdad que: -Un tropezón cualquiera da en la vida-, ¿Quién no llegado a tener un traspiés? ¿Le ha sucedido que, por cualquier circunstancia se cae en presencia de una ó varias personas? Pues de seguro ha escuchado de inmediato preguntas y afirmaciones como estas: ¿Se cayó? ¿Le dolió? -Eso le sucedió por no tener cuidado. -Mire por donde camina.-Etc.
Cuando usted se encuentra en problemas, puede encontrar, entre otros, varios tipos de personas: Las que ven natural su desgracia o caída, Las que teniendo los medios para sacarlo del hoyo en el cual se encuentra, solo se burlan de usted y siguen su camino, y también podrá encontrar aquellas que, con corazón compasivo se apiadan de su desgracia y le brindan su mano para levantarlo.
Hay una mano segura que no se burla de nuestra adversidad, si no que se extiende para levantarnos y consolarnos, sin interesar el hoyo en el que hemos caído, bien sea el pozo de la depresión, del agotamiento físico, del dolor, de la enfermedad, del abatimiento emocional, de la drogadicción, etc. Si confías plenamente en Dios y le encomiendas tu causa, en el nombre de su amado HIJO JESUCRISTO, de seguro también podrás exclamar: “Me sacó del hoyo de la destrucción, del lodo cenagoso; Asentó mis pies sobre una roca y afirmó mis pasos.” Salmo 40:2.
No sé qué clase de resbalón has tenido, ó en que hoyo te encuentras, pero lo importante es saber que hay una mano divina que te puede levantar y mantener seguro. ¿Porque no te aferras a esa preciosa y divina mano de JESUCRISTO que te puede sostener en todo momento y te hará caminar firme y confiado?
ORACION
“Soberano Dios y Padre Celestial: No me alcanzan las palabras cuando intento contar tus maravillas. Nuevas son cada mañana tus misericordias y cada noche proclamo tu fidelidad. Majestuoso DIOS, ciertamente, ninguno de los que esperan en ti será avergonzado. Siempre me brindas perdón, protección y abrigo. A mí has inclinado tu oído; por tanto te invocaré mientras yo viva. Espero en ti, oh DIOS, en ti espera mi alma, y en tu palabra tengo mi esperanza. Bajo tu sombra habito, en el glorioso y poderoso nombre de nuestro SEÑOR JESUSCRISTO.” Amén y Amén.
-FELIZ FIN DE SEMANA-
ARBEY SERNA ORTIZ