"Todavía estoy aprendiendo". Esa frase corresponde a Francisco de Goya, el pintor español. ¿Sabés qué edad tenía Goya al expresar esta frase? ¡80 años! Según cuentan, debajo de un dibujo suyo realizado a esa edad, firmó y agregó "Todavía estoy aprendiendo".
¡Qué distinta a nuestra actitud del estilo "yo me las sé todas", "no necesito que nadie me enseñe o explique algo", "¿qué me pueden enseñar que yo ya no sepa?"! En nuestra inseguridad nos volvemos reactivos a la influencia del otro. Tapar al otro con nuestro "conocimiento" en todos los temas de la vida pareciera preservar nuestra imagen de "inteligentes".
Exploraba hoy por la mañana el libro de los Proverbios en la Biblia y encontraba tantas invitaciones al aprendizaje, a dejarnos sorprender por el conocimiento de otros:
"Las personas inteligentes están siempre dispuestas a aprender; tienen el oído abierto al conocimiento" (18:15).
"El entusiasmo sin conocimiento no vale nada" (19:2).
"Consigue todo el consejo y la instrucción que puedas, para que seas sabio por el resto de tu vida" (19:20).
"A los necios no les interesa tener entendimiento; sólo quieren expresar sus propias opiniones" (18:2).
¡Sólo cuatro frases extraídas de tantas que podría mencionarte!
Últimamente me hace pensar mucho el segundo de los cuatro proverbios citados: "El entusiasmo sin conocimiento no vale nada". Pareciera que sólo con el entusiasmo, las ganas, garra o actitud no fuera suficiente. Porque quizá terminamos gastando nuestra energía de un modo poco sabio. El conocimiento nos ayuda a invertir tiempo, energía y esfuerzo donde vale la pena.
Con el paso del tiempo, voy aprendiendo que Dios responde a algunos de mis interrogantes a través de personas que pone a mi alrededor. Hay soluciones que vienen de la mano de otros. Es una herida al narcisismo: ¿Cómo? ¿No soy el único "iluminado" del planeta quien lleva en sí todo el saber de la humanidad?
Cuando hay disposición a aprender, las respuestas llegan.
Cuando bajamos nuestras defensas, aún la persona menos pensada puede señalarnos el camino.
Sí, ya sé. No debemos volvernos esclavos de las opiniones ajenas. También sé que no debemos ser dependientes. Ok. Sólo intento señalar que la búsqueda de la autonomía no nos lleve a la autosuficiencia, a la arrogancia de suponer que todo el conocimiento empieza y termina en uno mismo.
Amigo, abrite al aprendizaje. ¡Hay tanta ignorancia en cada uno de nosotros! ¡Somos aún tan poco sabios! ¿Querés el mejor tratamiento para mantenerte joven? Aprendizaje, aprendizaje y aprendizaje.
GUSTAVO BEDROSSIAN