¿Qué podemos hacer para disfrutar el favor de Dios hoy? ¿Hay algún secreto? De ser así, ¿cuál es? Afortunadamente, hay instrucciones bíblicas claras para guiarnos. La primera instrucción obvia del Señor es que debemos pedir en oración un derramamiento de su favor. Recuerda lo que hizo que Jabes se destacara en su generación: “Invocó Jabes al Dios de Israel, diciendo: ¡Oh, si me dieras bendición!” (1 Crónicas 4:10).
Al parecer, Jabes no podía aceptar la idea de vivir sin la bendición de Dios. Ten en cuenta las palabras enfáticas: “invocó Jabes”. No era una mera oración mental, sino el grito profundo de un alma que no podía vivir sin un cielo abierto arriba suyo.
La oración de Jabes nos recuerda a Jacob, uno de los patriarcas de Israel, que también tuvo un tiempo crucial de oración con Dios. Una noche, Jacob luchó con Dios, en forma de hombre y luego pronunció una frase que ha inspirado a muchas personas a lo largo de los siglos a buscar fervientemente a Dios por más. Cuando el hombre trató de irse, Jacob respondió: “No te dejaré, si no me bendices” (Génesis 32:26).
Este tipo de oración apasionada y desesperada definitivamente está fuera de moda hoy en día. Tal vez esa es la razón por la que experimentamos tan poca bendición divina tanto en la iglesia en general como en sus miembros individuales. Muy a menudo pareciera que nos contentamos con el ‘status quo’ en lugar de buscar más de Dios. Debido a esto, parece que tenemos poco efecto en el mundo que nos rodea.
Yo no entiendo completamente los misterios de cómo un Dios soberano responde las peticiones de seres humanos frágiles, pero parece claro que la oración efectiva a menudo implica algo más que solamente decir las palabras correctas. Buscar a Dios con todo nuestro corazón es el tipo de oración en la Biblia que asegura no sólo las respuestas sino la bendición de Dios que todos necesitamos. Si Jesús mismo oró en voz alta, a veces con lágrimas, entonces ciertamente puedo sentirme libre de derramar mi propia alma a Dios. Y tú también puedes.
Jim Cymbala