Jesús está sentado a la diestra de Dios y él está “viviendo siempre para interceder por ellos” (Hebreos 7:25). Isaías 56:7 dice: “Los recrearé en mi casa de oración”.
Déjame hacerte algunas preguntas personales:
- ¿Estás siguiendo a Jesús a la casa de oración?
- ¿Lo estás siguiendo a un lugar “habitual” donde oras?
- ¿Oras regularmente?
- ¿Oras diariamente por tu cónyuge y tus hijos? Jesús dice a sus discípulos: “Orad para que no entréis en tentación” (Lucas 22:46).
Padres, ¿oran por sus hijos para que no caigan en tentación? Esposas, ¿oran por sus esposos, para que la mano de Dios esté sobre ellos? Niños, jóvenes, adolescentes, ¿están buscando el rostro del Señor para que no se dejen llevar por las tentaciones del mundo? Personas solteras, ¿se toman parte del tiempo en sus días ocupados y programan un horario “habitual” cuando claman a Dios?
La propia vida de Jesús fue un modelo de lo que él quería ver establecido en sus discípulos (y esto nos incluye, porque somos sus discípulos). Si somos honestos, muchos de nosotros debemos admitir que no tenemos momentos “habituales” de oración. A veces podemos pasar días sin un tiempo y un lugar de oración consistentes en los que podamos comunicarnos con Dios de manera abierta y transparente, lejos de las distracciones del mundo.
El amante de tu alma codicia un tiempo a solas contigo. Él quiere que lo alabes y lo exaltes, día tras día. A menos que programes un tiempo significativo para estar a solas con Dios, el ajetreo de la vida te impedirá reunirte con él. A Dios no le importa a qué hora del día te reúnas con Él; después de todo, ¡él está disponible todo el tiempo! Haz de este tiempo una prioridad, porque será el momento más importante de tu vida. Haz un compromiso con el Padre y luego di “no” a todo lo demás.
GARY WILKERSON