Queridas hermanas y
hermanos: con todo mi cariño, hoy, primer día del nuevo año, quiero proponerles
que recemos este himno de alabanza y gratitud a nuestro Creador y Redentor.
Les dejo un fuerte abrazo
a todos.
Altísimo, omnipotente, buen Señor,
tuyas son las alabanzas, la gloria, el honor
y toda bendición.
A ti solo, Altísimo, te corresponden
y ningún hombre es digno de pronunciar tu
nombre.
Alabado seas, mi Señor, con todas tus
criaturas,
especialmente el señor hermano sol,
él es el día y por él nos alumbras;
y es bello y radiante con gran esplendor:
de ti. Altísimo, lleva significación.
Alabado seas, mi Señor, por la hermana luna y
las estrellas:
en el cielo las formaste claras y preciosas y
bellas.
Alabado seas, mi Señor, por el hermano
viento,
y por el aire, y el nublado, el sereno, y
todo tiempo,
por el cual a tus criaturas das sustento.
Alabado seas, mi Señor, por la hermana agua,
que es muy útil y humilde y preciosa y casta.
Alabado seas, mi Señor, por el hermano fuego,
por el cual alumbras la noche:
y es bello y alegre y robusto y fuerte.
Alabado seas, mi Señor, por nuestra hermana
la madre tierra,
que nos sustenta y gobierna
y produce distintos frutos con coloridas flores
y hierbas.
Alabado seas, mi Señor, por los que perdonan
por tu amor
y soportan enfermedad y tribulación.
Bienaventurados los que las sufren en paz,
pues por ti, Altísimo, serán coronados.
Alabado seas, mi Señor, por nuestra hermana
la muerte corporal
de la cual ningún hombre viviente puede
escapar:
¡ay de aquellos que morirán en grave pecado!
Bienaventurados aquellos a los que encontrará
cumpliendo tu santísima voluntad,
pues la muerte segunda no les hará mal.
Alaben y bendigan a mi Señor,
y denle gracias y sírvanlo con gran humildad.
San Francisco
de Asís (circa 1225)