Enterados
de los acontecimientos sufridos por las iglesias Evangélicas en el Chaco, mi comunidad,
mi familia, y particularmente yo, queremos hacerles llegar a ellas nuestra
solidaridad y afecto. Los católicos romanos, conocemos ese dolor, porque hemos
sufrido en múltiples ocasiones actos de intolerancia y vandalismo. Estamos en
una sociedad que se deteriora a ojos vista, y no tengo dudas de que el mentor
de eso es el Padre de la Mentira. Mas, “¿qué diremos después de todo esto? Si
Dios está con nosotros, ¿quién podrá contra nosotros?” dice Pablo, (Ro 8, 31).
Oramos
por los agredidos, para que El Señor los fortalezca en su fe y fidelidad, y por
los agresores, para que abran su corazón al soplo del Espíritu, y Él les haga
descubrir el error y la maldad de su accionar. Dios bendiga a unos y otros.
Un
abrazo desde el corazón.