“La preocupación agobia a la persona; una palabra de aliento la anima.” Proverbios 12:25.
A nuestro paso, muchas veces, encontramos personas que en su rostro reflejan que no están pasando por un buen momento. ¿En esos instantes te sientes llamado a dar lo mejor de ti? La preocupación y los afanes perturban. La preocupación es una carga que Dios nunca quiso que lleváramos. Sin embargo, a cada uno de nosotros, en nuestro caminar diario, a veces se nos presentan obstáculos que nos roban la tranquilidad.
Dios nos permite ver estas cosas en los rostros de otras personas, no para que nos sentemos a criticar y a juzgar. Esas son las mejores oportunidades para pedirle a Dios que nos permita, no solo hoy, si no cada instante de nuestras vidas, edificar con palabras saturadas de gracia y que brinden consuelo a todo aquel que nos escuche. De igual manera, pedirle al Altísimo que nos permita brindar, siempre, abrazos sinceros que reconforten y levanten el alma del triste.
¿Cuántas veces hemos escuchado a alguien decir: -Necesito un abrazo ó una palabra de aliento-? Por fuerte que nos creamos, todos, en momentos difíciles de nuestra vida, hemos necesitado este tipo de apretón reconfortante. Sí, es que un abrazo ó una palabra de aliento, en el momento preciso, reconfortan y tonifican. ¿Cuánto más nos reconforta el confiar todas nuestras angustias y temores al Soberano Dios que nos cuida, nos ama, nos consuela con su palabra y nos abraza con su providencia?
Si recordamos permanentemente que Dios nos ama, que Él nos sostiene y que Él nos guarda, aprenderíamos a no inquietarnos, a no desmayar y alejaríamos de nosotros tantos temores que nos persiguen. Cuando descansamos en el amor de CRISTO y confiamos que Él nos lleva de la mano, de seguro, estaremos en paz, independientemente de las circunstancias que estemos atravesando.
¿Por qué estás hoy tan preocupado? ¿Desanimado? ¿Decaído? Mira hacia lo alto y pon tu confianza en el SEÑOR JESÚS. Él te invita:“Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso.” Mateo 11:28. Solo en Él encontrarás muchas razones para animarte y caminar en paz. Él también puede utilizar muchas manos para brindarte una palabra que te anime y te dé un abrazo reconfortante y consolador. Déjate envolver con la presencia del SEÑOR JESUCRISTO.
ORACIÓN
“Soberano Dios y Padre Celestial” No hay temor en mí, porque tú estás conmigo; te llevas mis miedos. No hay abatimiento en mí, porque tú eres mi Dios; siempre me das fuerzas y siempre me ayudas. Con tu manto de gloria me abrazas y me sostienes con tuvictoriosa mano derecha. Gracias, Altísimo Dios, porque siempre estás para ayudarme, cada instante de mi vida, en el glorioso y poderoso nombre de nuestro SEÑOR JESUCRISTO.” Amén y Amén.
FELIZ FIN DE SEMANA
ARBEY SERNA ORTIZ