Leí recientemente que mi denominación, la Convención Bautista del Sur, tiene un total de 16 millones de miembros, pero en un domingo típico solo 6 millones de esos miembros asisten a la reunión congregacional de su iglesia local. Teniendo en cuenta la importancia y la necesidad de la reunión de la iglesia para el cristiano, esta es una estadística que desalienta. No solo desalienta, también es espiritualmente peligrosa para aquellos que profesan a Cristo y que regularmente se pierden la adoración con la familia de la iglesia. A continuación quiero enumerar cinco razones y explicar por qué no ir a la iglesia es una muy mala idea.[1]
1. Te perderás el importante diseño de Dios para tu crecimiento espiritual y bienestar.
Cuando un cristiano se salta la reunión de la iglesia, se está perdiendo el proceso prescrito de Dios para el crecimiento espiritual.
El aspecto central de la adoración congregacional es la predicación de la Palabra de Dios. La proclamación de las Escrituras es el medio principal de Dios por el cual un discípulo de Jesús crece en madurez espiritual. Cuando un cristiano se salta la reunión de la iglesia, se está perdiendo el proceso prescrito de Dios para el crecimiento espiritual.
2. Desobedeces a Dios.
La reunión congregacional no es opcional para el cristiano, según la Biblia. Hebreos 10:24-25 lo aclara:
“Consideremos cómo estimularnos unos a otros al amor y a las buenas obras, no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre…”.
El autor y pastor Greg Gilbert comenta sobre este pasaje: “Como mínimo, por lo tanto, debemos decir que, para todos los cristianos, la asistencia a las reuniones de la iglesia no es opcional. El autor de Hebreos, y por lo tanto el mismo Espíritu Santo, ordena a los cristianos que estén presentes cuando se reúnen los creyentes de quienes son parte”.
En mi iglesia reflejamos este mandato bíblico en nuestro pacto de iglesia, que establece:
“Nos comprometemos, por lo tanto, con la ayuda del Espíritu Santo, a […] reunirnos regularmente [y] trabajar juntos para la continuidad de un ministerio evangélico fiel en esta iglesia, mientras apoyamos en ella la adoración, ordenanzas, disciplina, y doctrinas”.
El pueblo de Dios debe esforzarse por guardar los mandamientos de Dios. Uno de sus mandatos es reunirse regularmente para el culto congregacional.
3. Haces una declaración al mundo de que Dios no es digno de adoración.
Si te pierdes la iglesia para dormir o para asistir a una actividad deportiva, ¿qué dice esto sobre el valor que le das a Dios?
En lo que gastamos nuestro tiempo muestra lo que realmente valoramos. Si te pierdes la iglesia para dormir o para asistir a una actividad deportiva, ¿qué dice esto sobre el valor que le das a Dios? Reemplazar el tiempo de adoración programado por tu iglesia con alguna otra actividad demuestra que Dios no es realmente digno de nuestra adoración, sino que otra cosa lo es. Desafortunadamente, esta es la actitud y la conducta de los incrédulos, no del pueblo de Dios.
4. No puedes ministrar a nadie.
Muy a menudo la gente piensa que la adoración congregacional solo se trata de satisfacer sus propias necesidades espirituales. Y por lo tanto, si no tienen ninguna necesidad espiritual en ese momento, no hay razón para asistir. El problema con esta visión de la adoración es que es demasiado individualista y egocéntrica. Como cristianos, nuestras vidas deben gastarse sirviendo, ayudando, y animando a otros.
Perderte la iglesia te roba la oportunidad de servir a alguien más que a ti mismo. Si no asistes el domingo por la mañana, no puedes ofrecer palabras de aliento a alguien que lo necesita; no puedes darle la bienvenida a un incrédulo que no suele asistir; no puedes orar con un compañero que está sufriendo; no puedes alentar a los otros miembros con tu voz durante los tiempos de canto; no puedes animar a tu pastor con tu presencia mientras predica el sermón sobre el que ha trabajado durante toda la semana. Estas son solo algunas de las formas en las que no puedes servir si estás ausente el domingo por la mañana.
5. Te saltas un anticipo del cielo.
Dios nos creó para adorarle. Esa es la razón principal por la que existes. Es por esto que la iglesia fue redimida, y esto es lo que el pueblo de Dios hará cuando Jesús regrese y restaure nuestro mundo caído. Apocalipsis 22:3 da una imagen de esto:
“Ya no habrá más maldición. El trono de Dios y del Cordero estará allí, y Sus siervos Le servirán”.
En 1988, tres ballenas quedaron atrapadas bajo una capa de hielo cerca de la ciudad de Point Barrow, Alaska. En un intento por salvar las ballenas, los rescatistas cavaron una serie de agujeros para ayudarlas a respirar en el hielo mientras regresaban al océano. Rescataron a dos de las tres ballenas porque pudieron obtener el oxígeno que necesitaban, y las guiaron en la dirección correcta. De manera similar, la adoración del domingo por la mañana es una serie de agujeros de respiración que el Señor proporciona a su gente. Esto nos guía y sostiene hasta llegar a nuestro verdadero hogar en el cielo.
[1] Estas razones no son para personas que tuvieron un impedimento providencial. Creo que hay circunstancias en las que es apropiado e incluso necesario perderse de la adoración congregacional con la familia de la iglesia. La enfermedad, la incapacidad física, estar fuera de la ciudad para cuidar de los padres ancianos… estos son solo algunos ejemplos.