“¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo?” (Isaías 58:6). Dios está diciendo que el ayuno que él elige comienza en nuestros propios corazones. Debemos posicionarnos para recibir algo sobrenatural de Dios: libertad de la opresión y de la esclavitud de todo tipo.
Cuando los creyentes entran en un tiempo de ayuno, deben preparar adecuadamente sus corazones para recibir la intervención sobrenatural de Dios. Una de las características espirituales más importantes es la humildad: “Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados” (Isaías 57:15).
“Quebrantado y humilde de espíritu”, este es el corazón de alguien que busca a Dios, que no se agarra de las cosas del mundo; y persevera en conocer al Padre celestial de una manera profunda. Nuestros corazones son vivificados cuando nos mantenemos humildes ante el Señor. Él sopla en nosotros poder y vida, vitalidad espiritual, fortaleza refrescante y renovadora en el espíritu. “Los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán” (Isaías 40:31).
¿Necesitas fortaleza? ¿Necesitas que Dios se mueva con poder en tu vida como nunca antes se ha movido? Si vienes a Dios con un espíritu enojado, exigiendo cosas de él, él no oirá tu voz. “¿Por qué, dicen, ayunamos, y no hiciste caso; humillamos nuestras almas, y no te diste por entendido?” (Isaías 58:3). Pero si vienes a él con un corazón quebrantado y un espíritu de verdadera humildad, él te dice: “Veo que eres contrito en espíritu y aquí estoy para vivificar tu corazón”.
Gary Wilkerson