La tentación es una invitación o una provocación a cometer un acto inmoral. Ahora mismo, Satanás está enfurecido con la tierra como un león rugiente que intenta provocar a los cristianos hacia la inmoralidad. Nadie es inmune y cuanto más te acerques a Dios, más deseará Satanás zarandearte.
“Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas” (Santiago 1:2). El Señor nos dice que nos regocijemos cuando pasemos por varias pruebas porque estamos experimentando algo único. La tentación es “entrenamiento bajo condiciones de combate” y sólo les sucede a los cristianos maduros. Dios quiere guerreros experimentados en combate que puedan testificar: “¡Yo estuve bajo fuego! ¡He estado en la batalla! El enemigo me rodeó por todos lados, tratando de matarme, pero Dios me mostró cómo tomarlo todo y no tener miedo”.
Sólo los verdaderos hijos de Dios pueden ser tentados, los pecadores no pueden. La lluvia no puede tocar un cuerpo que ya está bajo el agua y los pecadores ya están ahogados en la perdición. Como hijos de Satanás, hacen lo que él les ordena y él los lleva a pozos de inmoralidad cada vez más profundos y oscuros.
La tentación no es un signo de debilidad ni una inclinación hacia el mundo. Más bien, es una señal de que Dios confía en nosotros. El Espíritu llevó a Jesús a la arena de la tentación en el desierto para que pudiera aprender el secreto del poder sobre toda tentación. En realidad, Dios le estaba diciendo a Jesús: “Hijo mío, yo te he dado el Espíritu sin medida y te he confirmado ante el mundo. Ahora voy a permitir que Satanás te tiente para que veas cuán impotente es él. Nunca temerás su dominio y podrás predicar el reino con fe de que Satanás está derrotado y no puede tocarte de ninguna manera”.
No somos tentados para aprender acerca de nosotros mismos o para presumir el poder del diablo. ¡No! La tentación es permitida para mostrarnos la limitación de Satanás: derrotarlo y exponer su debilidad. ¡Y para mostrar el poder de Dios para librar! Comienza a glorificar al Señor y usa tu escudo de la fe contra la tentación en tu vida.
DAVID WILKERSON