¿Podemos compartir de la Biblia en nuestras horas laborales? Esta pregunta puede ser difícil de contestar, ya que depende del trabajo que tengamos.
Hay personas que trabajan en lugares y ministerios en los que compartir de la Biblia es parte de sus trabajos. Pero muchas veces esta pregunta viene de personas que trabajan en lugares donde esto no es así. ¿Qué responder en estos casos?
Cumplamos con nuestro trabajo
Para empezar, entendamos que las personas (cristianas y no cristianas) que tienen empleos son contratadas para desempeñar un trabajo particular. Por tanto, tienen la responsabilidad de cumplir sus funciones de una manera honesta y eficiente para el desarrollo de la empresa o institución en la que trabajan. Nuestro evangelismo no debe conducirnos a incumplir con nuestras responsabilidades laborales.
Las palabras de 1 Pedro 2:18 son relevantes para nosotros: “Siervos, estén sujetos a sus amos con todo respeto, no solo a los que son buenos y afables, sino también a los que son insoportables”. Tenemos la responsabilidad, como empleados, de acatar y aplicar estas palabras a nuestras vidas.
Ahora bien, en los trabajos llamados “seculares” hay momentos de descanso que las empresas y organizaciones otorgan a sus empleados. En estos momentos tenemos la libertad de hablar de cualquier tema que queramos, especialmente en países donde se garantiza la libertad de expresión. En tal contexto, nadie puede impedirnos hablar de la Biblia.
Un derecho legal
Aunque no soy abogado, es bueno que miremos lo que dice la ley en EE. UU. sobre el tema. David Gibbs, quien ha servido como presidente de la Asociación de Derecho Cristiano, explica que:
“El Título V de la Ley de Derechos Civiles de 1964 establece normas generales para todos los lugares de trabajo privados que empleen a quince o más personas. Establece que una empresa que permite a los empleados participar en conversaciones no relacionadas con el trabajo, como las relacionadas con política, familia, deportes, u otros temas similares, no puede prohibir las discusiones religiosas voluntarias entre empleados. El comedor para empleados y las áreas comunes son un tipo de foro público donde los ciudadanos comparten ideas e interactúan en una variedad de niveles. En entornos informales, como salas de descanso o pasillos, y en momentos en que los trabajadores interactúan voluntariamente sobre cuestiones que no son de trabajo, los empleados pueden discutir sus puntos de vista religiosos u orar juntos de forma voluntaria. Se aplican las mismas reglas que en cualquier otra conversación privada”.[1]
Nuestro evangelismo no debe conducirnos a incumplir con nuestras responsabilidades laborales.
Notemos que la palabra “voluntaria” se repite en este tema, y me parece que esa es la clave: no se le puede impedir a alguien que hable de la Biblia cuando hay dos adultos que tienen el consentimiento mutuo y desean conversar sobre ella.
Seamos sal y luz
Para los cristianos es importante compartir nuestra fe. No olvidemos que tenemos la responsabilidad de ser sal y luz (Mt. 5:13-16), y necesitamos ser esto dentro de un marco de respeto, amor, firmeza, y paciencia. La Palabra nos recuerda:
“Pero aun si sufren por causa de la justicia, dichosos son. Y no tengan miedo por temor a ellos ni se turben, sino santifiquen a Cristo como Señor en sus corazones, estando siempre preparados para presentar defensa ante todo el que les demande razón de la esperanza que hay en ustedes. Pero háganlo con mansedumbre y reverencia, teniendo buena conciencia, para que en aquello en que son calumniados, sean avergonzados los que hablan mal de la buena conducta de ustedes en Cristo”, 1 Pedro 3:14-16.
Pensando en todo eso, es importante orar por sabiduría para aprovechar en nuestros trabajos las oportunidades que tengamos para compartir la Palabra.
Al mismo tiempo, podemos incluso invitar a compañeros de trabajo a nuestro hogar o visitarlos, imitando lo que Pablo hacía (Hch. 20:20). Esa es una forma de evangelizar a quienes trabajan contigo, en un contexto en el que puedes sentir más libertad.
Por último, si nuestro interés es hacer discípulos, entendamos que eso tomará más tiempo que una simple conversación en el trabajo en la cual, lamentablemente, a veces podemos entrar en contiendas. Recordemos las palabras de Salomón y busquemos honrar al Señor en nuestros trabajos: “Es honra para el hombre evitar las discusiones, pero cualquier necio se enredará en ellas” (Pr. 20:3).