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General: aLGUNAS DEINICIONES Y DETALLES (PARABOLAS) 4
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De: Atlacath  (Mensaje original) Enviado: 06/09/2019 02:47

Algunas definiciones y detalles

 En los capítulos que siguen examinaremos solamente una docena de las parábolas más notables de Cristo. Para cubrirlas todas con suficiente profundidad se requeriría de varios volúmenes. A lo largo de los Evangelios hay alrededor de cuarenta de ellas. (Un número exacto depende del método de conteo). Mis comentarios básicos de cualquiera de las parábolas se pueden encontrar en los volúmenes correspondientes de la serie The MacArthur New Testament Commentary.

 Además, hace más de veinticinco años incluí un resumen de siete parábolas con temas del evangelio en un libro importante que examina el mensaje evangelizador de Jesús.

 Algunas de esas mismas parábolas se incluyen aquí con material nuevo y con más profundidad. A pesar de que la parábola del hijo pródigo es una de las más ricas, memorables e importantes de todas las historias de Jesús, no se incluye en este libro, ya que he escrito un volumen fundamentado en este pasaje.

            El objetivo de este libro es revelar la profundidad de significado en una muestra representativa de las parábolas de Jesús, y analizar la forma ingeniosa en que Él ilustró verdades vitales con historias cotidianas. Antes de detenernos a considerar parábolas específicas, sería bueno tener en cuenta el género. ¿Qué es una parábola y en qué se diferencia de otras figuras del lenguaje como metáforas, símiles, fábulas, alegorías y otras? Una parábola no es más que una simple analogía; es un símil o metáfora ampliada que tiene una lección distintivamente espiritual contenida en la analogía. Breves figuras del lenguaje como «tan fuerte como un caballo» o «tan rápido como una liebre» son símiles simples y lo bastante sencillos que no requieren una explicación. Una parábola extiende la comparación en una historia más larga o una metáfora más compleja, y el sentido (siempre apuntando a la verdad espiritual) no es necesariamente obvio. La mayoría de las parábolas de Jesús exigía algún tipo de explicación. Sin embargo, dar una definición técnica que se adapte a todas las parábolas es muy difícil, en parte debido a la gama de los dichos que se consideran expresamente parábolas en los Evangelios.

Por ejemplo, en Mateo 15.15 Pedro le pide a Jesús que explique «esta parábola», que aparece en el versículo 11: «No lo que entra en la boca contamina al hombre; mas lo que sale de la boca, esto contamina al hombre». Estas son, en realidad, un par de proposiciones simples enunciadas como una especie de proverbio. No tienen ninguno de los elementos distintivos de la historia o de la narrativa: no hay trama, no hay personajes, no hay eventos. Sin embargo, las Escrituras lo llaman una parábola, no solo en Mateo 15, sino también en Marcos 7.17. Por otra parte, en Lucas 4.23 Jesús cita un proverbio: «Médico, cúrate a ti mismo». En el texto griego, la palabra que Cristo usa para referirse a este dicho es parabolē, la misma que normalmente se traduce como «parábola». Obviamente, la idea bíblica de una parábola es más amplia que la mayoría de las definiciones técnicas propuesta por varios comentaristas, y por esto es complicado un conteo exacto de las parábolas bíblicas. La palabra parábola se emplea tres veces en el Antiguo Testamento de la Biblia Reina-Valera 1960: Salmos 78.2 y Ezequiel 17.2; 20.49. La palabra hebrea en estos textos es mashal, que puede hacer referencia a un dicho profético, a un proverbio, a una adivinanza, a un discurso, a un poema, a un cuento corto, a una similitud o a casi cualquier tipo de máxima concisa o anécdota. En las Escrituras hebreas, la palabra se usa unas cuarenta veces, generalmente traducida como «proverbio», aunque en Números se traduce como «oráculo» y en el libro de Job como «discurso».

Solo en los tres textos del Antiguo Testamento citados anteriormente la palabra en el contexto parece referirse a alguna cosa semejante al tipo de parábolas que decía Jesús. La palabra griega traducida como «parábola» en los Evangelios sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas) es parabole, y se encuentra cincuenta veces en cuarenta y ocho versículos del Nuevo Testamento. Dos veces se utiliza en Hebreos con el significado de lenguaje figurado: «Lo cual [el primer tabernáculo] es símbolo [parabole] para el tiempo presente» (9.9): «[Abraham creyó] que Dios es poderoso para levantar [a Isaac] aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado [parabole]» (11.19). Las otras cuarenta y ocho apariciones del término en el Nuevo Testamento se encuentran en los sinópticos, donde siempre se traduce «parábola» o «parábolas», en referencia a las historias de Jesús. La palabra viene de dos raíces griegas: para («junto a») y ballō, («lanzar»). Literalmente, significa «colocar a su lado». Esto indica una comparación entre dos cosas que son similares de alguna manera. La derivación de la palabra parábola, por lo tanto, se refiere a la analogía que se establece entre una realidad común y una profunda verdad espiritual. Esta yuxtaposición de cosas comunes a la verdad trascendental es lo más distintivo de una parábola; no la trama, la longitud, la forma, los recursos literarios o el estilo narrativo.

Para decirlo de manera más simple posible, una parábola es una figura ilustrativa del lenguaje con el propósito de comparar, específicamente con el fin de enseñar una lección espiritual. Una parábola puede ser larga o corta, puede emplear la metáfora, el símil, el proverbio o algún otro tipo de figura del lenguaje, incluso podría contener elementos de la alegoría pero siempre haciendo una comparación aplicable a alguna verdad en el reino espiritual. La lección revelada en la comparación siempre es el punto central (y a menudo el único) de la parábola.

Una parábola no es una alegoría como El progreso del peregrino, en la que todos los personajes y prácticamente cada punto de la trama transmite un significado enigmático, pero vital. Las parábolas no deben ser tratadas para conseguir significados secretos. Sus lecciones son sencillas, centradas y sin mucho adorno. (Volveremos a este punto en breve). Otra importante característica de las parábolas de Jesús es que nunca cuentan con los elementos del mito o de la fantasía. No son en lo absoluto como las fábulas de Esopo, donde las criaturas del bosque personificadas enseñan lecciones morales. Las parábolas de Jesús son creíbles por completo, ilustraciones de la vida real. Todo en ellas pudiera ser verdad. Así que para nuestros propósitos en este libro, la definición sencilla con la que comencé esta introducción es tan buena como cualquiera otra: una parábola es una ingeniosa imagen en palabras sencillas con una profunda lección espiritual.

Aunque Jesús no fue el primero en utilizar esta forma, fue, sin duda, el primero en enseñar tan extensamente con ella. Rabinos principales antes de la época de Cristo habían hecho un escaso uso de las parábolas. Hillel el Viejo, por ejemplo, uno de los más famosos y aun influyentes rabinos de todos los tiempos, vivió una generación antes del nacimiento de Cristo y se dice que habló en ocasiones en parábolas. El Midrash es una colección de homilías rabínicas, comentarios, anécdotas y ejemplos que explican diversos textos bíblicos. El texto del Midrash data del siglo II a.d., pero incluye algunas parábolas más antiguas que se cree son anteriores al ministerio de Cristo. Sin embargo, lo que está claro es que la enseñanza mediante parábolas aumentó dramáticamente en la tradición rabínica durante y después del tiempo de Jesús.

            Para contarlas, no había nadie mejor que Él; pronto, otros rabinos adoptaron esa forma. Las parábolas de Jesús se encuentran solo en los Evangelios sinópticos. Ni una sola se registra en el Evangelio de Juan. En Marcos son escasas, ya que incluye solo seis,

**** y solo una de ellas (Marcos 4.26–29) aparece únicamente en Marcos. En otras palabras, todas menos una de las parábolas registradas de Jesús se encuentran en Mateo y Lucas.

***** También vale la pena señalar que Mateo y Lucas tienen algunas formas diferentes de narrar las parábolas de Jesús. Mateo relata la historia con toda brevedad refiriéndose solo a los hechos. Las de Lucas, en cambio, tienden a dar a los personajes de las historias más vida y personalidad. Simon J. Kistemaker resume las diferencias estilísticas entre Mateo y Lucas de esta manera: Del repositorio de las parábolas de Jesús, Mateo ha seleccionado los que Él presenta en bocetos en blanco y negro.

Por ejemplo, el comerciante de perlas es una persona común a quien nos se le da vida. En contraste, las parábolas que Lucas ha seleccionado brillan en su nitidez, son vívidas representación de la vida y tienen un colorido diseño. En estas parábolas las personas hablan, como en el caso del hombre rico que al tener una cosecha abundante, construyó graneros más grandes y mejores (Lucas 12). Incluso, en la parábola de la oveja pérdida registrada tanto en Mateo como en Lucas, esta diferencia es obvia. Al encontrar a la oveja perdida, el pastor, lleno de alegría, vuelve a casa y reúne a los amigos y vecinos y les dice: «Gozaos conmigo, porque he encontrado mi oveja que se había perdido» (Lucas 15.6). Mateo se limita a registrar que el hombre estaba feliz (Mateo 18.13). Al parecer, Mateo está tomando sus fotos en blanco y negro, mientras que Lucas utiliza color.14

            De ninguna manera esto indica que el enfoque de Mateo sea inferior o menos inspirado que el de Lucas. Un dato a tener en cuenta acerca de las parábolas de Jesús es que son simples en propósito, y las lecciones que enseñan tampoco son complicadas. Hemos considerado este hecho antes cuando estábamos teniendo en cuenta las diferencias entre la parábola y la alegoría. Pero la cuestión es demasiado importante como para pasar tan rápido por ella y es una buena nota con la cual terminar esta introducción:

El simbolismo en las parábolas de Jesús nunca está densamente estratificado y rara vez es multidimensional. En la mayoría de los casos, las parábolas destacan un simple punto. Tratar de encontrarle sentido a cada elemento de la historia es un ejercicio de mala hermenéutica. Incluso, las parábolas más detalladas (como la del buen samaritano y la del hijo pródigo) generalmente enseñan lecciones no complicadas y fáciles de entender. Los detalles en la historia no deben ser cargados de significado espiritual. Por ejemplo, el aceite y el vino del buen samaritano utilizado para curar las heridas del viajero (Lucas 10.34) no tienen necesariamente significado simbólico o espiritual más allá de mostrar que el samaritano le dio al hombre un cuidado compasivo y que hacerlo le tomó tiempo. Tampoco hay necesidad de añadirle algún significado espiritual secreto a la frase: «las algarrobas que comían los cerdos» en la parábola del hijo pródigo (Lucas 15.16).

Ese detalle se da porque muestra claramente en pocas palabras hasta dónde había caído el muchacho en la pobreza absoluta de un estilo de vida profano y degradante. Una vez más, lo importante en cada parábola es la lección central, y en aquellos casos en que el simbolismo es más complejo (por ejemplo, la parábola del sembrador y la de la cizaña), Jesús casi siempre nos explica cuál es el simbolismo. Al estudiar juntos las parábolas de Jesús a continuación, comprometámonos a ser verdaderos discípulos, buscando cuidadosamente la sabiduría y el conocimiento con corazones obedientes. Las lecciones que Cristo ha incorporado en sus imágenes verbales son en realidad profundas y bien merecen nuestra atención. Como Jesús dijo en privado a los primeros discípulos: «Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis; porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron» (Lucas 10.23–24).

Entrelazada en estas historias, entonces, está una promesa de bendición para el que entiende la verdad y la enseña. El Salvador... sabía lo que quería decir cuando hablaba. Algunas personas, cuando hablan, no saben lo que dicen; y cuando un hombre no se hace entender lo que quiere decir, por lo general es porque él mismo no sabe el significado de lo que dice. El habla confusa suele ser el resultado de un pensamiento confuso.

Si los hombres piensan en nubes, van a predicar de las nubes; pero el Salvador nunca habló en ese estilo que fue una vez tan común en nuestros púlpitos; un estilo importado de Alemania y que era demasiado turbio y nebuloso, aunque algunos pensaron que era maravillosamente profundo y marcada intelectualidad. Sin embargo, no hay ni una sola oración de este tipo en toda la enseñanza de Cristo.

Él era el más claro, más directo y más abierto de todos los oradores. Sabía lo que quería decir y sus oyentes también lo sabían. Es cierto que los judíos de su época no comprendieron algunas de sus enseñanzas, pero esto se debía a que la ceguera judicial había caído sobre ellos. La culpa no estaba en la luz, sino en los ojos nublados de ellos.

Vaya a su enseñanza y vea si alguien más ha hablado de manera tan simple como Él lo hizo. Un niño puede entender sus parábolas. Hay en ellas verdades ocultas que son un misterio incluso para los discípulos personalmente por Cristo; pero Cristo nunca desconcertó a sus oyentes.

Él les hablaba como un niño... Él nunca dejó a un lado la simplicidad de la infancia, a pesar de que tenía toda la dignidad de la hombría totalmente desarrollada.

Él siempre manifestaba sus sentimientos y lo que pensaba. Jesús habló de lo que estaba en su mente en simple y claro lenguaje que los más pobres de los pobres, y los más bajos de los bajos, estaban ansiosos por escucharle.  Charles Haddon Spurgeon.

  • El apéndice responde el concepto equivocado tan común de que la doctrina y la historia se oponen entre sí.

  • Para una explicación sucinta y un análisis de la postmodernidad vea John

Macarthur, verdad en guerra (Nashville: grupo Nelson, 2007). En resumen, las filosofías postmodernas están dominadas por la idea de que la verdad es subjetiva, nebulosa, incierta, tal vez incluso incognoscible. O para usar una breve declaración de verdad en guerra: << El postmodernismo en general suele estar marcado por una tendencia que rechaza la posibilidad de cualquier conocimiento seguro o ya establecido de la verdad>> (p. 11)

  • Este fue sin duda, un dicho común de Jesús, porque Mateo 15:14 registra una

Declaración similar, pero esta vez se trata de un comentario hecho en privado a los doce discípulos y aparece en un momento mucho mas tardío durante el ministerio en Galilea (mateo 15:14). Pedro pide inmediatamente: <> (v. 15), pero Jesús explica una declaración anterior hecha a las multitudes: <> (v. 11). Este amplio uso de la palabra parábola ejemplifica como el mismo uso de la palabra en la biblia hace que las parábolas de Jesús sean muy difíciles de distinguir, definir y contar con precisión.

  • Las parábolas que Marcos registra son la del sembrador (4:3-20); el crecimiento

De la semilla (vv. 26-29); el grano de mostaza (vv. 30-32); los labradores malvados (12:1-90; la higuera (13:28-32); y el portero (vv. 34-37). Algunos comentaristas incluyen expresiones figuradas en sus listados de parábolas. Las breves figuras del lenguaje no se ajustan necesariamente a la forma clásica de historia que distingue a una verdaderamente parábola, así que no las he incluido en la lista anterior. Pero vale la pena señalar que hay muchas maneras de contar las parábolas de Marcos. Algunas listas, por ejemplo incluyen la declaración de Jesús sobre el ayuno cuando el novio está presente (Marcos 2:19-20);  el cuadro del vino nuevo en odres nuevos (2:21-22); la lámpara debajo de un almud (4:21) y así sucesivamente. Podría también incluirse el atar al hombre fuerte (3:27) y la sal que se hace insípida (9:50). Es por esto que los listados de la parábola de Marcos varían generalmente de seis a once parábolas. La amplia divergencia ilustra la imposibilidad práctica de realizar una lista definitiva de todas las parábolas de Jesús, y por esto no he tratado de incluir tal lista es este libro. Una discusión detallada de las sutiles distinciones entre analogías sencillas y parábolas de pleno derecho seria una excelente tesis académica, pero va mucho más allá del alcance de este libro.

  • Algunos dicen que dos parábolas son exclusivas de Marcos: la del crecimiento de

La semilla (4:26-29) y la del portero (13:34-37). Pero este último texto es simplemente un registro abreviado de la misma parábola dicha de (Mateo 24:42-51).



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