“El oficial del rey le dijo: SEÑOR, venga rápido antes de que mi hijo muera. Jesús le dijo: Vete a casa, tu hijo vivirá. El hombre creyó lo que Jesús le dijo y se fue a casa. Camino a casa se encontró con sus siervos, quienes le contaron que su hijo vivía.” Juan 4:49-51.
El Oficial de este relato que, entre otras cosas, era un hombre envestido de autoridad y, probable pensaba que, a JESÚS, el Dios hecho Hombre, podía darle órdenes como a uno de sus subalternos. “venga rápido antes de que mi hijo muera” Juan 4:49. Estas palabras no tomaron por sorpresa a Jesús. Vino la respuesta divina de parte del SEÑOR, a lo que, podía ser una orden terrenal del oficial del rey: “Vete a casa, tu hijo vivirá.”
¿Qué opciones tenía este hombre? Insistir para que el Señor lo acompañara hasta su casa ó dar por hecho la Palabra que él escuchó “Vete a casa, tu hijo vivirá.” Seguidamente, dice la Escritura, que este oficial creyó. “El hombre creyó lo que Jesús le dijo y se fue a casa. Camino a casa se encontró con sus siervos, quienes le contaron que su hijo vivía.” Al preguntar a sus siervos a qué hora había sanado, recordó que fue a esa misma hora en la cual JESÚS le había dicho: Vete a tu casa, tu hijo vivirá.
Para recibir respuesta a nuestras peticiones, debemos tener en cuenta mínimo cuatro condiciones: Escuchar la Palabra de Dios, Creer la Palabra de Dios, Obedecer la Palabra de Dios y Descansar en la Palabra de Dios. Dice la Biblia que todo aquel que cree a la Palabra de Dios, no andará apurado, no andará preocupado, porque ha aprendido a descansar en la Palabra de Dios. “Encomienda al SEÑOR tu camino, confía en Él; y Él hará” Salmo 37:5.
Se preguntará usted, ¿Por qué Jesús no fue con este hombre para sanar a su hijo? Dios no recibe órdenes de ningún hombre, llámese como se llame. Debemos acercarnos al Padre Celestial, en el nombre de nuestro SEÑOR JESUCRISTO, para presentarle nuestras peticiones, esperando escuchar su Palabra, Creer a su Palabra, Obedecer su Palabra y Descansar en su Palabra. Esto es lo que nos sucede cuando leemos la Biblia y la meditamos; Dios nos habla a través de ella. El joven que estaba muriendo se encontraba como a unos 15 Km. de distancia y Jesús lo sanó a larga distancia, Él envió su palabra y fue como si personalmente hubiera tocado al muchacho; este se sanó. Hoy, cerca de nosotros está también su Palabra y podemos confiar plenamente en ella.
ORACION
“Soberano Dios y Padre Celestial: “Gracias, porque me ayudas a despojarme de mi condición de dominador y a acercarme a ti en humildad, reconociendo mi condición de hombre necesitado de ti. Que cada día, así como busco y me agrada el alimento material, te busque a ti anhelando ese alimento espiritual que me llena de confianza, de tu amor y de tu paz. Enséñame a escuchar tu voz y a ponerla por obra, Que sea dócil a tus tiempos y disposiciones y que nunca me apresure, en ningún momento ni en ninguna circunstancia de mi vida, a imponerte mi insensatez. Sólo tú sabes que es lo mejor para mí y por eso me rindo a tu voluntad que es santa y perfecta. Que cada una de mis peticiones sea dirigida por tu precioso Espíritu para no dudar nunca de tu cercanía, de tu interés por mí y de tu infinito amor, te lo pido en el precioso y poderoso nombre de mi SEÑOR JESUCRISTO.”. Amén y amén.
-FELIZ FIN DE SEMANA-
Arbey Serna Ortiz