“El SEÑOR afirma los pasos del hombre cuando le agrada su modo de vivir. Podrá tropezar; pero no caerá, porque el SEÑOR lo sostiene de la mano." Salmo: 37:23-24.
Cuanto dolor sentimos en nuestro corazón cuando voluntaria o premeditamente le causamos daño a alguien, queremos escondernos para no dar la cara, la vergüenza nos persigue. por esa falta cometida. Si así nos sentimos cuando le hemos fallado a una ó varias personas, ¿cuánta más vergüenza deberíamos experimentar, cuando hemos pecado contra Dios?
El Altísimo cree y confía en mí y en ti. Eso NO quiere decir que no tenga conocimiento de lo que somos y hacemos. Él lo sabe todo, Él lo ha visto todo. Es más, el conoce cada uno de los pensamientos que hay en nuestra mente. Pero es un Dios de segundas oportunidades. Con la cara roja de vergüenza, nos toca pedir sinceramente perdón a los que hemos ofendido y levantar la frente y seguir caminando, evitando caer en lo mismo. No podemos quedarnos hundidos en ese sentimiento de culpa, de condenación y vergüenza.
¿Te encuentras hoy bajo el yugo de la vergüenza y la afrenta?, ¿Estás enredado en tus propios engaños y piensas que no hay oportunidad? siempre hay esperanza en la Sangre de CRISTO, hay suficiente poder en ella para limpiarnos de todo pecado. Este es el día de tu restauración. Dice la Escritura: “Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad.” 1 Juan 1:9.
Cuando cae el hombre, Dios no le da la espalda, Él es el especialista en levantar a los caídos. ¿Pero por qué Dios cree y confía en ti y en mí? ¿Será que hemos logrado engañarlo? Definitivamente NO. Él lo hace. no por nuestras buenas ó malas obras, lo hace porque nos ama con amor eterno. Detente hoy un instante, levanta tus ojos al cielo, acércate a tu Creador con corazón sincero y sencillo y Él transformará tus tinieblas con su luz divina.
ORACIÓN
“Soberano Dios y Padre Celestial: “Tú levantas del polvo al pobre y sacas del muladar al necesitado. Amas y honras al que vive sin tacha y nada le niegas. En lugares especiales me colocas, para la gloria de tu nombre. Solo en ti encuentro paz, solo tú me salvas y me proteges. Guardas mi vida y no permites que mis pies resbalen. No caeré, porque tú eres mi refugio. Me sostienes de mi mano derecha y me dices no temas yo te ayudo, en el glorioso nombre de mi SEÑOR JESUCRISTO.” Amén y Amen.
-FELIZ FIN DE SEMANA-
ARBEY SERNA ORTIZ