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Un día siniestro en Galilea
Porque a
vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; más a ellos
no; les es dado.
--Mateo 13:11
Un día muy
ocupado casi al final del segundo año de su ministerio publico, Jesús tuvo un
encuentro con algunos fariseos hostiles y, de repente todo el carácter de su
enseñanza cambio. Ya no predico sermones sencillos salpicados con textos proféticos
clave del Antiguo Testamento. A partir de entonces, cada vez que enseño
públicamente, hablo en parábolas. Tal cambio brusco en su estilo de enseñanza
fue un presagio de juicio contra la elite religiosa de Israel y todos los que
siguieron su ejemplo.
Los fariseos y el sábado.
Mateo
presenta el punto decisivo en el cambio de ministerio público de Jesús al
narrar una serie de conflictos muy públicos provocados por los líderes
religiosos judíos que estaban ansiosos por desacreditar a Jesús.
La principal lucha que eligieron
tener con Jesús fue acerca de la correcta observancia del sábado, símbolo del
sistema legalista de ellos. Los fariseos se consideraban especialistas y
agentes del orden publico cundo se trata de la estricta observancia del sábado.
Ellos habían superpuesto a los inspirados estatutos acerca del sábado en el
Antiguo Testamento una larga lista de detalladas restricciones humanas.
Hicieron de esto su tema distintivo y eran esforzados en sus intentos de
imponer un extremadamente riguroso sabatismo en toda la nación.
Evidentemente, la justificación
original de los fariseos era que para evitar infracciones negligentes o
accidentales en el día de reposo, o mejor era prohibir todo lo dudoso y
restringir las actividades del sábado al inventario más elemental de
necesidades absolutas. Fuera cual fuera su objetivo original, ellos habían
convertido el sábado en una contrariedad opresiva. Peor aún, de su rígido
sistema habían hecho un asunto de inmenso orgullo para ellos y un arma de
maltrato con la que atormentaban otros. El día de <> se
convirtió en una de las mas onerosas pruebas de una larga lista de
<> que los fariseos estaban
decididos a imponer sobre los hombros de los demás (Mateo 23:4).
La observancia del sábado en el
Antiguo Testamento desde su principio no se suponía que fuera gravoso; su
propósito era exactamente lo contrario: que fuera una <> (Isaías 58:13) y un respiro para la
gente cansada. Los mandamientos canónicos con respecto al sábado eran
minuciosos pero bien definidos. El séptimo día se reservo como un recordatorio
gentil y semanal al hecho que la humanidad tiene un llamado a entrar en el
reposo del Señor (Hebreos 4:4-11). Las
Escrituras presentan este tema desde el principio. Es la corona y culminación
de la historia de la creación: <
acabo Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposo el día séptimo de toda la obra que hizo. Y bendijo dios al día
séptimo y lo santifico, porque en el
reposo de toda la obra que había hecho en la creación>> (Génesis 2:1-3, énfasis añadido)
Es significativa en este pasaje la progresión
de los verbos. Cuando Dios termino su obra creadora, descanso. No porque necesitara
alivio o recuperación, sino porque su obra estaba terminada. A continuación
declaro el sábado santo, como un favor hacia la humanidad. El trabajo es algo
pesado. Este es un resultado que la maldición del pecado de la humanidad trajo
sobre toda la creación (Génesis
3:17-19). Por otra parte, un hombre abandonado a si mismo va a descubrir
que <> (Eclesiastés 4:8). El sábado es una celebración de la obra
terminada del Señor. Y se insta a
toda la humanidad a entrar en el reposo del Señor. Esta verdad fue mostrada por
primera vez en el propio descanso del Señor en el último día de la semana de la
creación. Pero la gloria del sábado fue finalmente dada a conocer en la obra
terminad de Cristo (Juan 19:30).
Así que el sábado es de vital
importancia en la historia bíblica de la redención. Se supone que es un
recordatorio semanal de la gracia de Dios, que siempre está en marcado
contraste con el quehacer humano.
En la ley de Moisés se incluyo un número
de preceptos que rigen la observancia del sábado. Sin embargo, la instrucción
principal a recordar y santificar el día de reposo es el cuarto de los diez
Mandamientos. Este es el último mandamiento en la primera tabla del Decálogo.
(La primera tabla presenta los que definen nuestro deber con respecto a Dios.
La segunda, que abarca del quinto al decimo, se refiere a nuestro deber con
nuestro prójimo).
Considerando los cuatro versículos
en Éxodo 20, el cuarto mandamiento es el más largo del Decálogo. (El segundo
tiene tres versículos de largo. Los otros ocho están expresados en un solo
versículo cada uno. Pero a pesar de su extraordinaria longitud, la ordenanza a
guardar el sábado como día de reposo no es de por si compleja. Dice
simplemente:
Seis días trabajaras, y aras toda
tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en el obra
alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia,
ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová
los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposo en
el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santifico. (Éxodo 20:9-11)
Observe que la palabrería inusual del cuarto mandamiento se
debe al hecho de que se prohíbe expresamente que terratenientes y jefes de
familia eludan la restricción al hacer que otros trabajen por ellos. Todas
estas salidas son cerradas. Y enseguida, el texto da la base bíblica y
doctrinal para el mandamiento, haciendo hincapié en cómo el sábado es figura de
entrar en el reposo de Dios.
Aparte de esto el cuarto mandamiento es simple. Lo que estaba
prohibido en el sábado era el trabajo, concretamente la fatiga de la vida diaria. Todo trabajo se debía suspender;
incluso las bestias de carga estaban exentas de trabajar ese día dedicado al
descanso. El sábado era un regalo y una bendición de Dios a su pueblo, para que
la vida terrenal no pareciera una larga, ininterrumpida y ardua rutina.
Israel peco en repetidas ocasiones a lo largo de su historia
al ignorar los sábados y permitir hacer negocios como siempre durante el fin de
semana. Esta negligencia fue motivada tanto por un deseo de ganancia financiera
como por pura indiferencia acerca de las cosas espirituales, apostasía,
idolatría o alguna combinación siniestras de estas. Nehemías 13:15-22 describe la lucha de Nehemías para lograr que el
pueblo de su época observara el día de reposo. Y Jeremías 17:21-27 es un registro de la suplica de Jeremías a los
ciudadanos de Jerusalén para que descansaran en el sábado. Ellos se negaron y Jeremías
recibió un mensaje profético del Señor amenazando con la destrucción de la
ciudad si el pueblo no se arrepentía de profanar el día de reposo.
Sin embargo, para la época de Jesús, el péndulo había
oscilado hasta irse al extremo opuesto. Gracias a la predicación y a la
politiquería de los fariseos. Al pueblo de Israel se le obligaba a observar el sábado
mediante el código más estricto posible, supuestamente para honrar a Dios,
aunque sin el gozo y la gratitud que deseaba el Señor, por obligación y bajo la
estricta supervisión de los fariseos. El sábado se convirtió en una tarea impuesta, molesta y legalista, un
ritual engorroso en lugar de un verdadero día de descanso. Las personas Vivian
con el temor de que si accidentalmente violaban o descuidaban alguna regla
trivial del sábado, serian reprendidos por los fariseos, quizá amenazándoles
con la excomunión o en el peor de los casos, la lapidación. Esto es
precisamente lo que ocurrió con Jesús y sus discípulos.
El conflicto de Jesús con la elite
religiosa.
Mateo 12 comienza con una gran confrontación provocada por un
escuadrón encargado del cumplimiento farisaico del sábado. Al sentir hambre,
los discípulos arrancaron algunas espigas para comer mientras caminaban por un
campo de trigo o cebada en sábado. Los fariseos estaban en pie de guerra y
contendieron con Jesús sobre lo que sus discípulos habían hecho (Mateo 12:1-2). De acuerdo con las
reglas de los fariseos, aun arrancar un puñado de grano de manera informal era
una forma de espigar y por lo tanto, un trabajo. Este era precisamente el tipo
de acto al parecer intrascendente que los fariseos de manera habitual
perseguían, convirtiendo aun las necesidades básicas de la vida en mil tabúes sabáticos
que no había sido establecidos en las escrituras. El sistema de los fariseos
era un verdadero campo minado para la persona promedio.
Jesús respondió al mostrar la necedad de una regla que
prohíbe cubrir una necesidad humana en un día reservado para beneficio de la
humanidad: << El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el
hombre por causa del día de reposo>> (Marcos 2:27(. Y reprendió a los
fariseos por condenar a los inocentes, agregando luego la famosa declaración de
su autoridad divina: <> (Mateo 12:8).
Los fariseos se enfurecieron. Pero no dejaron de desafiar al
Señor con el sábado.
En Lucas 6:6 leemos: <>. De nuevo, allí estaban los fariseos,
dispuestos a intensificar el conflicto sobre el sábado. Señalando al hombre con
la mano seca, le orecieron a Jesús la oportunidad de quebrantar sus reglas del
sábado en presencia de muchos testigos. <> (Mateo 12:10). Habían
visto a Jesús hacer milagros muchas veces antes y sabían que tenía poder sobre
cualquier enfermedad. También habían visto, una y otra vez, sobradas pruebas de
que El era el Mesías prometido.
Pero no ere el tipo de Mesías que siempre habían esperado. Jesús
se opuso abiertamente a su cumulo de tradiciones religiosas hechas por el
hombre. Con valentía desafío la autoridad de ellos y reclamo la autoridad
suprema para sí mismo. Los fariseos sabían que si EL tomaba su lugar legitimo
en el trono como el Mesías de Israel, desbarataría su estatus y pondría fin a
su influencia sobre el pueblo. En un conclave secreto para discutir qué hacer
con Jesús, ellos admitieron abiertamente cual era el verdadero problema.
Estaban preocupados por la pérdida de su propio poder y estatus político:
<< Si le dejamos así, todos crean en él; y vendrán los romanos, y
destruirán nuestro lugar santo y nuestra nación>> (Juan 11:48). Ellos ya
estaban perdiendo el favor de los ciudadanos comunes y corrientes de Galilea.
No es de extrañar que <> Marcos 12:37). Pero el, odio ciego de los líderes
religiosos era tal que en verdad no les importaba si sus credenciales
mesiánicas eran legitimas o no; estaban decididos a disuadir a la gente de ir
en pos de Él, sin importar lo que hiciera falta.
Así que cuando Jesús respondió as su desafío sanando al
instante al hombre de la mano seca, los fariseos salieron de la sinagoga a
tener una de esas reuniones privadas, consultando unos con otros acerca de lo
que podrían hacer con Él. El objetivo final de ellos era ya claro: << y
salidos los fariseos, tuvieron consejo contra Jesús para destruirle>>
(Mateo 12:14). El odio de todo el régimen religioso con sede en Jerusalén había
llegado literalmente a un nivel criminal, y Jesús sabia sus intenciones. Por lo
tanto, porque su hora aun no había llegado, de inmediato comenzó a ser más
discreto en sus movimientos y más reservado en su ministerio público. Mateo
afirma: << Sabiendo esto Jesús [la intención de ellos de destruirle], se
aparto de allí; y le siguió mucha gente, y sanaba a todos, y les encargaba
rigurosamente que no le descubriesen>> (Mateo 12:15-16).
Mateo sigue su relato de los conflictos del sábado con una
cita de Isaías 42:1-4:
He aquí mi siervo, a quien he escogido;
Mi amado, en quien se agrada mi alma;
Pondré mi espíritu sobre él,
Y a los gentiles anunciara juicio.
No contenderá, ni voceara,
Ni nadie oirá en las calles su voz.
La caña cascada no quebrara,
Y el pabilo que humea no apagara,
Hasta que saque a victoria el juicio.
Y en su nombre esperaran los gentiles. (Mateo 12:18-21)
El mensaje de Mateo
(como el de Isaías) es contrario a todas las expectativas: el Mesías de Israel
no iba a llegar a la escena como un conquistador militar o una poderosa figura
política, sino de una manera suave y tranquila. <>
se refiere a un instrumento musical hecho a mano, un tubo o flauta fabricado
del espesor del tallo de una planta que crecía en la orilla del agua. Cuando la
flauta se volvía demasiado gastada o incapaz de producir música, se partía en
dos y se desechaba. El <> se refiere a una
mecha de lámpara que ya no podía sostener una llama y por lo tanto, era inútil
para dar luz. Una mecha humeante normalmente se apagaba para recortar el borde
quemado con el fin de que la lámpara fuera eficiente de nuevo.
La caña cascada y el
pabilo humeante en la profecía de Isaías son simbólicos de las personas heridas
y disfuncionales. En lugar de rechazar y desechar a los parias, el Mesías de
Israel los aceptaría, les enseñaría, los sanaría y les ministraría. Incluso los
gentiles aprenderían a confiar en El.
Esa profecía de Isaías
es el puente entre el relato de Mateo de estas dos controversias sabáticas y el
conflicto explosivo que domina la segunda mitad de Mateo12. Los escritores de los cuatro Evangelios a veces organizan
las anécdotas del ministerio terrenal de Jesús por temas en lugar de en orden
cronológico. Cada vez que se dan pistas de tiempo, estas son importantes, pero
en ocasiones la relación cronológica entre un incidente y el siguiente no es
crucial y por lo tanto no se registra en el texto. Este es el caso entre la primera
y la segunda mitad de Mateo 12. La
recogida de espigas, seguida de la sanidad del hombre de la mano seca, se
registran como si se hubieran producido
en rápida sucesión. Los dos incidentes son narrados en estrecha secuencia, no
solo en Mateo 12, sino también en Marcos 2:23-----3:5 y en Lucas 6:1-11.
Pero Lucas 6:6 deja claro que los
dos incidentes ocurrieron en diferentes sábados. Marcos y Lucas inmediatamente
siguen su narración de estos incidentes con el registro de Jesús llamando a los
doce, por lo que los dos conflictos del sábado parecen haber ocurrido tempano
en el ministerio de Jesús en Galilea.
Mateo se preocupa más
por el tema que por la cronología y su punto central en el capítulo 12 es
mostrar como las controversias del sábado provocaron en los líderes religiosos
judíos una hostilidad extrema hacia Jesús. El absoluto desprecio que sentían
hacia Jesús finalmente culmino con la determinación de acabar con El, una
intención que sellaron con una blasfemia imperdonable.
En Mateo 12:22-37
se relata la blasfemia impactante y la respuesta de Jesús. Este incidente se
convirtió en el colmo que provoco que Jesús cambiara su estilo de enseñanza. Al
poner en orden cronológico todos los relatos del evangelio, sabemos que esto
ocurrió varios meses después de los dos sábados a que hemos hecho referencia.
Por lo tanto, la palabra entonces al
comienzo del versículo 22 nos lleva de la profecía de Isaías aun nuevo día,
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