Hace poco tiempo una mujer en nuestra iglesia en Morelia me comentó: “pastor, ya lo extraño, ya no lo vemos cada domingo…” Me lo dijo con cariño y también con un poco de queja. Quería que yo estuviera ahí cada domingo como lo había hecho por años. Luego le respondí: “yo también los extraño, pero ahora tenemos iglesias en diferentes ciudades de México y tengo que atenderlos a ellos también; gracias a Dios estamos avanzando como iglesia y en gran parte son tus oraciones que lo han hecho posible; has orado por el crecimiento, dale gracias a Dios por los cambios.” Ja! Era mi manera de decirle que precisamente sus oraciones y fidelidad habían provocado este crecimiento y por eso ya no me veía cada domingo.
Cuando hay crecimiento surgen nuevos problemas, o nuevas realidades. Algunos solo ven los problemas y se les olvida el crecimiento que Dios les ha dado. En Hechos 6:1(a) dice así: “En aquellos días, al aumentar el número de los discípulos, se quejaron…” (NVI). Cómo me da risa este versículo. Surgieron quejas porque había crecido la iglesia. Nos quejamos del mismo crecimiento que le pedimos a Dios en el pasado. La queja era porque un grupo de viudas no era atendido al igual que otro grupo de viudas. Habían crecido tanto que los apóstoles ya no daban abasto para predicar y al mismo tiempo organizar el servicio a las viudas de la iglesia.
El crecimiento siempre va a producir nuevos problemas. Aquí el problema era la desorganización, falta de atención y malas actitudes. Los apóstoles respondieron: “elijan a siete entre ustedes, hombres de sabiduría, buena reputación y llenos del Espíritu Santo para que dirijan este trabajo y nosotros nos dediquemos a la predicación.” La solución fue levantar nuevos líderes y re-estructurar la organización de la iglesia.
Los resultados fueron increíbles. Hechos 6:7 “Y la palabra de Dios se difundía: el número de los discípulos aumentaba considerablemente en Jerusalén, e incluso muchos de los sacerdotes obedecían a la fe.
O sea, al arreglar el problema resultó en más creyentes, regiones nuevas de evangelismo y además, nuevos tipos de creyentes. Sacerdotes, que antes eran enemigos, ahora estaban siguiendo la fe en Jesús!
Creo de todo corazón que detrás de algunos problemas que te desaniman y te frustran como pastor, se encuentra mayor crecimiento. Nuevas regiones de influencia y nuevos tipos de creyentes. Dios va a abrir el corazón de gente que antes estaba cerrada. Todo esto detrás de solucionar un problema pequeño como la logística del servicio de comida. Me pregunto, cuánto crecimiento habrá en tu vida, ministerio e iglesia detrás de problemas que no has querido enfrentar.
Yo sé que hay ciertos problemas que no quiero enfrentar. Ciertas conversaciones que no quiero tener. Sé que para solucionar algunos problemas voy a tener que confrontar a personas, cambiar la cultura, etc. Sé que algunas personas se pueden ofender, además una nueva estrategia siempre es incómoda al inicio. Por esto y otras razones a veces postergamos solucionar problemas. Pero en lugar de ver lo que vas a perder, empieza a ver lo que vas a ganar. Otro gran resultado, que no aparece en este pasaje, pero es obvio al seguir leyendo Hechos, es que se levantaron grandes liderazgos nuevos. Esteban, el primer mártir, e indiscutiblemente el mejor predicador de su tiempo, se levantó de entre estos siete hombres. Felipe, el gran evangelista, que evangelizó toda Samaria y tuvo cuatro hijas profetas, también se levantó de este grupo de siete.
Quizá los líderes que estás pidiendo que Dios que traiga a tu equipo los vas a ver cuando te atrevas a solucionar ese problema que estás evitando. Cuando te animes a reclutar y entrenar e invertir tiempo en nuevas personas. Cuando dejes de quejarte del problema, llorar por un trauma pasado y enfrentar el reto con la fe de que hay más crecimiento que te está esperando.
Así que dale gracias a Dios por ese problema porque es evidencia de que hay crecimiento. Pídele a Dios sabiduría y toma pasos hoy mismo para iniciar la solución de ese problema. Vamos a creer que hay un crecimiento mayor que te está esperando.