La vida es…
En cada encuentro con mis pacientes, con otras personas y en mi propia mirada, se ponen en juego diversas definiciones sobre lo que es la vida. Diferentes expresiones culturales a lo largo del tiempo han aportado perspectivas variadas sobre el asunto:
“La vida es bella” se tituló el filme de Roberto Benigni (aún en el marco de un campo de concentración).
“La vida es un carnaval” expresó Celia Cruz en su canción.
“La vida es sueño” escribió Calderón de la Barca.
"La vida es aquello que te va sucediendo mientras estás ocupado haciendo otros planes” reflexionó John Lennon.
“Y la vida me parece una fiesta a la que nadie se ha molestado en invitarme” compuso Ismael Serrano.
Seamos conscientes o no, transitamos por la vida con nuestra propia definición a cuestas. Algunos insisten en abrazarse a la siguiente perspectiva: “la vida es una porquería”. Y hasta en algunos casos, hacen proselitismo para que esta definición se extienda a la mayor cantidad posible de individuos.
En esta mirada de la vida, y en todas las citadas anteriormente, existen algunas evidencias de la realidad desde las que se construye esa creencia. Lo que determina nuestro estado anímico y nuestras decisiones depende de nuestra lupa: qué elementos de nuestra existencia recibirán nuestra especial atención, y cómo los integraremos.
Por ejemplo, tú y yo podríamos considerar sólo nuestros peores fracasos, todas aquellas veces en las que nos sentimos traicionados y desilusionados (las grandes decepciones), las catástrofes de la humanidad, los defectos propios y ajenos, o lo que otros lograron en lugar nuestro. Pongamos la lupa allí día a día. Pensemos en esto. Hablemos de esto. La definición de Benigni nos parecerá insultante y ridícula. Con sólo dos días de este enfoque nos volveremos escépticos y malhumorados.
A pesar de identificarme con la Psicología Positiva, a pesar de haber escrito siete libros sobre cómo construir bienestar emocional (el último sale antes de fin de año), a pesar de mi fe en Dios, a pesar de mi entrenamiento de años en el optimismo, también lucho como tú para que pensamientos destructivos no apaguen mi ser.
Pero ¿sabes qué? Hay tanta vida y vida en abundancia alrededor que a diario me siento inspirado a ver lo mejor.
La compasión de una paciente para trabajar como voluntaria en cuidados paliativos me inspira.
La creatividad de otros para buscar las mil formas para superarse me inspira.
Que un paciente que vino con burnout por su situación laboral hace unos meses, hoy ya bastante recuperado, sea citado por el director de la empresa para compartir sus principios de fe, me inspira.
Aún la lucha de los más pesimistas me inspira.
Aquellos que me desafían a crecer espiritualmente sin construir personajes ideales e inalcanzables me inspiran.
El amor de mi esposa, hijos, familiares, amigos, conocidos, etcétera, me inspira.
La gracia infinita de Dios me inspira.
La vida es una fiesta. La vida es bella. La vida es abundancia. La vida es saboreo. La vida es compromiso y misión. Sólo tienes que observar más cuidadosa y saludablemente. Cuida tu corazón. Cuida tu definición de la vida.
GUSTAVO BEDROSSIAN