“He aquí yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego sin sufrir ningún daño; y el aspecto del cuarto es semejante a hijo de los dioses” (Daniel 3:25).
Todos estamos familiarizados con esta historia. Nabucodonosor, rey de Babilonia, había convocado a todos los líderes de su lejano imperio con un solo propósito: inclinarse ante una enorme imagen dorada y honrar a los dioses de su elección. Y si alguien en la tierra se negaba a inclinarse, ¡significaba una muerte segura! Era una práctica común en esos días castigar a los infractores de cualquier tipo arrojándolos a un horno en llamas. Cuando tres jóvenes se pusieron a favor de la justicia y se negaron a obedecer el decreto del rey, Nabucodonosor se enfureció. Él ordenó a sus soldados que calentaran el horno siete veces más de lo normal y se prepararan para asar a los disidentes (lee este relato en Daniel 3:1-19).
Estos tres hombres hebreos, Sadrac, Mesac y Abednego, fueron atados y arrojados a un horno tan caliente que los soldados asignados para arrojarlos al fuego comenzaron a caer muertos. Sin embargo, cuando el rey miró a los tres, se sorprendió de lo que vio. “¿No arrojamos a tres hombres al fuego? ¡Yo veo a cuatro hombres caminando y uno de ellos tiene la apariencia del Hijo de Dios!” (Ver Daniel 3:25).
Ahora, ¿cómo podría un rey pagano reconocer al Hijo de Dios? ¡Fue porque la gloria de Cristo no puede ser ocultada! Cuando los ángeles aparecen en las Escrituras, se visten de blanco y brillan con un brillo celestial. Sin embargo, este ser brillante no era un serafín, era el mismo Jesús; y brillaba más que la llama de ese fuego aumentada siete veces.
Amados, este testimonio de la presencia de Cristo vino de labios paganos. Y hablamos de una situación de vida o muerte. Esta fue la crisis de toda una vida, pero Cristo entró directamente al horno con estos hombres y los liberó.
¿Qué hace que Cristo venga en tu crisis? Es tener plena confianza en que Él puede rescatarte y liberarte sin importar lo que estés enfrentando. Una confianza de que pase lo que pase, tú estás en sus manos. ¿Estás enfrentando una crisis espiritual, financiera, mental, física? En tu matrimonio? ¿Tu trabajo? ¿Tu negocio? Cuando sólo un milagro pueda sacarte de tu situación desesperada, Jesús vendrá y te llevará de la mano hasta el final . El Hijo del Dios Viviente puede resolver tu problema y rescatarte de tu horno de aflicción.
DAVID WILKERSON