Página principal  |  Contacto  

Correo electrónico:

Contraseña:

Registrarse ahora!

¿Has olvidado tu contraseña?

Fraternalmente unidos
¡ Feliz Cumpleaños satedu !
 
Novedades
  Únete ahora
  Panel de mensajes 
  Galería de imágenes 
 Archivos y documentos 
 Encuestas y Test 
  Lista de Participantes
 General 
 Normas de convivencia en el grupo-- 
 Lee la Biblia aquí! 
 Biblia en Power Point 
 Conoce tu Biblia 
 La Biblia en ocho versiones 
 Recursos Teológicos 
 Estudios biblicos 
 Reflexiones- Hernán 
 Selección de pasajes Bíblicos- por Hernán 
 Biografías de hombres de la Reforma protestante- Por Hernán 
 Arqueología Bíblica (por Ethel) 
 Reflexiones 
 Jaime Batista -Reflexiones 
 Tiempo devocional-Hector Spaccarotella 
 Mensajes de ánimo--Por Migdalia 
 Devocionales 
 Escritos de Patry 
 Escritos de Araceli 
 Mujer y familia- 
 Poemas y poesias 
 Música cristiana para disfrutar 
 Creaciones de Sra Sara 
 Fondos Araceli 
 Firmas hechas-Busca la tuya 
 Pide Firmas 
 Regala Gifs 
 Libros cristianos (por Ethel) 
 Panel de PPT 
 Amigos unidos-Macbelu 
 Entregas de Caroly 
 Regala Fondos 
 Texturas p/ Fondos 
 Separadores y barritas 
 Retira tu firma 
 Tutos 
 Tareas HTML 
 COMUNIDADES AMIGAS 
 
 
  Herramientas
 
General: EL MINISTERIO DE ANIMAR
Elegir otro panel de mensajes
Tema anterior  Tema siguiente
Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: hectorspaccarotella  (Mensaje original) Enviado: 21/12/2019 14:34

“Tenemos dones diferentes, según la gracia que se nos ha dado. Si el don de alguien es el de profecía, que lo use en proporción con su fe… si es el de animar a otros, que los anime” (Romanos 12:6, 8, NVI).

De todos los dones del Espíritu Santo, el ministerio de animar es probablemente el menos apreciado. Constantemente oímos sobre la necesidad de una enseñanza sólida y un liderazgo adecuado en una iglesia, pero ¿cuándo fue la última vez que el "don de ánimo" recibió la debida atención? Nuestra necesidad es tan aguda que el Espíritu nos ha otorgado una gracia especial para que algunos de nosotros nos especialicemos en la edificación de la fe de las personas. Así como no todos estamos dotados para enseñar o predicar, no todos tienen esta unción especial para animar a los demás.

“Que unos a otros nos animemos con la fe que compartimos” (Romanos 1:12, NVI). Ser fuertes en el Señor nos permite ministrar a otros que son débiles. Esto es particularmente cierto para animar y fortalecer la fe de otra persona. Nuestra propia fe sólida se extiende para levantar a los que están luchando. Las palabras y acciones llenas de fe actúan como antídotos contra la desesperanza que sienten las personas cuando han perdido las fuerzas en Dios.

Muy a menudo, el ánimo se transmite a través de las palabras que hablamos. Considera lo que Pablo les dice a los tesalonicenses: “Por lo tanto, anímense unos a otros con estas palabras” (1 Tesalonicenses 4:18, NVI). Al igual que Pablo, podemos animar a otros compartiendo la enseñanza de las Escrituras y hablando acerca de la salvación en Jesús. Recuerda: “La fe viene como resultado de oír el mensaje” (Romanos 10:17, NVI). Mientras hablamos la Palabra de Dios, la fe puede nacer en aquellos que la oyen.

Cuando Pablo se separó de los creyentes que apreciaba, él  reveló otra vía para edificar la fe en ellos: “que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones” (Efesios 3:16-17). Cuando Pablo no podía infundir ánimo a la iglesia, él oraba para que el Espíritu Santo llevara a cabo la misma obra dentro de los creyentes.

De la misma manera, si no podemos animar personalmente a nuestros compañeros creyentes, podemos levantarlos en oración. ¡Qué privilegio!

Jim Cymbala 



Primer  Anterior  2 a 2 de 2  Siguiente   Último  
Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: Atlacath Enviado: 22/12/2019 14:25
AMEN. GRACIAS Y SALUDOS
DE  JOSE.


 
©2024 - Gabitos - Todos los derechos reservados