Puedes estar pasando por la peor tormenta de tu vida: una crisis económica, problemas en el trabajo, calumnias, problemas familiares o una tragedia personal. La inquietud te mantiene despierto por la noche, una nube se cierne sobre ti. Cuando despiertas, el dolor adormecedor sigue contigo y clamas: “Dios, ¿cuánto tiempo permitirás que yo pase por esto? ¿Cuando terminará?”
Veamos por un momento la experiencia de Israel en Refidim: “Toda la congregación de los hijos de Israel partió del desierto de Sin por sus jornadas, conforme al mandamiento de Jehová, y acamparon en Refidim; y no había agua para que el pueblo bebiese… Así que el pueblo tuvo allí sed” (Éxodo 17:1-3). La Escritura muestra que Dios condujo a Israel al lugar más seco de todo el desierto, sin arroyo, sin pozo, ni una gota de agua; donde les hizo tener sed. ¡El pueblo se quejó con Moisés, pero Dios tenía un plan! Él no iba a permitirles morir; él tenía un depósito de agua que había preparado mucho antes.
¿Por qué Dios había hecho esto? Él estaba esperando una respuesta de fe de Israel. Él estaba diciendo: “Te he llevado a través de todas estas cosas pero te has negado a aprender. ¿Confiarás en mí ahora?”
Muchos cristianos están siendo probados en este momento debido al desempleo. Sus ahorros están disminuyendo y la situación parece no tener esperanza. Otros padecen diversas formas de sufrimiento. Nunca es fácil. Estas personas fieles y angustiadas vienen a la iglesia y levantan sus manos en alabanza al Señor. Sonríen y abrazan a sus hermanos y hermanas en Cristo, sin embargo, pasan por un terrible dolor e inseguridad.
Amado, una de las razones por las que tu prueba se prolonga es porque Dios quiere que te acerques a él con la confianza de un niño. Cuando se establece una sequedad espiritual, Dios quiere que lo mires a él: “Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová” (Jeremías 17:7). Si confías totalmente en su Palabra y su fidelidad, Dios ha prometido bendecirte, ¡y él no puede mentir!
DAVID WILKERSON