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General: 4-Parabola de la viña Parte 1
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De: Atlacath  (Mensaje original) Enviado: 17/01/2020 23:24

 

 

4

Una lección acerca de la justicia y la gracia.

 

 

¿Qué, pues diremos? ¿Qué hay injusticia en Dios? En ninguna manera.

(Romanos 9:14.)

 

 

 

 

 

 

 

¿Alguna vez ha pensado en el fuerte contraste entre Judas Iscariote y el ladrón en la cruz?  Uno era un discípulo cercano de Jesucristo e invirtió tres años de su vida en la mejor y más intensa instrucción religiosa disponible en cualquier lugar. Sin embargo, perdió su alma para siempre. El otro era un endurecido criminal de toda la vida que todavía se burlaba de todo lo santo, mientras moría por sus crímenes. Pero el fue directamente al paraíso para siempre.

La diferencia entre estos dos hombres no podría ser más pronunciada ni podían finalizar las historias de sus vidas de manera más sorprendente. Judas era un discípulo de Cristo en el círculo más cercano de los doce. Predico, evangelizo, ministro e incluso se le dio poder de <> (Lucas 9:1). Parecía un modelo de discípulo. Cuando Jesús predijo que uno de los doce lo traicionaría, nadie señalo con sospecha a Judas. Confiaban tanto en el que los otros discípulos lo habían hecho su tesorero (Juan 13:29). Ellos evidentemente no vieron nada en su carácter o actitud que pareciera cuestionable mucho menos diabólico. Pero el traiciono a Cristo, puso fin a su propia vida miserablemente mediante el suicidio y entro en la condenación eterna cargado de culpa horrible. Las palabras de Cristo acerca de, el, en Marcos 14:21 son escalofriantes: << ¡Hay de aquel hombre por quien el Hijo del hombre es entregado bueno le fuera a ese hombre no haber nacido!>>.

            El ladrón en la cruz, por el contrario, era un criminal de carrera, un malhechor lo bastante peligroso que había sido condenado a morir en la forma más lenta y más dolorosa de pena capital conocida. Se le llama un <> en Mateo 27:38, usando una palabra griega que significa un bandido o un salteador de caminos. El estaba siendo crucificado con un compañero. Ambos fueron originalmente programados para ser ejecutados junto con Barrabas, un insurrecto y asesino (Lucas 23:19).

Todo eso indica que él era parte de una pandilla de despiadados rufianes que robaban con violencia y vivian sin ley, sino según sus propias pasiones. El era claramente despiadado, miserable y agresivo, ya que en las primeras horas de la crucifixión, tanto él como su compañero de delitos se burlaron y maldijeron a Jesús junto con la multitud (Mateo 27:44). Pero viendo ese ladrón a Jesús morir en silencio, <> (Isaías 53:7). El criminal endurecido tuvo un notable cambio de último minuto de corazón. Literalmente en los últimos instantes de su miserable vida terrenal, confesó su pecado (Lucas 23:41); pronuncio una sencilla oración: <> (v.42) y entro ese mismo día en el paraíso (v.43), vestido de justicia perfecta, sin su pesada culpa y completamente pagada por Cristo.

Los que piensan que el cielo es una recompensa por hacer el bien podrían protestar que esto era lanzar la justicia por la ventana. El ladrón no había hecho absolutamente nada para merecer el cielo. Si es posible perdonar a un hombre de forma tan completa en los últimos momentos de una vida miserable llena de grave pecado, ¿No sería también adecuado para que un acto de traición como el de Judas fuera cancelado (o mitigado) sobre la base de cualquier buena obra que había hecho mientras siguió a Cristo por tres años? Las personas de vez en cuando plantean cuestiones por el estilo. El internet está lleno de comentarios y artículos que dan a entender que Judas fue tratado injustamente o juzgado con demasiada severidad.

            El propio Judas parecía ser la clase de persona que se mantiene al tanto de tales asuntos. Por ejemplo, el protesto cuando maría ungió los pies de Jesús con un perfume costoso. El conocía el valor exacto del ungüento (igual a un año de salario) y se quejo: <<¿Por qué no fue este perfume vendido por trescientos denarios, y dado a los pobres?>> (Juan 12:5). Sin duda, también habría pensado que; la gracia que Jesús mostro al ladrón era demasiado exagerada.

            Las personas que han dedicado sus vidas a la religión a veces parecen resentirse cuando Dios se acerca y bondadosamente redime a alguien a quien ellas consideran indigno del favor divino.

            Lo que necesitamos tener en cuenta es que todas las personas son totalmente indignas. Nadie merece el favor de Dios. Todos somos pecadores culpables que merecemos nada más que la condenación. Nadie que ha pecado tiene derecho a alguna justa reclamación de la bondad de Dios.

            En cambio, Dios tiene todo el derecho de mostrar misericordia y compasión a quien El quiera (Éxodo 33:19). Por otra parte, cuando El muestra misericordia siempre lo hace en rica abundancia. Como le dijo a Moisés, El es <> (34:6-7).

            Las personas que protestan que Dios es injusto cuando El muestra la gracia a las personas que menos se la merecen, simplemente no entienden el principio de la gracia. La justicia plena significaría la muerte inmediata de todos los pecadores, porque <> (Romanos 6:23). La verdad es que realmente no queremos lo que es <>. Todos necesitamos con urgencia la gracia y la misericordia.

            Por otro lado, la gracia no es injusta, porque Cristo hizo plena expiación por los pecados de aquellos que confían en El, y de esta manera volvió la justicia a su favor. << Si confesamos nuestros pecados, y El es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, limpiarnos de toda maldad>> (1 Juan 1:9, énfasis añadido). Debido a que Cristo tomo sobre sí mismo el castigo del pecado, Dios puede justificar a pecadores creyentes (incluso pecadores notorios como el ladrón en la cruz) sin comprometer su propia justicia. << El sea [a la vez] el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús>> (Romanos 3:26).

            Si dios muestra misericordia a un vil ladrón en sus estertores de muerte al tiempo que condena a alguien con una trayectoria religiosa como Judas, <<¿Qué pues, diremos? ¿Qué hay injusticia en Dios? En ninguna manera>> (Romanos 9:14). Dios << de quien quiere, tiene misericordia>> (v. 18).

            La misericordia de dios nunca se debe considerar como una recompensa por las buenas obras. El cielo no es  un premio para las personas que se lo merecen. Dios <> (Romanos 4:5) La gracia es, por definición inmerecida. Pero no es injusta. No trate de someter la gracia de Dios a las nociones infantiles sobre el juego limpio y la equidad. Nadie puede reclamarle algo a la misericordia de Dios. El es perfectamente libre para dispensar su gracia como le parezca adecuado. Así le dijo a Moises: <> (Romanos 9:15).

            En mateo 20:1-15, Jesús narra una parábola que ilustra estos principios.

            Porque el reino de los cielos es semejante a un hombre, padre de familia, que salió por la mañana a contratar obreros para su viña.

            Y habiendo convenido con los obreros en un denario al día, los envió a su viña.

            Saliendo cerca de la hora tercera del día, vio a otros que estaban en la plaza desocupados; y les dijo: Id también vosotros a mi viña y os daré lo que sea justo. Y ellos fueron.

            Salió otra vez cerca de las horas sexta y novena, e hizo lo mismo.

            Saliendo cerca de la hora undécima, hallo a otros que estaban desocupados; y les dijo: ¿Por qué estáis aquí todo el día desocupados?

Le dijeron: Porque nadie nos ha contratado. El les dijo: Id también vosotros a la viña y recibiréis lo que es justo.

            Cuando llego la noche, el señor de la viña dijo a su mayordomo: Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando desde los postreros hasta los primeros.

            Y al venir los que habían ido cerca de la hora undécima, recibieron cada uno un denario.

            Al venir también los primeros, pensaron que habían de recibir más; pero también ellos recibieron cada uno un denario.

            Y al recibirlo, murmuraban contra el padre de familia, diciendo: Estos postreros  han trabajado una sola hora, y los  has hecho iguales que a nosotros, que hemos soportado la carga y el calor del día.

            El respondiendo, dijo a uno de ellos: amigo, no te hago agravio; ¿no conviniste conmigo en un denario?

            Toma lo que es tuyo, y vete; pero quiero dar a este postrero, como a ti.

            ¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo mío? ¿O tienes tu envidia, porque yo soy bueno?

            Tal como todas las parábolas, esta tiene como objetivo enseñar una profunda verdad espiritual. Jesús no está considerando leyes justas de trabajo, salario mínimo, equidad en nuestras relaciones comerciales o cualquier otro principio terrenal. El esta describiendo cómo funciona la gracia en la esfera donde gobierna Dios.

            Esta parábola pertenece al ministerio tardío de Cristo, cuando él estaba ministrando en Perea, al este del rio Jordán, frente a Jericó. Esta fue la misma región en la que el ministerio de Juan el Bautista había florecido. Jesús se había retirado allá después de que algunos jefes de los fariseos trataron de prenderle (Juan 10:39-40). Las semanas que paso en Perea fueron las más fructíferas de su ministerio terrenal. La zona era un desierto estéril, pero una multitud vino a escuchar a Jesús de toda Galilea y Judea. <> (vv. 41-42)

 

La parábola.

La parábola de la viña nos presenta <> la palabra en el texto griego es oikodespotes (de oikos, que significa <<casa>>, y despotes, que significa <>). Cuando este señor de la casa pregunta: <<¿no me es hacer lo que quiero con lo mío?>> indica que el dinero que se pago a los trabajadores pertenecía a él (Mateo 20:15). El versículo 8 lo llama << el señor de la viña>> y que era una finca de tamaño considerable para requerir tantos trabajadores para ayudar con la cosecha. Así que este era un hombre de gran influencia y riqueza.



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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: hectorspaccarotella Enviado: 18/01/2020 13:32
gracias!


 
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