Leemos en la Palabra de Dios que en los últimos días, el pecado abundará y el amor de muchos se enfriará. ¿Quién puede negar que esto está sucediendo hoy? La sociedad continúa cayendo en espiral hacia una oscuridad más profunda casi a diario; y puede ser fácil volverse frío para con cualquier forma de amor. Eventualmente, muchos cristianos terminarán desanimados; de hecho, algunos ya lo están.
El libro de Lucas nos habla de una ocasión en la que dos discípulos “iban… a una aldea llamada Emaús, que estaba a sesenta estadios de Jerusalén. E iban hablando entre sí de todas aquellas cosas que habían acontecido. Sucedió que mientras hablaban y discutían entre sí, Jesús mismo se acercó, y caminaba con ellos. Mas los ojos de ellos estaban velados, para que no le conociesen” (Lucas 24:13-16). Estos dos estaban tan absortos en su propio razonamiento, su propia evaluación de lo que acababa de ocurrir con la crucifixión de Jesús, que no podían ver cuando el Señor mismo comenzó a caminar con ellos.
Cuando Jesús les preguntó a los hombres por qué estaban tristes, respondieron: “Le entregaron [a Jesús] los principales sacerdotes y nuestros gobernantes a sentencia de muerte, y le crucificaron. Pero nosotros esperábamos…” (24:20-21). Jesús ya había resucitado de la muerte, pero lo que en realidad fue una gran victoria todavía no era más que una derrota en sus ojos.
Este es el mismo dilema del que debemos guardarnos. Creemos que sabemos lo que Dios está a punto de hacer y formulamos en nuestra mente la imagen completa de cómo debe desarrollarse todo. Sin embargo, cuando no se desarrolla de la manera en que pensamos que debería, nos desanimamos.
Los hombres en el camino a Emaús estaban mal informados pero esperanzados. Fue entonces cuando el Señor se les apareció y esencialmente dijo: “No voy a imponerme sobre ustedes, pero si lo desean, les abriré las Escrituras y les mostraré cosas que quizás aún no hayan considerado” (ver 24:27)
¿Estás dispuesto a dejar que Dios desbloquee las Escrituras y te muestre sus caminos? Recuerda, ¡los caminos de Dios son más altos que los tuyos y lo que puede parecer una derrota es en realidad victoria! Al igual que estos discípulos, pídele a Jesús que permanezca contigo y te muestre cómo se obtiene la verdadera fuerza.
Carter Conlon