Después de su
presentación, hablé en privado con el Sr. de Klerk sobre su esclarecedora
presentación. Le dije que era ministro y cuánto me había impresionado ver que
los principios expresados por él podían traer la paz si se
aplicaban universalmente.
En su discurso, F.W. de Klerk repasó
la historia reciente de Sudáfrica y su transición del apartheid a la
integración. Afirmó enfáticamente que si los países líderes seguían decidiendo
el futuro del mundo, no iba a funcionar, y que las naciones más pequeñas
también deben ser parte del proceso. Al determinar lo que se necesita, uno debe
involucrar a los más necesitados.
Y si bien la visión
geopolítica del Sr. de Klerk es secular, sabemos que la tensión mundial siempre
será una realidad mientras los seres humanos estén a cargo. Se necesitará la
intervención de Dios para cambiar eso (ver Mateo24:22).
Aún así, hay mucho
valor en lo que de Klerk sacó a relucir. He aquí otras observaciones claves de
su discurso.
Cómo adaptarse a los cambios en un mundo interconectado
El crecimiento y
cambio sin precedentes de la civilización humana en poco más de un siglo ha
eclipsado el progreso de toda la historia previa del hombre. La revolución por
la que estamos pasando en el mundo de hoy puede compararse a la enorme
transformación que trajo consigo la Revolución Industrial.
El primer vuelo
humano no fue posible hasta 1903. Ahora estamos
acostumbrados a viajar por todo el mundo y llegar a cualquier destino que
deseemos en un día o dos. Hemos enviado hombres a la Luna y naves espaciales a
los más lejanos confines de nuestro sistema solar y aún más allá.
No fue hasta
principios del siglo XX que los primeros automóviles
producidos en serie salieron de la línea de montaje. Ahora hay mil
millones de
automóviles en las carreteras de todo el mundo. El primer telégrafo
transcontinental fue enviado en 1861. ¡Y hay que ver las
telecomunicaciones ahora! Internet está al alcance de casi todas las personas
en el mundo proporcionando voz, textos, fotos y videos. Solo Facebook tiene
casi 2000millones de cuentas, y hay muchos más
usuarios de Internet en China que en cualquier otro lugar del mundo. Esto ha
abierto nuevas posibilidades y forjado nuevas relaciones y alianzas. Pero, ¿son
todas para bien?
Los cambios en la
política mundial de nuestro tiempo han sido monumentales. ¿Quién iba a pensar
que la Unión Soviética se desmoronaría como sucedió en 1991, para volver a
levantarse como una nueva Rusia? ¿Quién iba a creer que la empobrecida China se
convertiría en la segunda economía más grande del mundo y que tendría voz en
casi todos los asuntos relacionados con nuestro planeta, desde la política
hasta el medio ambiente?
El cambio es una realidad
con la que hay que lidiar cuando consideramos la posibilidad de hacer la paz.
Algunos cambios son beneficiosos, pero otros no. De Klerk dijo que se necesita
un liderazgo sabio para gestionar y dirigir ese cambio. Se requiere superar la
resistencia natural al cambio y dejar de aferrarse a lo que
estamos acostumbrados.
Los líderes primero
deben enfrentarse a los hechos y preguntarse qué es lo que está mal. Los
votantes necesitan una nueva visión que presente tanto lanecesidad de cambio como
la existencia de una forma que permita que ese cambio pueda lograrse. Los viejos
sueños no siempre producen justicia. De Klerk dijo que un líder debe
proporcionar inspiración, un plan de acción y una estrategia, y no podría haber
tenido más razón. ¡Eso es precisamente lo que Jesucristo va a llevar a cabo a
su regreso!
De Klerk afirmó que
aunque el mundo de este nuevo siglo tiene menos fronteras, tiene muchos más
peligros. Más comunicación no significa mejor comprensión o comportamiento. De
hecho, la comunicación instantánea puede producir reacciones y respuestas
impulsivas, imprudentes y precipitadas. Algunas tecnologías han dado lugar a
sofisticados crímenes internacionales.
De Klerk también
comentó cómo nos afecta a todos lo que sucede en lugares remotos del mundo y
citó las fluctuaciones en los mercados asiáticos, la inestabilidad financiera en
Rusia y, en ese momento, los escándalos del entonces presidente Clinton. Todas
estas cosas causaron una incertidumbre negativa que afectó a un sistema
bancario estable y a los mercados en Sudáfrica.
Mencionó cómo
Sudáfrica se había visto cada vez más envuelta en los problemas de otras
naciones, señalando el conflicto entre Estados Unidos y el fundamentalismo
islámico y las consiguientes represalias terroristas en Kenia y Tanzania, que
llevaron a que Sudáfrica se convirtiera en blanco de tales represalias cuando
un restaurante de Ciudad del Cabo fue bombardeado.
De Klerk habló en
detalle de su visión de llevar la unidad, la ciudadanía común y “un hombre, un
voto” a África y de eliminar el apartheid . Él y los
otros líderes sudafricanos tenían la opción de hacerlo gradualmente o mediante
un salto abrupto. Decidieron dar el salto y darle un giro en 180grados a las cosas.
La ruta gradual podría haber dado la impresión de que solo eran capaces de
cambiar bajo presión. Al principio sintió que los que estaban fuera de África
pensaban que estaban mintiendo, pero cuando las palabras se convirtieron en
hechos, su credibilidad comenzó a fortalecerse.
El cambio dramático
se produjo gracias a la liberación de Nelson Mandela y a la participación de un
número mayor de líderes, que se sintieron parte del proceso y forjaron una
visión y un plan de acción.
Cómo enfrentar los problemas de la pobreza y
el subdesarrollo
La disparidad
económica es una gran razón para el conflicto. Esta disparidad ya era grave
cuando F. W. de Klerk nos habló, pero
lamentablemente se ha ampliado aún más desde entonces. Los pobres del mundo
esperan que los ricos satisfagan sus necesidades. Las naciones empobrecidas
esperan que Estados Unidos, la Unión Europea y los países industrializados del G8 les ayuden con
el crecimiento, el desarrollo e incluso la paz. Estas naciones tienen alrededor
de 58% de la riqueza total del mundo, con
unos 317 billones de dólares. Más
del 46% del PIB [Producto
Interior Bruto] nominal del mundo está representado por estas naciones.
He llevado a cabo
obras de caridad y ministeriales en países muy pobres de África, como Malawi y
Zambia. En mi última visita a Malawi en 2019, el titular de un
periódico proclamaba: “Malawi es el cuarto país más pobre del mundo”.
Un gran porcentaje de
las personas no tienen prácticamente ningún ingreso y se ganan la vida como
agricultores de subsistencia. Los que tienen trabajo pueden ganar 70 dólares al mes,
lo cual se considera bueno. Un vigilante nocturno gana unos 45 dólares. Estos
son salarios patéticamente bajos. Desde que empecé a trabajar en Malawi
en 1996, la población se ha duplicado
hasta 18 millones. Además de ser pobre, el
país es uno de los más densamente poblados de África.
No veremos el fin de
este problema creciente antes del regreso de Cristo. Hasta entonces, podemos
esperar más conflictos.
Continuos conflictos religiosos y étnico s
De Klerk hizo otra
observación penetrante: “En última instancia, la fuente de la mayoría de los
conflictos es religiosa, étnica y cultural. Tenemos que trabajar con el ideal
de que hay lugar y espacio para todos en esta Tierra y que necesitamos ser
tolerantes unos con otros”.
Sin embargo, debemos
ir más allá de lo que de Klerk dijo aquí.
Si bien debemos ser
tolerantes unos con otros, también debemos llegar a un acuerdo sobre quiénes
somos como seres humanos. Esto no se puede resolver adorando a una variedad de
dioses y profesando credos religiosos opuestos. En el panorama general, no es
lógico que cada uno de nosotros tenga su propio Dios como sea que lo
imaginemos. La verdad primordial es que la humanidad vino del mismo Creador que
ha dado instrucciones particulares sobre cómo relacionarse con él y con los
demás, y eso tendrá que ser resuelto.
El mismo Dios que me
creó a mí creó a mis amigos sudafricanos, japoneses, ucranianos y de Europa
Oriental, así como a todos los demás seres humanos. Él nos ha hecho. No debemos
rehacerlo como nos plazca.
El apóstol Pablo
desafió a los griegos en Atenas en su famoso discurso sobre “el Dios
desconocido”, diciendo: “Siendo, pues, linaje de Dios, no
debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra,
escultura de arte y de imaginación de hombre . Pero Dios, habiendo pasado por
alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo
lugar, que se arrepientan; por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará
al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con
haberle levantado de los muertos” (Hechos
de los Apóstoles 17:29-31).
Llegará el momento en
que un Dios y una ley divina
serán reconocidos.
La advertencia del Reloj del Juicio Final
El mundo actual vive
precariamente bajo la espada alegórica de Damocles que pende sobre nuestras
cabezas por el más fino de los hilos, y podría caer en cualquier momento.
La Segunda Guerra
Mundial se detuvo por el lanzamiento de bombas atómicas que causaron la
destrucción masiva e instantánea de dos ciudades japonesas. El nuevo poder de
aniquilar a grandes poblaciones desencadenó una carrera por la
supremacía nuclear.
Hoy en día,
casi 14 000 ojivas nucleares se
encuentran en los arsenales de solo nueve naciones: Estados Unidos, Rusia,
Reino Unido, Francia, China, India, Pakistán, Israel y Corea del Norte. En
estas armas hay suficiente capacidad destructiva para extinguir la civilización
en la Tierra muchas veces.
Por poner un ejemplo,
los intercambios nucleares entre Estados Unidos y Rusia, o India y Pakistán,
traerían consecuencias apocalípticas y muerte a millones de personas
instantáneamente. El diminuto Israel mantiene a raya a un enorme grupo de
naciones hostiles en el Medio Oriente con su arsenal nuclear, mientras que
naciones rebeldes como Corea del Norte reciben publicidad y protagonizan el
drama nuclear de nuestra era.
Dos años después de
la destrucción nuclear instantánea de Hiroshima y Nagasaki se inició el “Reloj
del Juicio Final”, que representa la probabilidad de una catástrofe global
provocada por el hombre. El Reloj del Juicio Final es mantenido por los
miembros del Boletín de los Científicos Atómicos y simboliza la amenaza que
representan para la humanidad los avances científicos y técnicos que no podemos
controlar completamente. Los factores que influyen en el ajuste del reloj son
el riesgo nuclear y el estado del medio ambiente.
El ajuste original
del reloj en 1947 era de siete minutos antes de la
medianoche. Desde entonces, se ha retrocedido y avanzado muchas veces. El
anuncio oficial más reciente –dos minutos antes de la medianoche– se hizo en
enero de 2018 y se mantuvo sin cambios en 2019 debido a las continuas
amenazas a la supervivencia humana.
Al enfrentarnos a los
años venideros, la amenaza de un cataclismo mundial sigue siendo muy real. Y de
hecho, la Biblia nos dice que para allá se dirige el mundo.
Intervención divina y un mundo nuevo
La
buena noticia, y la verdad de lo que le sucederá a este mundo, es que la
humanidad no será aniquilada. De nuevo, en Mateo 24, Jesucristo habló de lo que ocurrirá justo
antes del punto de ebullición del catastrófico mal gobierno del