de los samaritanos. En
un momento dado algunos líderes judíos exasperados, ante la pérdida de un
debate público con Jesús pero tratando desesperadamente de desacreditarlo, le
lanzaron el peor insulto que podían imaginar: <<¿No decimos bien
nosotros, que tu eres samaritano, y que tienes demonio?>> (Juan 8:48).
Así que aquí está un
hombre samaritano, a quien el líder religioso judío típico asumiría que es el
enemigo obligado del viajero herido. Si bien el sacerdote y el levita le dieron
la espalda, ¿Qué haría este samaritano cuando viera a un judío indefenso en
medio de un apartado camino?. ¿Lo mataría y robaría su cadáver?
De ningún modo:
<> (Lucas 10:33).
¿Qué está tratando de
decir Jesús? Fue una respuesta preliminar a la pregunta original. Y es una
respuesta difícil con un reproche sutil dirigido al intérprete de la ley que planteo
la cuestión en el primer lugar. Sus posiciones privilegiadas como líderes
religiosos no sirvió para que el
sacerdote y el levita fuesen aptos para el reino. <> no consiste en derechos de nacimiento y
abolengos, o en rituales y confesiones rutinarias de la fe (cf.Santiago 1:27). La religión pura es algo completamente
distinto.
Como amo el
samaritano.
El samaritano ahora
toma un lugar central en la historia y aquí viene el punto principal: observe como este hombre ama. <>
(Lucas 10:33). Nada notable hay
aquí. El sacerdote y el levita llegaron hasta ese punto, pero no mostraron su
amor. Este hombre un hereje marginado, fue movido por la compasión. Algo en su
corazón se compadeció del hombre: una sensación de tristeza, pena. Empatía
tierna. El vio y acepto la necesidad urgente de rescatar y recuperar al hombre.
El llevo la carga del hombre herido como
si fuera la suya propia.
<>
(v.34). Este es el polo opuesto de
lo que hicieron el sacerdote y el levita. El <>. Recuerde que todo lo de valor había sido
tomado del hombre herido. Así que sea cual sea los vendajes que el samaritano
uso, salieron de su propia bolsa o de su propia ropa. El vino era un
antiséptico y el aceite era un bálsamo y un analgésico. Esto limpiaría y sellaría
las heridas de tal manera ayudaría a prevenir la infección. El aceite también
hidrataba, calmaba y suavizaba el tejido. (El aceite de oliva era el principal
calmante usado en la medicina de esa época y era eficaz para traer alivio
rápido del dolor punzante de ulceraciones y heridas sangrantes).
¿De donde vinieron el
aceite y el vino? Los viajeros de largas distancias llevaban aceite para
cocinar y vino para beber) el agua a lo largo del camino no era potable). El
samaritano estaba usando sus propias provisiones. La expresión utilizada nos
dice que él no fue tacaño con el vino y el aceite. El no estaba usando un
gotero o untando solo un poco en los lugares lesionados. El lavo completamente
las heridas del hombre. Jesús esta recalcando deliberadamente la fastuosa
generosidad del samaritano.
Entonces Jesús dice:
<< y poniéndole en su cabalgadura>>; este era probablemente un
burro o una mula (v.34). Se trata del <> del samaritano. Así que el samaritano
camino mientras que el hombre lesionado iba en su cabalgadura. Lo que Jesús
pretende subrayar aquí es que esto no es un cuidado mínimo; el samaritano
estaba haciendo un sacrificio extraordinario para alguien que ni siquiera lo sabía.
El samaritano
<> (v.34). El no lo dejo allí solo; se quedo con el viajero herido. Adquirió
una habitación, instalo a hombre e ella y luego se quedo con él para cuidarlo
hasta que recobrara la salud. El continúo tratando sus heridas, lo alimento,
velo su sueño, se preocupo que se sintiera cómodo, que tuviera agua para beber
y de cualquiera otro cuidado que el hombre herido necesitara. El samaritano se
quedo con él durante toda la noche, porque el versículo 35 expresa: <> (énfasis añadido).
Dos denarios eran el
salario de dos días completos y por lo que sabemos de los precios en aquel
momento, eran suficientes para dos meses de alojamiento y comida en una posada
junto al camino como esta. De nuevo, esto era una notable muestra de caridad,
especialmente teniendo en cuenta que los hombres eran extraños entre si y
habrían sido considerados enemigos por la mayoría. Sin embargo el samaritano
renuncio a sus propias ropas a sus provisiones, a su tiempo. A una noche de sueño
y una suma importante de dinero. El incluso se comprometió a pagar más si fuera
necesario. Alguien podría regañarlo por ingenuamente exponerse a la posibilidad
de ser aprovechado. Pero el estaba más preocupado por las necesidades de su
prójimo que por cualquier otra cosa. Así que dejo una cuenta abierta a favor
del hombre herido.
El samaritano no
conocía al hombre. El no sabía por qué el viajero estaba en la condición que lo
encontró, y en la narración de la historia por Jesús, ni siquiera se detuvo a
investigar o someter al hombre a cualquier tipo de interrogatorio. Su corazón
estaba tan lleno de amor que cuando alguien se cruzo en su camino con una
necesidad desesperada que él era capaz de satisfacer, hizo todo lo que podía
hacer. Nunca hubo una duda o vacilación.
En otras palabras, el
samaritano nunca se detuvo a preguntar lo que el abogado había preguntado:
<<¿Y quién es mi prójimo?>>. La pregunta mucho más importante
seria: <<¿De quién soy yo prójimo?>>. La respuesta es de cualquier
persona en necesidad.
Pero seamos honestos
con nosotros mismos. Si nos encontramos en un escenario como este en la vida
real, la mayoría de nosotros probablemente pensaría que la generosidad del
samaritano hacia un extraño parecía excesiva. ¿Alguna vez dejo todo de lado para
ayudar a un desconocido en una situación desesperada? Mas al punto, ¿alguna vez
ha hecho esto a alguien que era su enemigo? ¿Corrió usted el riesgo de
contagiarse con tal de ministrar a todas sus necesidades? ¿Le proporciono todo
lo que necesitaba, vendas para sus heridas, le alimento, se quedo con él a
través de una larga noche de dolor, pago sus cuentas, le proveyó habitación por
varias semanas, comida y atención medica, y luego le dejo un cheque en blanco
para que pagara todo lo que pudiera necesitar en el ínterin?
¿No?
Amor sin límites.
En realidad, no hay
alguien que ha hecho todas estas cosas: usted para sí mismo. Esta es
precisamente la forma en que cuidamos de nuestras propias necesidades. Dame lo que necesito. Llama al mejor medico.
Llévame a la mejor instalación médica. Organiza el mejor cuidado que puedas
conseguir. Cuida de mí siempre y cuando lo necesite. Mímame. No escatimes nada
para mí. Podríamos conseguir estar ms cerca al verdadero sacrificio propio
con un miembro de la familia o con un amigo cercano. Pero, ¿Quién aria esto por
un extraño, y mas, por un enemigo? Esto es algo que simplemente no se hace.
Sin duda usted ha
hecho algo maravillosamente generoso en algún momento de su vida. Pero ¿en realidad
ama a extraños como este, todo el tiempo?
Por supuesto que no. Jesús
esta describiendo un amor poco común que no tiene límites. Tenga en cuenta que
esta es también una especie de replica a la pregunta original del intérprete de
la ley en Lucas 10:25:
<<¿Haciendo que cosas heredare la vida eterna? La respuesta es la
siguiente:
¿Qué esta escrito en
la ley?
<> (v.27).
<> (v.28)
Jesus conto la parábola del buen samaritano con el fin de mostrar el
estándar increíblemente alto que establece la ley para nosotros. Es un reproche
no solo para el abogado, sino también para todos nosotros. Si realmente
amaramos siempre a nuestros prójimos de la misma forma en que amamos y cuidamos
de nosotros mismos, la generosidad del samaritano no parecería tan notable.
Cualquiera que fuera
la trampa polémica que el intérprete de la ley tenía prevista poner a Jesús,
fue vencida por esta parábola. Al final de la Historia, Jesús le volvió la
propia pregunta al abogado: <<¿Quién, pues de estos tres te parece que
fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones?>> (v.36).
Con la poderosa
lección de la parábola todavía flotando en el aire, el abogado tenía una sola
respuesta posible: <> (v. 37).
La siguiente respuesta
de Jesús debería haber provocado una profunda convicción y una humilde confesión
de la propia incapacidad del hombre: << Ve, y has tu lo mismo>> (v. 37).
Aquí está el asunto:
la ley exige que usted ame así todo el
tiempo. Como intérprete de la ley, el hombre debería haber sabido que no
podía realizar un simple acto de altruismo extravagante e imaginar que él había
cumplido con las exigencias de la ley para siempre. La ley exige la perfección todo el tiempo. <> (Deuteronomio 27:26). <> (Santiago
2:10).
Así que la respuesta
final de Jesús al hombre: <>, debería haber
movido al intérprete de la ley para abogar por la gracia y el perdón. Si esto
es lo que significa la ley cuando promete vida a los que obedecen (Levítico 18:5), nosotros no tenemos
esperanza en absoluto bajo la ley. Lo único que la ley pude hacer por nosotros
es condenarnos. <> (Romanos
7:10). Debido a que la ley exige una absoluta perfección sagrada (Mateo 5:48), nadie que alguna vez haya
pecado puede estar preparado para la vida eterna en términos de la ley. Esto es
lo que el abogado debería haberse dado cuenta. Así debemos hacerlo nosotros. La
plena verdad es que incluso los cristianos, en cuyos corazones <> (Romanos 5:5) no aman consecuentemente como
exige la ley.
Pero hay una lección más
profunda aquí. La forma en que el buen samaritano cuido al viajero es la manera
en que Dios ama a los pecadores. De hecho, el amor de Dios es infinitamente más
profundo y más increíble que esto. El samaritano sacrifico su tiempo y dinero
para cuidar a un enemigo herido. Dios dio a su propio Hijo eterno para que
muriera por los pecadores que merecen nada más que la condenación eterna.
<>
(Romanos 5:6-8). De hecho, <enemigos,
fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su hijo>> (v. 10, énfasis
añadido).
¿Que hizo Cristo para
redimir a su pueblo que supera con creces el acto admirable de benevolencia en
la parábola? Cristo es la encarnación viva del amor divino en toda su perfección.
El es sin pecado: <> (Hebreos 7:26). Durante su vida terrenal, El cumplió
literalmente cada jota y cada tilde de la ley en absoluta perfección. Y luego
en la muerte, el llevo el castigo del pecado de otros. Por otra parte, su
justicia inmaculada, incluyendo el merito completo de ese perfecto amor, es
imputada a aquellos que confían en El cómo Señor y Salvador. Sus pecados son
perdonados y son vestidos de la justicia perfecta que requiere la ley. Heredan
la vida eterna, no como una recompensa por sus buenas obras, sino por pura gracia,
por la obra de Cristo en favor de ellos.
Si este abogado solo
hubiera confesado su culpa y admitido su incapacidad para hacer lo que la ley
exige, Jesús habría estado dispuesto a ofrecerle una eternidad de misericordia,
gracia, perdón y amor verdadero. Si el simplemente hubiera sentido su
necesidad, la respuesta en lenguaje sencillo y directa a su pregunta ya estaba
en los labios de Jesús, quien dijo repetidamente cosas como:<> (Juan 5:24). <> (3:36). <>
(10:27-28). <> (11:26).
Jesús nunca hizo tal
promesa a almas engreídas y santurronas. Tanto este hombre como el joven rico
le hicieron preguntas específicas acerca de cómo heredar la vida eterna, y El
les respondió confrontándolos con las exigencias de la ley. Pero para aquellos
que tienen oídos para oír, El dejo de forma constante y muy clara que la vida
eterna no se gana mediante los meritos de la ley; más bien, es la herencia de
gracia de todos los que verdaderamente ponen su fe en Cristo como Señor y
Salvador.
¿El hombre acepto la
lección que Jesús le estaba enseñando? ¿Confeso su incapacidad cuando Jesús le
dijo: <>? ¿Reconoció su necesidad de gracia
y arrepentimiento?
Al parecer no. Este es
el final de la historia. Lucas pasa inmediatamente a un incidente diferente del
ministerio de Jesús. Públicamente deshonrado en su fallido intento de ganar un combate
verbal con Jesús, el anónimo intérprete de la ley simplemente desaparece de la
narración y nunca oímos hablar de él. Como típica persona religiosa orgullosa y
autosuficiente, podría haber hecho una resolución de duplicar sus buenas obras
con el fin de demostrarse a si mismo que era digno del favor divino y la vida
eterna. Tales personas ignoran (o deciden no creer) lo que la justicia de dios
en realidad exige de ellas. Tratan de establecer su propia justicia sin
someterse a la justicia que Dios ha revelado en Cristo (cp. Romanos 10:30). Leen la parábola del buen samaritano como si
nada mas fuera un mandato para el humanitarismo.
Está bien que la
parábola nos motive a perfeccionar nuestro amor por nuestro prójimo. Espero que
usted sea motivado de esta manera. Pero si esta es su única respuesta a la
parábola, entonces es prácticamente la peor respuesta que alguien podría dar a
la lección que Jesús estaba enseñando. Esta parábola tiene el propósito de
impulsarnos a confesar nuestra debilidad pecaminosa (revelada en nuestra falta
de compasión y amor sacrificial) y buscar gracia y misericordia, acercándonos,
arrepentidos, con fe a Jesucristo. El es el único que cumplió verdadera y
perfectamente lo que la ley exige de nosotros. Solo El <> (Hebreos 7:25) El es la única fuente
verdadera de vida eterna.
Si ese abogado verdaderamente
hubiera mirado en la ley de Dios como el mismo recitaba los mandamientos) y
hubiera reconocido su pecado en lugar de alejarse <> (Santiago 1:24), habría
encontrado un Salvador cuyo yugo es fácil y ligera su carga. Pero como vemos,
la Historia termina sin una pizca de arrepentimiento de su parte.
Esta no debe ser nuestra respuesta a esta
parábola.