“Si te despidieron del trabajo es porque Dios tiene uno mejor para ti”. “Si perdiste tu casa, es porque Dios tiene otra más grande aguardándote”. “Si tu cónyuge te dejó, es porque Dios tiene una mejor persona para tu vida”.
Frases como estas son comunes en los púlpitos de muchas congregaciones, en libros “cristianos”, y conferencias. Mucha de la predicación actual promete que los problemas en la vida diaria son como peldaños para algo superior. “Mejores cosas, más cosas, nuevas cosas”, se anuncia. ¿La promesa que lo resume todo?: “Lo mejor está por venir”.
La base bíblica para afirmar eso, se argumenta, está en Romanos 8:28: “Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a Su propósito”. El predicador de prosperidad reinterpreta la promesa del texto para convertirla en el eslogan “lo mejor está por venir”. Según este entendimiento, las dificultades son anticipos de bendiciones terrenales que Dios traerá.
Por ejemplo, Joel Osteen, hablando sobre este versículo, afirma que “si puedes mantener una actitud de fe, Dios hará que toda situación ayude para tu bien”.1 Él añade que Dios usa tus dificultades “para la promoción que tiene reservada para ti. Está usando lo que hoy vives para prepararte para lo bueno por venir”.2 En un mensaje aparentemente basado en Romanos 8:28, promete a sus oyentes que “la razón por la que Dios cierra una puerta es porque tiene otra puerta mejor para nosotros”.3 Esto va acorde a la enseñanza de muchos predicadores conocidos hoy. Por ejemplo, Brian Houston, un predicador muy famoso, dice:
“Después de ver la manera en que Dios cambia los corazones, satisface necesidades imposibles, sana enfermedades incurables y restaura a las personas, estoy más que convencido de que el Señor no nos creó para vivir una vida mediocre, para que nos conformásemos con lo peor… El Señor tiene un propósito y un plan únicos para ti. Tu vida, amor y liderazgo se crearon en los cielos mucho antes de que fueran puestos los cimientos de la Tierra. ¡Ya comenzó tu aventura espiritual, y lo mejor aún está por venir!”.4
Bajo este punto de vista, la dificultad económica, las relaciones rotas, y las enfermedades son señales de una “vida mediocre”. De acuerdo a Houston, por ejemplo, ser sostenido en medio de la aflicción equivale a conformarse “con lo peor”.
Vale la pena preguntarnos: ¿Esta idea tan común refleja el verdadero significado de Romanos 8:28 y el mensaje de la Biblia?
El mayor bien según Romanos 8
Romanos 8:28 es como un resumen de lo que Pablo viene diciendo en los versículos anteriores. Él ha enfatizado la realidad de la aflicción y sufrimiento que los creyentes experimentamos (Ro. 8:17-27). En este sentido, “todas las cosas” hace referencia especialmente a la tribulación y el dolor. Romanos 8 celebra que el Espíritu Santo es la provisión de Dios para ayudar al creyente en su lucha contra el pecado y la aflicción.
Aunque Dios puede prosperarnos materialmente en esta vida, el mayor bien que Él quiere darnos es que seamos más como Jesucristo
Ahora, como ya mencionamos, el verso 28 dice que “para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien”. Para entender mejor el texto, debemos saber cuál es el “bien” que vendrá. ¿Qué es lo bueno que nos pasará? El bien que Dios persigue está explicado en el siguiente verso: “Porque a los que de antemano conoció, también los predestinó a ser hechos conforme a la imagen de Su Hijo” (Ro. 8:29, énfasis añadido).
En otras palabras, el bien para el que obran todas las cosas no se trata de las bendiciones que usualmente queremos: más dinero, salud, y una vida larga sin problemas, por ejemplo. En cambio, el bien que Dios busca para nosotros es hacernos conforme a la imagen de Cristo según su propósito eterno. Él trabaja para hacernos más sensibles, compasivos, dependientes de Él, sencillos, santos, mansos, humildes, y misericordiosos.
Dios usará cada circunstancia —incluyendo la aflicción y lo que algunos califican como una “vida mediocre”— para llevar esto a cabo.
Cuando un predicador dice “lo mejor está por venir” (en el sentido que hemos visto), se enfoca en la salida de los problemas, la sanidad física, la promoción laboral, la recompensa material, el éxito en las relaciones y negocios, la estabilidad financiera, y demás cosas. Pero como vemos, Romanos 8:28 está lejos de ese enfoque en bendiciones terrenales y abundancia material. Aunque Dios puede prosperarnos materialmente en esta vida, el mayor bien que Él quiere darnos es que seamos más como Jesucristo.
Una diferencia crucial
Es cierto que Dios es bueno, sabio, poderoso, y logra cosas preciosas por medio del sufrimiento. Cierra unas puertas para luego abrir otras, para el bien de los suyos. Nos lleva por situaciones difíciles para luego traer cambios y bendición. Es más, en ocasiones podemos ver que las circunstancias por las que sufrimos son precisamente las que Dios usó para llevar a cabo sus propósitos. Esto lo aprendemos una y otra vez en la Escritura.
Dios es bueno, sabio, poderoso, y logra cosas preciosas por medio del sufrimiento
Por ejemplo, José fue vendido por sus hermanos y Dios orquestó eso para que él fuera a Egipto y fuese usado para traer bendición a su familia (Gn. 50:20; Sal. 105:17). Asimismo, la persecución de los cristianos en Jerusalén hizo que los creyentes llegaran a Samaria y luego a otros países dando ocasión para que el evangelio se expandiera al mundo gentil (Hch. 8:4). ¡Dios obra sus propósitos en sus hijos incluso por medio de la dificultad!
Pero una cosa es celebrar que Dios puede sacar cosas buenas de las malas, y otra es asegurarle a las personas que toda aflicción es el anticipo de una “mayor bendición” definida como prosperidad material y bienestar terrenal. Una cosa es confiar en la sabiduría y bondad de Dios que obra para bien en la aflicción, y otra muy distinta es afirmar con certeza que Dios, por ejemplo, duplica materialmente lo que nos quita; o que “un paso atrás siempre significa dos pasos hacia adelante”; o que caer en la aflicción nos asegura “promoción” en algún área de nuestra vida. Aquí está la diferencia crucial.
Confiando en el Dios soberano
Muchos son los que creen que “lo mejor está por venir” de esta manera, y luego terminan decepcionados, incluso apartándose de Dios y la iglesia. Este es uno de los resultados terribles de una interpretación errada de un texto precioso como Romanos 8:28.
En realidad, este texto nos recuerda el poder soberano de Dios para que así tengamos consuelo en medio de toda prueba. Si todo obra para bien es porque Dios lo hace posible. Él gobierna todo y podemos descansar en Él. Este enfoque trae una nueva y esperanzadora expectativa en el sufrimiento para la mente y el corazón del creyente.
Como Jerry Bridges ha dicho:
“La verdad en la que debemos creer es que Dios es soberano. Él hace su buen propósito y éste nunca se frustra; Él dirige y controla todos los eventos y todas las acciones de sus criaturas de tal forma que nunca pueden actuar fuera de Su voluntad soberana. Debemos creer y aferrarnos a esto cuando enfrentemos la adversidad y la tragedia, si queremos glorificarle confiando en Él”.5
Cristo es mejor que todo lo demás
Entender esto nos recuerda que los predicadores no somos llamados a impresionar y entusiasmar al pueblo de Dios con falsas expectativas. Al contrario, recordemos que “el objetivo más importante de un sermón no es crear fascinación, ni informar la mente o impactar la memoria, sino confrontar la mente y el corazón con la verdad bíblica para que la voluntad del creyente sea conformada a los propósitos de Cristo”.6
Cristo es mejor que la salud, la estabilidad financiera, y una vida cómoda y segura
Necesitamos entender que, aunque en cierto sentido sí podemos decir que “lo mejor está por venir” (al pensar en nuestra eternidad con Cristo y no en simples bienes), tal vez la frase debería cambiarse más bien por “lo mejor ha llegado”. Lo mejor para el creyente ya lo tenemos en Cristo hoy. Es por su sacrificio que todo obra para nuestro bien cuando antes estábamos bajo condenación. Cuando estemos en gloria nuestra experiencia de su suficiencia será mayor, y esto está asegurado porque Él ya vino a nosotros.
“Quiero ganar a Cristo”, decía Pablo (Fil. 3:8-10). Cristo es mucho mejor que una vida libre de problemas. Él es mejor que la salud, la estabilidad financiera, y una vida cómoda y segura. No hay bien más precioso que Cristo. El Señor Jesucristo es infinitamente más valioso que cualquier cosa que los hombres valoran. Es más estimable que cualquier cosa por la que los hombres se alaban y que todas las cosas en las que ellos confían. La experiencia de haber sido salvado por Él y conocerlo es insuperable, y por eso Pablo quiere tener más de Cristo. Lo mejor ya ha llegado a nuestras vidas en Él.
Así que, si te despidieron del trabajo, no necesariamente significa que Dios tiene para ti uno mejor. Si perdiste tu casa, eso no es garantía de que tendrás una más grande en los próximos años. Si tu cónyuge te dejó, eso no significa que Dios tiene a otra persona para ti. Puede que tengas muchos momentos difíciles por delante. Pero puedes estar seguro de esto: Dios usa todo para hacernos más como su Hijo si hemos creído su evangelio, conociéndolo cada día más. Eso es mejor que cualquier otra cosa que Él pueda darnos.
1 Joel Osteen, Lo mejor de ti (Howard Books), p. 253.
2 Ibíd, p. 254.
3 Sermón “It’s all good”, minuto 12.
4 Brian Houston, Vive Ama Lidera: ¡Lo mejor de tu vida está aún por venir! (Editorial Patmos), loc. 99-105. Énfasis añadido.
5 Jerry Bridges, Trusting God (NavPress), p. 53.
6 Bryan Chapell, Christ Center Sermons: Models of Redemptive Preaching (Baker Academic), p. 21.